Alimentos en plásticos: ¿necesidad o desperdicio?
Productos en ese material duran más, ¿pero se justifica siempre sabiendo el daño ambiental?
Mientras el mundo pierde 1300 millones de toneladas en alimentos cada año en cuya producción invierte 165 millones de dólares de acuerdo con la FAO, la industria y el comercio disponen 78 millones de toneladas de plástico ( en 2013) para empacar sus productos y, en muchos casos, alargar la vida de los bienes perecederos.
Unos empaques que cuestan 260 000 millones de dólares y de los que poco se recupera después de un uso breve: 95% desaparece para la economía, con un 40% enterrado en basureros y un 32% contaminando tierra y mares.
El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente ha estimado en US$ 40 000 millones esas externalidades asociadas al empaquetamiento de productos y a la producción del plástico.
De los empaques de plástico solo 28% se recoge para otros usos, de lo cual la mitad se incinera y al final solo 2% se recicla en aplicaciones de alto valor.
Unas cifras que inquietan, pero ¿ cómo conservar entonces los alimentos?
“Es demasiado curioso cómo es de estúpido el empaquetamiento moderno”, expresó hace un tiempo el diseñador William McDonough en el portal greenbiz.com.
Y aunque se trata de extender la vida de los productos, en no pocas ocasiones se recurre al plástico para llamar la atención del consumidor, llegándose a envolver frutas y verduras en rebanadas.
Llamado
En La Nueva Economía del Plástico: Repensando el Futuro de los Plásticos, una publicación de la Fundación Ellen MacArthur con el respaldo del Foro Económico Mundial, se trata de conciliar las posiciones que el tema suscita.
No es sencillo. Se estima que en los mares hay 150 millones de toneladas de plástico afectando sus ecosistemas y formas vivas, estimándose que a 2050 habrá más plástico en ellos (en kilos) que peces. A 2050 serán unos 1,2 millones más del producto cada año
Más del 60% del plástico recogido en las playas proviene del empaque de alimentos.
Pero la industria del empaquetamiento no cree que sus productos sean algo estúpido, reportó en un extenso informe Alexander E. Tullo, editor senior de Chemical & Engineering News, publicación de la Sociedad Americana de Química (ACS).
Uno de los nuevos productos en boga, las películas
multicapas que protegen alimentos como la carne al vacío, suscitan críticas al ser más difíciles de reciclar que el metal, el papel o el vidrio.
Para involucrados en el sector, empacar con plástico es más que envolver un alimento o una bolsa para ir de compras. Se trata de preservar los productos.
Los bananos, por ejemplo, duran 15 días sin empacar, frente a 36 en bolsas perforadas de polietileno.
Y pueden verse hasta pepinos envueltos: su vida se extiende de tres días a 14.
No todo necesita plástico. Tullo dijo a EL COLOMBIANO