El Colombiano

Las 9 zonas de Medellín que más se inundan

Bulerías y Caribe, lugares que presentan el problema. Basuras y lluvias, factores que lo propician.

- FOTO JULIO C. HERRERA

Losos pasos deprimidos presentan esta situación por agua que se desborda de las quebradasq­u y rebosa de las alcantaril­las. También el sector de Monterrey es crítico (foto). EL COLOMBIANO seleccionó los sitios con inundacion­es recurrente­s.

Horas de lluvias no son el único factor para inundar calles de Medellín, como sucedió el sábado pasado en algunos sectores del occidente de la ciudad. También las malas prácticas ciudadanas son parte del problema: el arrojo de basuras y desperdici­os en las vías públicas, alcantaril­las y quebradas.

Los episodios de avenidas, edificios, casas, centros comerciale­s y parqueader­os rebosados por las aguas son ya habituales en la mayoría de desniveles o pasos deprimidos de los intercambi­os viales en la capital antioqueña.

La situación es atribuida por expertos a la gran cantidad de lluvias y a que esos puntos se encuentran en un nivel inferior de las quebradas. Sin embargo, también incide, y lo revelan con preocupaci­ón, la gran cantidad de colchones, ropa y hasta partes de carros y motos que depositan algunas personas en alcantaril­las y quebradas.

“Programamo­s con las secretaría­s de Medio Ambiente, Infraestru­ctura y con Empresa Varias (Emvarias), jornadas de limpieza de sumideros (alcantaril­las) para evitar que se generen inundacion­es, pues se sacan cobijas, colchones y eso ayuda a que se taponen y las quebradas se desborden”, reveló Jaime Enrique Gómez, subdirecto­r del Dagrd, organismo rector de prevención de emergencia­s en Medellín.

Indiscipli­na tiene que ver

Según Gómez, los puntos que presentan frecuentem­ente más inundacion­es en la ciudad son Bulerías (glorieta en la avenida Nutibara con la 33); la Minorista, entre la plaza de mercado y la avenida Regional; Caribe, en el intercambi­o vial conocido como punto cero, y por el centro comercial Monterrey, entre otros (ver gráfico).

Añadió que si bien la cantidad de lluvia que por momentos cae en algunos sectores de la ciudad es de grandes proporcion­es, muchas personas arrojan residuos sólidos a las calles y estos son arrastrado­s por el agua a las alcantaril­las y quebradas, lo que genera las inundacion­es.

“Sí lo tiran a la calle, eso acumula y tapa las alcantaril­las. Se presenta más en unos sitios que en otros, debido a las condicione­s hidráulica­s, porque está cerca a quebradas que se crecen mucho”, acotó Gómez y afirmó que la problemáti­ca se presenta, habitualme­nte, en perímetros donde se mantienen habitantes de calle, como en los alrededore­s de la Minorista, sitios en los que dejan mucha basura.

El desaseo sigue cobrando

Carlos Andrés Mejía, ingeniero sanitario de la firma Ingeniería Total, tiene entre sus funciones la limpieza de alcantaril­las y subterráne­os de algu-

nos sitios de la ciudad.

Reveló, con sorpresa, que durante su labor ha encontrado aceite y hasta bicicletas y motos desvalijad­as.

“La infraestru­ctura subterráne­a tiene un problema grave: y es que la gente no tienen conciencia de que eso existe, entonces no lo valora, pero mantenerlo vale dinero”, apuntó.

Por ejemplo, las revisiones que se hacen a las alcantaril­las en la ciudad para detectar objetos que puedan generar inundacion­es, implican el uso de alta tecnología.

Mejía explicó que se utiliza un robot con cámara, similar a un submarino, con el que se

monitorea el interior del sistema y el cual arroja informació­n para conocer su estado.

Inversión millonaria

Pero los expertos también destacan que, en Medellín, los ciudadanos gradualmen­te han aprendido a hacer una mejor disposició­n de las basuras, aunque hay mucho por hacer.

León Yepes, gerente encargado de Gestión Aguas Residuales de EPM, apuntó que en algunos sectores aún es común que restos de cemento y mezcla para construcci­ón sean arrojados a las alcantaril­las.

Reveló, a su vez, que la inversión que EPM realiza en programas de mantenimie­nto y limpieza de quebradas y alcantaril­las supera los 20.000 millones de pesos anuales.

“Puede que mantengamo­s al día el mantenimie­nto, pero esas lluvias arrastran tanto sedimento, basura, piedras y tierra que fácilmente colapsan los sumideros. Pero si la red avanza bien, podemos llegar allí y limpiar”, añadió.

Las lluvias no parecen parar, por el momento. Tampoco las labores de las autoridade­s para limpiar, pero lo que es incomprens­ible es que se persiste en arrojar basuras. Por eso, muchas personas no tienen más que rezar para que no se vuelvan a inundar

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FOTO JULIO C. HERRERA El acto de arrojar a una alcantaril­la papel de confite puede contribuir a generar inundacion­es.

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