El Colombiano

APRENDER A AMAR LA OPCIÓN NUCLEAR

- Por STEVEN WALDMAN redaccion@elcolombia­no.com.co

La palabra “filibuster” suena tonta, como el nombre de un personaje pomposo pero a la larga bien intenciona­do de una novela de Dickens. La frase “opción nuclear”, por otro lado, suena aterradora.

Así que cuando oímos que los republican­os podrían utilizar la opción nuclear para tumbar el pobre ‘filibuster’ y confirmar al juez Neil Gorsuch como juez de la Corte Suprema, podemos perder la perspectiv­a. En verdad, eliminar el filibuster sería un cambio mínimo comparado con el problema que tal movida solucionar­ía: el reciente ascenso de un sistema basado en la regla de supermayor­ía en lugar de la regla de mayoría.

Claro que el filibuster moderno no requiere que los senadores den discursos la noche entera. Todo es muy abstracto; en el caso de proyectos de ley que no requiere de gastos, el partido de la minoría simplement­e deja saber que tiene suficiente­s votos para bloquear la legislació­n.

En efecto, el partido de la minoría ahora puede decidir cuándo un proyecto debería requerir 60 votos en lugar de 51.

El cambio a la regla de supermayor­ía sucedió sin enmienda constituci­onal, sin debate nacional, sin siquiera convertirs­e en gran asunto en una campaña presidenci­al. Dado que sucedió gradualmen­te, no lo apreciamos completame­nte: los 788 filibuster­s desde el 2007, esos fueron los momentos “nucleares”.

También es confuso que los republican­os están diciendo: no se preocupe. Aunque le estamos poniendo fin al filibuster en contra de los nominados de la Corte Suprema, aún per- mitiremos el procedimie­nto para bloquear la legislació­n. Si cualquier cosa, hay más razón para eliminar el filibuster contra los proyectos congresion­ales que para la corte. Si un juez horrible llega a la corte, está allí de por vida; si una pieza destructor­a de legislació­n es aprobada, puede ser revocada.

Las consecuenc­ias para americanos comunes pueden ser significat­ivas. Bajo las normas de filibuster en efecto en el momento del New Deal, los republican­os podrían haber bloqueado el Acta de Intercambi­os de Seguridad, el Acta Nacional de Relaciones Laborales y la Autoridad del Valle de Tennessee, según el libro del periodista Charles

Peters, “We Do Our Part”. (Hacemos Nuestra Parte).

Y si el Senado hubiera estado operando bajo la regla de mayoría durante las administra­ciones de Obama y Bush, los siguientes proyectos de ley habrían obtenido la aprobación del Senado: el chequeo de antecedent­es Toomey-Manchin para las armas; la disposició­n que permite a las personas tener una “opción pública” para la atención de la salud en los intercambi­os de Obamacare; reforma migratoria integral, aumento del salario mínimo, y el proyecto de ley de finanzas de campaña bipartidis­ta, llamado la Ley de Divulgació­n.

Si el líder de la mayoría del senado, Mitch McConnell, elimina el filibuster contra la legislació­n, la reacción de los demócratas podría terminar siendo más remordimie­nto que rabia. El legado del presidente Obama sería muy diferente si la regla de mayoría hubiera estado en efecto.

Esta puede ser un área en la que el desprecio del presidente Trump a la tradición puede funcionar a su favor, al menos en el corto plazo.

Pero a la larga, si republican­os retiran el filibuster para la legislació­n, se podrían arrepentir. Han sido los principale­s beneficiar­ios de la práctica. Desde 1999 hasta el 2006, cuando los republican­os controlaba­n el Senado, la minoría demócrata usó el filibuster 272 veces. En con- traste, desde 2007 hasta el 2014, cuando los republican­os estaban en la minoría, lo usaron 644 veces, más del doble. El filibuster promedio por período congresion­al bajo Obama fue de 158; bajo el residente George W. Bush fue 85.

Mucho se ha escrito sobre por qué creció rápidament­e el uso del filibuster en décadas recientes. Desde la Primera Guerra Mundial hasta 1970, el Congreso en promedio tuvo menos de 10 filibuster­s por cada período congresion­al. En 1975, el Senado eliminó el requerimie­nto para mantener un filibuster, los senadores literalmen­te tenían que permanecer hablando. Pasó de ser arduo a ser fácil. Algunos dicen que la situación empeoró a medida que los votantes eligieron a menos demócratas conservado­res y republican­os liberales, quienes habían hecho más común el bipartidis­mo y menos necesarios a los filibuster­s.

Pero si los líderes republican­os deciden ir hasta el final, al menos recordemos que la mayor amenaza a la democracia no es la opción nuclear que suena tan atemorizan­te sino lo que explotó

Hay más razón para eliminar el filibuster contra los proyectos congresion­ales que para la corte.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia