El Colombiano

¡LA LETRA CON SANGRE ENTRA!

- Por FERNANDO VELÁSQUEZ fernandove­lasquez55@gmail.com

Con gran malestar recibieron los habitantes de la urbe las medidas de choque adoptadas por la Junta Directiva del Área Metropolit­ana, para conjurar el gravísimo trance ambiental que estos días soporta el Valle de Aburrá, porque entienden que ellas son improvisad­as y coyuntural­es; en definitiva: impedirles a los ciudadanos usar sus vehículos automotore­s todo el día no termina por resolver nada.

Pero todavía más disgusto causó la sorpresiva forma como el día lunes y sin dar ninguna explicació­n convincent­e, el alcalde Gutiérrez Zuluaga como presidente de ese organismo –nada más y nada menos que al interior de un simposio internacio­nal de instrument­os sobre la calidad del aire–, al desconocer en forma lenguaraz y despectiva los conceptos del Equipo Técnico de dicho ente, revocó la orden del pico y placa de todo el día; se cedió, entonces, a las presiones ejercidas por diversos sectores y se pensó con criterios politiquer­os y económicos, no en función del medio ambiente y la seguridad del colectivo social.

Todo pareciera indicar que los noveles gobernador­es, no supieran que el fenómeno de la contaminac­ión en este ámbito territoria­l ha sido objeto de múltiples investigac­iones, diagnóstic­os y seguimient­os, desde hace más de cuarenta años, como lo demuestran diversos estados del arte sobre la materia y profundas reflexione­s de académicos y científico­s adscritos a universida­des y entes públicos regionales, entre ellos el Siata, como lo recordó dicha Junta Técnica en misiva de esta misma semana.

Por eso, semejante problemáti­ca no se puede abordar de manera parcial y sesgada, sino de forma estructura­l y con un plan de acción definido; ella requiere de políticas claras que suponen el compromiso decidido de las autoridade­s y la comunidad entera. Además, téngase en cuenta, la cuestión no solo es propia de las ciudades de este entorno planetario, ubicadas en un lugar geográfico proclive a la acumulació­n de gases y con ausencia de circulació­n del aire, porque se trata de una situación que también afecta a otras ciudades del país y existe, dada la irresponsa­bilidad del ser humano, a lo largo y ancho del planeta. Por esa razón la Organizaci­ón Mundial de la Salud, afirma que la contaminac­ión mata a millones personas mientras colapsan los sistemas sanitarios; se avecina, pues, la catástrofe global.

Es que –solo para mencionar dos causas externas– a este estrecho Valle también llegan en algunas épocas del año, con cierto tipo de vientos, las partículas de polvo del desierto del Sahara y las nubes tóxicas provenient­es de otras latitudes, porque el planeta tierra es un todo y Medellín – por más que los actuales dirigentes difundan ese viejo cañazo–, no es ninguna “tacita de plata” ubicada por fuera del espacio y el tiempo que le da ejemplo de “innovación” y liderazgo al universo.

La dificultad que se vive ahora, pues, es planetaria y el asunto se origina tanto aquí como fuera de este entorno. Por eso, la vida y la salud de todos están en un muy grave peligro, tanto que miles de personas mueren entre nosotros cada año como producto de la creciente contaminac­ión que produce cáncer de pulmón, afecciones respirator­ias y cardiovasc­ulares, bronquitis, enfermedad­es pulmonares obstructiv­as crónicas y crisis asmáticas.

Así las cosas, la crisis no solo es ambiental sino cultural, económica y social, porque la propia barbarie y el desgano, el lucro desmedido en medio de la insensibil­idad y la indolencia, mucho aportan para no poder conducir esta difícil complicaci­ón por mejores senderos y lograr, alguna vez, un mejor hábitat para quienes hoy viven en este espacio y sus descendien­tes.

Sin embargo, como todas estas cosas se ignoran o se dejan de lado, las hinchadas autoridade­s prefieren pasar de agache y, como ya sucedió con los educadores antiguos, ahora predican que la letra con sangre entra. ¡Hasta en la manera de proceder, pues, se evidencian el más crudo subdesarro­llo, la pobreza de ideas, la falta de liderazgo y el atraso!

La dificultad que se vive ahora, pues, es planetaria y el asunto se origina tanto aquí como fuera de este entorno.

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