Educar por materias tiende a ser obsoleto
El currículo tradicional se ha enfocado en los contenidos. Por los de ahora hay una pregunta, ¿buscan otros horizontes?
Las materias tradicionales tienden a desaparecer, a mezclarse o a transformarse, porque aún muchos expertos están de acuerdo en que estas no resuelven los intereses de las comunidades. Por eso será cada vez más común encontrar currículos personalizados, no sólo para los individuos, sino también para las comunidades.
El mundo no se divide en perspectivas matemáticas, geográficas, históricas o tecnológicas.
José Julián Ramírez, ingeniero que hace parte del equipo de educación del Parque Explora, dice que “el currículo que nos tocó a nosotros se enfoca en los contenidos y en la actualidad el currículo busca otros horizontes como los intereses de las comunidades en sus propios contextos. Por eso se comienza a ver que el currículo ya tiene presente otros aspectos como los escenarios físicos desde lo arquitectónico, la infraestructura tecnológica, los espacios externos de complemento educativo como los museos, bibliotecas y parques”.
Según Ramírez, los estándares curriculares del Ministerio de Educación no son una camisa de fuerza, sino un escenario para alcanzar las competencias mínimas necesarias que un ciudadano necesita para identificar y resolver los problemas locales, regionales, nacionales y mundiales
Por eso el Ministerio respeta la autonomía de las instituciones educativas, porque siempre espera más de ellos.
Los mínimos
La globalización en la educación se articula bajo el discurso de la sociedad del conocimiento y se instrumentaliza, entre otras formas, a través de las pruebas comparativas llevadas a cabo por organismos internacionales como PISA de OCDE y TERCE de Unesco.
Según Jorge Ríos, subsecretario de educación de Medellín, en general las instituciones educativas de la ciudad cumplen estándares curriculares mínimos del Ministerio de Educación. “Las olimpiadas formativas en la que cerca de 90.000 niños participan en un concurso educativo, nos permiten constatar que los estudiantes de Medellín está muy cerca de cumplir con los estándares curriculares mínimos”.
Es bien sabido que hay nuevos desafíos en la educación y, por lo tanto, es natural que los planes de estudios cambien con frecuencia. Según Frank Locker, asesor educativo estadounidense de es- cuelas públicas de Bogotá e instituciones privadas como el Gimnasio Los Caobos, “hay que buscar que nuestros estudiantes tengan experiencias de aprendizaje tan poderosas que las recuerden el resto de sus vidas. Espero que cualquier educador esté dispuesto a cambiar su método de enseñanza y sea receptivo al cambio continuo para cumplir con las metas que acabo de esbozar. De esta manera, la educación reflejará mejor el mundo que está fuera de la escuela, donde el cambio es la única constante.”
El modelo finlandés
En el documental ¿Qué invadimos ahora?, Michael Moore presenta un fragmento sobre el éxito educativo de Finlandia, este ha popularizado la idea de que Finlandia, el país que se ubica siempre en los primeros puestos escolares, ha reformado su educación con un revolucionario método de aprendizaje. La propuesta de los finlandeses es terminar con las asignaturas y, en cambio, estudiar eventos, situaciones o temas.
Según el medio inglés The Independent, la propuesta tiene detractores, pues los profesores acostumbrados al método tradicional temen que se pierda el foco y se le termine dando mucha importancia a la práctica, dejando de lado la teoría.
En Colombia, ¿esta propuesta sería viable?
Paraísos de Color
En la institución educativa Paraísos de Color “lo primero es el ser”. Diana, profesora y directora de la institución primaria ya ha acompañado el proceso de diez cursos de quinto de primaria y asegura que “cada año es diferente, todos los niños son diferentes. Por ejemplo, este 2017 tengo un grupo muy piloso y a pesar de que nunca les permitimos el uso de tablets o celulares, pero como la escuela ha cambiado decidimos hacer el experimento con estos chicos”.
La filosofía de su institución plantea una educación verdaderamente integral. “La educación tradicional nos muestra las materias separadas, pero realmente estas no se deberían aislar. Todo debería ser un solo paquete, yo no entiendo porque me daban ética separada de matemáticas, ¿es que acaso las matemáticas no deben ser éticas?
Gracias a la autonomía que les da el Ministerio de Educación, Restrepo dice que sus es- tudiantes tiene tiempo de pasar por todos los procesos de pensamiento. “Steiner y el proverbio chino que dice: si lo veo puedo tal vez recordarlo; si lo veo y lo escucho, puede serme de mucha utilidad; pero si lo veo, lo escucho y lo hago, jamás podré olvidarlo, porque hace parte de mí mismo, me enseñaron que el niño tiene que tener toda la experiencia en material concreto, después representarlo para llevarlo luego a nivel simbólico”.
Esto mismo planteó Rudolf Steiner, fundador de la educa- ción Waldorf, quien derivó su epistemología de la visión del mundo de Johann Wolfgang Goethe, según la cual “el pensamiento es un órgano de percepción al igual que el ojo o el oído. Del mismo modo que el ojo percibe colores y el oído sonidos, así el pensamiento percibe ideas”.
Cristóbal Cobo, doctor en ciencias de la comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, abre una pregunta interesante sobre los currículos escolares: “¿Se podría avanzar hacia un wiki-currículo que sugiera preguntas transdisciplinarias y que deje en manos de educadores y
“Hacer un ensayo es resolver un gran problema de matemáticas. Nuestros niños lo hacen todos los días” DIANA RESTREPO Directora del Paraísos de color.
educandos la tarea de trazar, conectar y experimentar posibles respuestas, en muchos casos, complejas y ambivalentes como la realidad misma?”.
Las temáticas y sus respuestas predeterminadas, ¿son el dispositivo más apropiado para guiar la formación? Además de abrir interrogantes en cuanto al valor del programa de estudio como una de las piedras angulares de la educación tradicional, los retos contemporáneos con la globalización y la desbocada sobre información plantean la necesidad de redefinir la relación con el conocimiento como materia prima