Moreno le dará oxígeno a la izquierda de la región
El oficialista, que obtuvo mayoría de votos para ser presidente de Ecuador, podría devolverle algo de legitimidad a un chavismo cada vez más desgastado.
Aunque el opositor Guillermo Lasso calificó de “ilegítimos” los resultados de las elecciones presidenciales en Ecuador, el socialista Lenín Moreno se declaró presidente de “todos” los ecuatorianos tras el triunfo en la segunda vuelta del domingo.
Con un 99,29% del escrutinio, el oficialista, del movimiento Alianza País (AP), obtenía un 51,16% de los votos contra 48,84% para Lasso, su contrincante de derecha. Tras la confirmación de los resultados, que le dejan un margen de 10 días a la autoridad electoral para proclamarlos, un séquito de presidentes latinoamericanos felicitaron al nuevo mandatario, que reemplazará a Rafael Correa no solo en figura sino también en ideas.
Justamente la oportunidad del continuismo podría devolverle oxígeno al desgastado socialismo del siglo XXI. Así lo considera Nelly Moreno, politóloga de la Universidad Central de Venezuela, para quien el deterioro y la pérdida de legitimidad que han experimentado el chavismo y el madurismo en los últimos años podrían encontrar alivio en una nueva figura del movimiento en Ecuador.
Pese a eso, Arenas no descarta que las democracias de las región tengan que estar alertas al hecho de que otro gobierno socialista asuma.
“Estos regímenes controlan muy bien los organismos electorales, y todos tienen una propensión a intentar por todos los medios retener el poder, porque está en juego no solo su figura, sino un proyecto que pretende ser hegemónico: el socialismo del siglo XXI”, opina la experta, y añade que los efectos de Moreno como presidente no serán evidentes pronto, “sino que con el tiempo se aclarará si él también pondrá a todas las instituciones y recursos al servicio del actor dominante”.
Ahora, para Carlos Romero, politólogo e internacionalista de la misma universidad, no es aún claro si con la victoria del oficialista en Ecuador se va a orientar el movimiento en ese país a las posiciones radicales de Venezuela. Lo que sí se va a reorientar, apunta, es la relación de Quito con Caracas, y es que para él, en los últimos meses la alianza de Correa con Nicolás Maduro no ha sido tan perfecta como años atrás. Eso fue evidente la semana pasada, cuando el presidente ecuatoriano no hizo clara una posición sobre la calificación de la OEA a Venezuela como país antidemocrático, y aún menos sobre la decisión, luego truncada, de que el Tribunal Supremo asumiera las funciones de la Asamblea Nacional.
La vecindad con Colombia
Los tintes distintos que tiene el socialismo ecuatoriano le han permitido, pese a tensiones fronterizas del pasado, lograr una relación estable con Colombia. De acuerdo con Marta Ardila, jefe del Observatorio Latinoamericano y del Caribe de la Universidad Externado, los altibajos de 2008, luego de la destrucción del campamento del jefe guerrillero Raúl Reyes en Ecuador, los países normalizaron vínculos y se fortalecieron como buenos vecinos. Ahora, como siempre ha existido una triangulación de relaciones con Venezuela, de la estabilidad de este país depende mucho la cercanía futura entre los otros dos.
Al respecto, Carlos Arévalo, internacionalista de la Universidad de La Sabana, cree además que la continuidad de un gobierno como el de Correa le da tranquilidad al Eln, que avanza en diálogos de paz con el Gobierno colombiano en ese país. “Es impensable que se retire el apoyo, aunque haya cambio de mando. Mientras tanto, la guerrilla estará tranquila de que siga el corte socialista en el poder”, concluye el experto