¿COLOMBIA, CON MIRAS AL CAMBIO?
Una revolución no es una cama de rosas. Una revolución es una lucha entre pasa
do y futuro”: Fidel Castro. Como en el libro de Tho
mas Hobbes, vivimos bajo la sombra de un monstruo. Desde tiempos inmemoriales abunda el negativismo que, como de costumbre, se ha tornado en el pan de cada día. Colombia, país de diversidad y regionalismos, se ve bajo la sombra de un Estado autoritario que nos brinda la libertad de un tal todos contra todos, del vivo y del bobo, del “santo y del gran colombiano”. Es entonces cuando la juventud debe tomar voluntad propia sobre el presente y destino de este país; luchar por los verdade- ros ideales de libertad, equidad y educación -demeritar a lo demás- porque, qué peor para un país como Colombia que un montón de personas sumisas, privadas de conocimiento y, lo peor, sin alma revolucionaria.
Es de gran importancia tomar ejemplos, tales como el ágora griega, donde se debatían los asuntos de la antigua Grecia y se discutía los asuntos de interés público; para lograr derrotar a ese Leviatán (monstruo que atemoriza a todos), que ya no es irreal y ya es conocido por todos, con el nombre de Estado. Un Estado americanizado, autoritario que reprime todo pensamiento libre, crítico y bohemio; donde a aquel que no se deja llevar por un conjunto de leyes inconstitucionales es excluido e incluso considerado como un mal ciudadano.
Es entonces cuando se reconocen las palabras de Camilo Torres: “Todo buen colombiano debe ser revolucio
nario” y esto nos hace un llamado a la participación por parte de las nuevas generaciones, a luchar por un país que debe ser: igualitario, equitativo, educado, libre y, más importante aún, luchar para que Colombia vuelva a ser una vez más el país más feliz del mundo
Vivimos bajo la sombra de un monstruo. Desde tiempos inmemoriales abunda el negativismo que, como de costumbre, se ha tornado en el pan de cada día.