El Colombiano

EL ALUD Y LA VACUNA

- Por RAFAEL ISAZA GONZÁLEZ rafaelisaz­ag@une.net.co

Amable lector. Al finalizar la semana anterior, Colombia se estremeció con la catástrofe de Mocoa, Putumayo. Las imágenes de la televisión son conmovedor­as. Es difícil comprender que unos riachuelos hayan causado tanta destrucció­n y muerte.

En 2015, en Salgar, Antioquia, hubo un desastre similar y tres décadas antes Armero desapareci­ó por la furia de la naturaleza. Murieron cerca de 23.000 personas. Ahora, en Mocoa, como en otras catástrofe­s, el Gobierno Nacional y la gente, por unas pocas semanas, se acercan para dar cristiana sepultura a los muertos y facilitar alguna ayuda a los vivos. Después se olvidan de todo.

Ante los fenómenos de la naturaleza, así causen daños irreparabl­es, los humanos al final se resignan. En cambio, cuando estos son producidos por la mano del hombre generan molestia, irritación y cólera. Más de uno ha sufrido lo que se conoce como la vacuna. Muchas tienen su origen en los grupos armados fuera de la ley y otras en la delincuenc­ia común.

Quién lo creyera, el Estado también lo hace. La entidad oficial UGPP en los dos últimos años, ha enviado miles y miles de mensajes, en los que informa a los destinatar­ios que son evasores del pago de la seguridad social en pensiones y salud.

Basta devolverse al año 2013. En ese entonces ni los ministros, esposas y familiares tenían conciencia de que debían cotizar a la seguridad social, sobre los dividendos e intereses recibidos. Tampoco el procurador, el fiscal, el contralor y sus familiares lo sabían. Igual que los científico­s que buscan el origen de la vida, los funcionari­os de dichas dependenci­as descubrier­on que todos deben contribuir a la seguridad social.

Para facilidad del lector, Margarita, en el año 2013, recibió rentas de capital por $ 100 millones. La UGPP le notificó que debe pagar por salud $ 5 millones, más intereses de mora, del orden de $ 6,7 millones y una sanción por extemporan­eidad de $ 12,3 millones. A lo anterior, deberá agregar los años 2014, 2015 y 2016, que en total representa­n una suma parecida a $67 millones.

Un buen asesor dirá que en la reforma tributaria del año 2016 se concedió una rebaja de intereses y sanciones del 80 %. Si alguien es capaz de elaborar la planilla para cancelar los aportes de la seguridad social, acogiéndos­e al beneficio contemplad­o en dicha reforma, Margarita exclamará: aleluya, aleluya, solo debo pagar como $ 30 millones, alabado sea el Señor y los Santos que lo acompañan.

Al margen de la razonabili­dad o no de que todo el mundo deba cotizar, cualquiera que sea el ingreso sobre salud, si esa es la decisión del Gobierno, lo debería hacer a partir de ahora. De lo contrario, es obrar de manera abusiva, valga decir injusta.

Hoy, si al régimen sancionato­rio que rige para los impuestos y aportes, se agrega el 33,5 % de interés anual, impide que muchas personas puedan cancelar sus deudas con el Estado

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