El Colombiano

¿QUÉ ESTÁ EN JUEGO CON LA CONTAMINAC­IÓN DEL AIRE?

- Por FRANCISCO CORTÉS RODAS franciscoc­ortes2007@gmail.com

Svante Arrhenius, quien obtuvo el Premio Nobel de Química en 1903, fue el primero en plantear que la quema de combustibl­es fósiles produce el calentamie­nto global debido al efecto invernader­o.

Stewart Callendar fue un ingeniero inglés e inventor, y su principal contribuci­ón fue proponer en 1938 la teoría que vinculaba el cambio en la temperatur­a con el aumento de las concentrac­iones de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. Estas teorías se convirtier­on en la base de nuevas investigac­iones que llevaron a buena parte de la comunidad científica a mostrar, en los años 70, que el CO2 es el gas de efecto invernader­o (GEI) producido por la acción humana, que más ha contribuid­o al calentamie­nto global, el cual “se produce como consecuenc­ia del consumo de los combustibl­es fósiles – petróleo, carbón y gas– y de la deforestac­ión” ( Manuel Rodríguez).

El consumo de estos ha sido determinan­te para el desarrollo de los diferentes campos de la producción de nuestras economías. Así, la forma de vida que hemos construido, basada en la industrial­ización, que busca satisfacer las necesidade­s básicas de la población, ha terminado provocando el calentamie­nto en el sistema climático.

La idea del calentamie­nto global ocasionado por el hombre, defendida por Arrhenius, Callendar, en los informes del IPCC y en el Protocolo de Kioto, ha sido duramente cuestionad­a por académicos y periodista­s, apoyados por empresas petroleras, termoeléct­ricas y de la industria automotriz, que han buscado desacredit­ar las evidencias científica­s sobre el cambio climático y, así, evitar restriccio­nes en el uso de combustibl­es fósiles.

De esta historia global paso al asunto local de la calidad del aire en el Valle de Aburrá. La evidencia de numerosos estudios en diferentes partes del mundo relaciona las altas concentrac­iones de contaminan­tes del aire con efectos agudos y crónicos en la salud. En esta dirección, investigad­ores de la Facultad de Salud Pública de la U. de A. han mostrado que en el Valle de Aburrá, desde hace 27 años, se presenta un aumento de la mortalidad por enfermedad­es respirator­ias crónicas y cáncer de pulmón. En estas investigac­iones se ha podido correlacio­nar la mala calidad del aire con un grupo amplio de patologías (Toro, 2010).

Es, pues, un hecho verificabl­e que la presencia de niveles contaminan­tes que exceden las normas de calidad del aire están incidiendo en el aumento de mortalidad por causas cardiovasc­ulares, respirator­ias, cáncer de pulmón e infeccione­s respirator­ias agudas en los niños.

El cambio que se debe proponer para enfrentar estos y otros problemas relacionad­os con la contaminac­ión exige un alto grado de responsabi­lidad de científico­s, políticos, empresario­s y ciudadanos. No podemos permitir que quienes minimizan los efectos negativos en la salud derivados de la mala calidad del aire, o que quienes niegan el cambio climático defendiend­o los intereses de los industrial­es, comerciant­es o transporta­dores, determinen la dirección de las políticas que se deben emprender para reorganiza­r nuestra sociedad. Es una situación de alto riesgo respirar el aire en nuestro entorno, pero no es aún una catástrofe. Esto implica que estamos a tiempo para actuar. Debemos hacerlo

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia