#TODOSCONMOCOA
Las fuertes lluvias y la deforestación causaron una seguidilla de avalanchas. No se ha precisado aún la cantidad de desaparecidos ni de damnificados.
Al cierre de esta edición se superaban las cifras de la tragedia de Salgar del 18 de mayo de 2015. En la capital de Putumayo se contabilizaron 193 muertos, 202 heridos y 200 desaparecidos, que dejaron avalanchas provocadas por las fuertes lluvias. Se declaró Calamidad Pública y el país entero pidió solidaridad con este hashtag.
La mitad de Mocoa se convirtió en lodo. Las repetidas avalanchas que se presentaron desde la media noche del viernes y que se repitieron durante el día de ayer, con la crecida de las quebradas Mulato y La Taruca y del río Sangoyaco, que desembocan en el río Mocoa, se llevaron lo que encontraron a su paso. Al cierre de esta edición dejaron 193 personas muertas, 202 heridas, 22 de ellas en grave estado, y hay una cifra incierta desaparecidos ( según datos entregados por el presidente Juan Manuel Santos a las 6: 45 p.m. de ayer).
En solo una noche sobre la capital de Putumayo cayó un tercio de las lluvias que usualmente cae durante un mes completo, según el Ideam. En total fueron 17 barrios afectados: “El barrio San Miguel sufrió graves daños, casi desapareció”, relató el director de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres, Ungrd, Carlos Iván Márquez, quien aseguró que esta es la peor tragedia que las lluvias han causado en ese departamento.
El hospital José María Hernández y puestos de salud colapsaron, por lo que Ungrd y fuerza pública desplazaron hacia el sitio de la tragedia a más de 150 socorristas, entre ellos 10 médicos y 12 enfermeros.
Esto fue loq ue se vivió
Cuando se dio la primera avalancha, hacia la media noche del viernes, Mocoa quedó a oscuras, el fluido de luz eléctrica se perdió por completo, por eso fue tan difícil para las familias que habitanen los barrios más afectados encontrarse.
Quienes lograban salir de sus viviendas trataban de ayudar a todo el que encontraran en el camino, es el caso de Bolívar Salazar, quien vivía en el barrio San Miguel.
Él, su esposa y sus dos hijos lograron salir de la casa, que quedó en ruinas, y empezaron a ayudar a sus vecinos, sobre todo a los más pequeños: “Eso fue sin ningún aviso, ¿quién iba a saber cuándo pasaría eso?, era mucha la tempestad y a la noche se nos vino esa avalancha. Aquí estamos colaborando, ayudando a sacar niños, lo importante es que Dios nos libró del peligro y estamos con vida”, le contó a EL COLOMBIANO.
Los damnificados salieron de sus casas como pudieron, a muchos los sacó el agua, y quedaron sin nada, solo con la ropa empantanada que tenían puesta.
Una parte de Mocoa no fue afectada, todavía no se ha precisado a qué porcentaje de hogares no alcanzó a llegar la ava- lancha, pero cartográficamente es la mitad de la ciudad. En esa zona vive Luis Eduardo Cerón, pero la inquietud de su hijo por encontrar a sus compañeros del colegio lo llevó al lugar de la tragedia.
La casa de los compañeros de su hijo está destruida y, aunque los buscaron durante toda la mañana, hacia el mediodía de ayer no habían podido encontrarlos.
“Lo que hay aquí es que la magnitud de la tragedia es grande, es de magnitudes incalculables, porque lo que uno alcanza a observar es que se llevó muchas casas, que semidestruyó muchas más, hay una grutas inmensas que ha dejado la avalancha, hay una cantidad enorme de árboles que han bajado junto con la avalancha”, relató Cerón a EL COLOMBIANO.
La mitad de Putumayo (medio y bajo) no tiene luz, ya que las subestaciones de energía eléctrica fueron destruidas y, de acuerdo con Cerón, la mayor parte del cableado quedó en el piso, hay postes de la energía caídos. Tampoco hay agua, las bocatomas de los dos acueductos desaparecieron con la avalancha.
Además de las viviendas, sobre las que aún no hay un censo, cuatro puentes fueron afectados, tres de ellos sobre la vía nacional, a cargo del Invías.
La única vía terrestre hacia Mocoa que se mantiene abierta es la que va desde Pasto, cuyo recorrido es de 6 horas; no ocurre lo mismo con la que va desde Pitalito que, por las fuertes lluvias, presenta pérdida de banca.
36.185 habitantes tenía Mocoa, según el censo del Dane (2005).
Todos se volcaron a Mocoa
Muy temprano en la mañana, cuando apenas se hablaba de los primeros muertos, el presidente Juan Manuel Santos anunció su visita a la zona y ordenó que toda la institucionalidad se desplazara a la capital de Putumayo a atender la situación que se vive en el sur del país.
Sobre el medio día el presidente Santos llegó a la zona y luego de un recorrido y de reunirse con las autoridades, el jefe de Estado instó a la gobernadora Sorrel Aroca Rodríguez a declarar la Calamidad Pública, para poder destinar todos los recursos necesarios y atender a la población.
“Las personas que murieron están en nuestros corazones, acabo de hablar con muchas de las familias y vamos hacer todo lo posible no solamente para ayudar a las familias que perdieron sus seres queridos sino a todas las que
perdieron sus casas y los que han sufrido en esta terrible tragedia”, dijo el mandatario.
Lo primero que harán las entidades que no estén encargadas de la búsqueda de personas será alimentar el registro único de damnificados, que requiere atención inmediata: “Eso es muy importante para que todo se dé con orden, en forma coordinada para ser más efectivos”, expresó el mandatario.
Con esta declaratoria se activaron nuevas líneas de atención para las familias afectadas (ver recuadro en la siguiente página) , y se creará
el Plan de Acción Específico.
El personal que atiende la emergencia se ha desplazado desde Nariño, Valle del Cauca, Bogotá, Cauca, Huila y Caquetá. La Sala de Crisis está instalada en el Comando de Policía.
El Presidente manifestó su agradecimiento “al pueblo de Mocoa y Villagarzón que han enfrentado esta emergencia con verdadera templanza, y tengan la seguridad de que el Gobierno, como ha sido costumbre nuestra, hará todo lo posible para que el lugar quede mejor que antes de ocurrida esta tragedia”.
Los damnificados
Mocoa tardará en determinar cuántas personas quedaron damnificadas en medio de este desastre, muchas estuvieron todo el sábado tratando de recuperar cuerpos y, por lo tanto, no se reprtaron en ninguno de los cuatro centros educativos adecuados como albergues.
“Las próximas horas van a ser muy difíciles”, le dijo a EL COLOMBIANO Fabian Vargas, defensor regional de Putumayo, en la tarde ayer, haciendo referencia al aglutinamiento de damnificados en medio de la oscuridad.
En los albergues, entre los que se encuentra el Instituto Tecnológico, se recopila información de damnificados, para poder cruzarla con el registro de heridos y de cadáveres que no han podido identificarse; de esta manera, se podrá concretar la cifra exacta de desaparecidos.
En el hospital se están recogiendo ayudas, inicialmente llegaron frazadas, alimentos y ropa que fueron distribuidos en los albergues, pero “no pa-
recen ser suficientes para la cantidad de personas afectadas”, señaló Vargas.
Según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, seis menores de edad fueron encontrados sin sus padres, por lo que se trasladaron a hogares sustitutos del ICBF, cuatro estuvieron a su cuidado pero fueron entregados a sus familiares cuando aparecieron y tres niños fueron trasladados a Neiva, por su grave estado de salud, en compañía de sus padres.
Se esperan más lluvias
El Ideam mantuvo la alerta roja para Mocoa y Villagarzón, por posibilidad de lluvias ligeras, la última avalancha ocurrió hacia las 9:00 a.m., pero en la tarde se presentaron aguaceros nuevamente que mantuvieron a las entidades en máxima alerta.
La Oficina de Naciones Unidad para la Coordinación de Ayuda Humanitaria (Ocha) recomienda que las personas que deambulen en Mocoa lleven puestas botas y tengan a la mano linternas, ya que puede presentarse encuentros indeseables con víboras
25 viviendas fueron destruidas, pero la cifra puede aumentar ya que no hay un censo.