WIZ KHALIFA
Salió el alcalde de Medellín todo verraco porque un rapero llamado Wiz Khalifa llevó flores a la tumba de Pablo Escobar. Lo regañó tratándolo de sinvergüenza. Así, berriondo nuestro alcalde, como nos gusta a los antioqueños, defendiendo el honor mancillado. Varón.
No voy a defender la actitud del rapero. Por supuesto que es una ofensa a las víctimas y una apología al delito. Pero salir a escandalizarse cada vez que un despistado haga eso es síntoma de inmadurez y superficialidad. Además denota, en el caso del alcalde, un pensamiento autoritario preocupante al sugerir que los empresarios que traigan artistas polémicos deben ser sancionados como “en cualquier país del mundo” y la presentación prohibida.
Que el alcalde manifieste su reprobación así y se desgaste en polémicas inútiles y frívolas, vaya y venga. Está en su derecho. (¿Otra improvisación?). Pero que como primera autoridad sugiera medidas de represión es un despropósito. ¿En cuáles países prohíben a los artistas por sus acciones? ¿En Corea del Norte, Irán, Cuba o Venezuela? Por ese camino vamos impidiendo todo lo que no nos parezca y coartando libertades a destajo. Claro, eso vende en esta sociedad irreflexiva tan ofendida con las superficialidades, tan proclive a la coerción furiosa y tan permisiva con la falta de acción en lo verdaderamente importante y trascendental.
Comportamientos como el de Khalifa pueden ser aprovechados para debatir y reflexionar de una forma diferente la ciudad que queremos y no distraernos en polémicas improductivas perdiendo el fondo de la discusión social significativa. Es un hecho que Pablo Es
cobar se convirtió en un referente nuestro ante el mundo. No lo podemos ocultar. En vez de responder con agresión, a lo paisa, debemos responder con reflexión y debate con la persona que supuestamente nos ofende y con la ciudad.
Porque cargamos con nuestras vergüenzas. Vergüenza deberíamos tener nosotros que no hemos podido superar nuestras diferencias. Vergüenza nosotros que no hemos podido construir una sociedad justa y equitativa. Vergüenza nosotros que seguimos siendo machistas, homófobos, racistas y violentos. Vergüenza nosotros que privilegiamos la ilegalidad.
Y ya que esta polémica la encendió un artista, pues miremos artistas locales que nos recuerdan nuestras desgracias que prevalecen: las películas de Víctor
Gaviria, que desde que tengo memoria hace que sintamos vergüenza (“La Mujer del Animal” debe estar repitiéndose ahora, en tiempo real, de diferentes formas, en nuestra ciudad). O las novelas de Fernando
Vallejo (“El Desbarrancadero” o “La Virgen de los sicarios”, dos obras que recuerdan nuestros desvaríos). Inclusive alguna de
Tomás González como “Abraham entre bandidos”. O el periodismo de Alonso Salazar (“No nacimos pa semilla” y “La parábola de Pablo”). O la música salida del dolor y segregación de nuestras laderas con los punk Infesto: “A mi no me ayude” o el rock de Nepentes: “Somos violentos”. Eso lo ve el mundo.
Preocupémonos porque los que vengan a visitar esos sitios también vivan un contraste real, opuesto con lo que pasó. Porque nos falta camino y hasta ahora nos sale una canción de IRA por las vergüenzas sin superarse: “Eso es todo lo que ustedes se merecen, un tomate bien podrido en la cabeza”
En vez de responder con agresión, a lo paisa, debemos responder con reflexión y debate con la persona que supuestamente nos ofende.