PROMOVER EL DISENSO
Sergio Restrepo me lo dijo: “Para el alcalde no es cómoda mi presencia y no es cómoda la crítica”. Es que pocos aguantan el voltaje de Sergio: con decencia y muy buenas maneras es capaz de promover el disenso, para mostrar otras vías y permitir otras voces. Esto generalmente molesta a quien gobierna, que fácilmente cree que “el Estado soy yo”.
La democracia necesita una sociedad civil fuerte, empoderada, porque algunas veces ciertos gobernantes ocupados en la imagen y satisfechos con la adulación, no quieren oír al contrario. Es una debilidad humana; pero ante ese riesgo, la sociedad civil tiene que estar alerta.
Sergio tomó un lugar público y lo convirtió en ágora moderna para conversar con civilidad de todos los temas y la gente tomó ese espacio para hablar de política, sin agresiones, ¿no es eso lo que necesita la democracia?Me dice Sergio: “Me entristece que quedó lesionada la institucionalidad civil de la ciudad; porque cuando un alcalde saca, sin dar un solo argumento, a un director de una institución civil, cultural, está haciendo un daño terrible, no a la persona, sino a la ciudad, al proyecto de ciudad”.
Le pregunto: ¿De la Alcaldía le estaban pidiendo algo en particular o era que usted veía para dónde iban las cosas? “No diré nombres, pero me mandaron muchos mensajes para que no incomodara más, que le bajara a las redes, al activismo, al urbanismo táctico, a los símbolos; mi labor es cultural… y el tema más grave de este país, es cultural. La corrupción y la violencia tienen una raíz que las mantiene vivas en nuestra cultura y esa cultura la tenemos que afrontar… cuando me piden que me calle me indigna y no lo voy a hacer”.
Sergio también acepta y ce- lebra la construcción de vivienda en el centro, pero afirma: “Esa vivienda debe ser al servicio de la ciudad y de la dignidad de los seres humanos, no al servicio de intereses privados que se puedan enriquecer con ella”.
Esta ciudad necesita el disenso para equilibrar la propaganda masiva que sale de La Alpujarra. Los gobernantes seguros de su trabajo permiten, sin miedo, el disenso. No se trata de convencer a la ciudadanía con bombardeo de propaganda. Espero que Sergio siga su senda, siendo él; y que al Teatro Pablo Tobón y al centro lleguen personas con magníficas propuestas