EL ALUD Y LA VACUNA
Amable lector. Al finalizar la semana anterior, Colombia se estremeció con la catástrofe de Mocoa, Putumayo. Las imágenes de la televisión son conmovedoras. Es difícil comprender que unos riachuelos hayan causado tanta destrucción y muerte.
En 2015, en Salgar, Antioquia, hubo un desastre similar y tres décadas antes Armero desapareció por la furia de la naturaleza. Murieron cerca de 23.000 personas. Ahora, en Mocoa, como en otras catástrofes, el Gobierno Nacional y la gente, por unas pocas semanas, se acercan para dar cristiana sepultura a los muertos y facilitar alguna ayuda a los vivos. Después se olvidan de todo.
Ante los fenómenos de la naturaleza, así causen daños irreparables, los humanos al final se resignan. En cambio, cuando estos son producidos por la mano del hombre generan molestia, irritación y cólera. Más de uno ha sufrido lo que se conoce como la vacuna. Muchas tienen su origen en los grupos armados fuera de la ley y otras en la delincuencia común.
Quién lo creyera, el Estado también lo hace. La entidad oficial UGPP en los dos últimos años, ha enviado miles y miles de mensajes, en los que informa a los destinatarios que son evasores del pago de la seguridad social en pensiones y salud.
Basta devolverse al año 2013. En ese entonces ni los ministros, esposas y familiares tenían conciencia de que debían cotizar a la seguridad social, sobre los dividendos e intereses recibidos. Tampoco el procurador, el fiscal, el contralor y sus familiares lo sabían. Igual que los científicos que buscan el origen de la vida, los funcionarios de dichas dependencias descubrieron que todos deben contribuir a la seguridad social.
Para facilidad del lector, Margarita, en el año 2013, recibió rentas de capital por $ 100 millones. La UGPP le notificó que debe pagar por salud $ 5 millones, más intereses de mora, del orden de $ 6,7 millones y una sanción por extemporaneidad de $ 12,3 millones. A lo anterior, deberá agregar los años 2014, 2015 y 2016, que en total representan una suma parecida a $67 millones.
Un buen asesor dirá que en la reforma tributaria del año 2016 se concedió una rebaja de intereses y sanciones del 80 %. Si alguien es capaz de elaborar la planilla para cancelar los aportes de la seguridad social, acogiéndose al beneficio contemplado en dicha reforma, Margarita exclamará: aleluya, aleluya, solo debo pagar como $ 30 millones, alabado sea el Señor y los Santos que lo acompañan.
Al margen de la razonabilidad o no de que todo el mundo deba cotizar, cualquiera que sea el ingreso sobre salud, si esa es la decisión del Gobierno, lo debería hacer a partir de ahora. De lo contrario, es obrar de manera abusiva, valga decir injusta.
Hoy, si al régimen sancionatorio que rige para los impuestos y aportes, se agrega el 33,5 % de interés anual, impide que muchas personas puedan cancelar sus deudas con el Estado