El arte sacro también es alegre
Colección Particular, la muestra del artista Mario Sierra, incluye pinturas, ornamentos y piezas coloniales
“Mario Sierra realizó pinturas, dibujos, collages, bordados y transformó objetos sencillos que llegaban a sus manos en exquisitas piezas, con un tono desinhibido y juguetón”. MARTHA LUCÍA VILLAFAÑE Directora del Museo Juan del Corral
Aunque no llueva, los sacerdotes católicos usan casullas pluviales, es decir, capas que hacen parte de los ornamentos que se usan en misa. Y son algunos de los elementos que se exponen, durante estos días santos, en el Museo Juan del Corral, de Santa Fe de Antioquia, en la muestra titulada Colección Particular, del artista y religioso Mario Sierra.
De acuerdo con la directora del museo, Martha Lucía Villafañe, el Juan del Corral tiene dos líneas de exposiciones: una orientada a la historia del arte y, la otra, al fortalecimiento de las tradiciones.
“La de la Semana Santa es la tradición más arraigada de este municipio”.
Cuenta que hace varios años no exhibe ornamentos litúrgicos. En esta ocasión están dispuestos los del padre Mario Sierra, acompañados de piezas de arte colonial, imágenes religiosas y obras artísticas del mismo religioso.
Entre los elementos están las casullas pluviales al estilo “guitarra”, que usaban cuando los curas decían la misa de espaldas a los feligreses —y en latín—, modalidad que terminó en 1968 con el Concilio Vaticano II. Los sacerdotes decoraban bien la espalda, porque era la que quedaba a la vista de la gente. Hoy la usan en forma de ruana.
Entre las ocho piezas de arte colonial, la directora del museo destaca los cuadros de la Dolorosa, el Corazón de Jesús, san Francisco de Padua y una Virgen de Guadalupe colombiana.
Las obras del padre Sierra
“Sacerdote y artista o Artista y sacerdote”. Así encabeza el guión que presenta la muestra en las paredes del Juan del Corral.
Porque para Martha Lucía Villafañe, quien también es la curadora de la muestra, Mario Sierra es —o, mejor dicho, fue— ambas cosas por igual.
Nacido en 1932 y muerto en 2009, Mario Sierra Ochoa fue párroco en el norte del Valle de Aburrá.
Con el padre Eduardo Toro, igual artista, viajó a México para recibir clases con el sacerdote y artista catalán Martín Caniz, sobre la técnica del mosaico, esa para elaborar obras pictóricas con pequeños fragmentos de piedra, cerámica, vidrio u otros materiales de diversas formas y colores, pegadas con yeso o cemento para formar composiciones decorativas geométricas o figurativas.
En mosaico hay varias piezas de Sierra en esta muestra. También óleos, cerámicas, objetos en alambre, collages en papelitos, acrílicos y bordados.
A los bordados se dedicó el sacerdote en los últimos años de su vida.
En la colección particular, propiedad de quien fuera su esposa, Blanca de Sierra, con quien se casó a los 65 años, des- pués de haber colgado los hábitos, hay también objetos de la vida cotidiana transformados.
Lanzado
“La de Mario Sierra es una obra interesante — sostiene Martha Lucía Villafañe—, porque fue investigador e historiador. Además, muy creativo y muy lanzado. Por eso es variada”.
La directora del Juan del Corral señala que, por lo alegre de la obra, recuerda la de la artista Ethel Gilmour, quien, por cierto, escribió un comentario sobre él celebrando su estilo.
La muestra del artista, Colección Particular, estará acompañada con dos conciertos sacros de la contralto Ligia Monsalve con la pianista Astrid Martínez. Uno, el Jueves Santo, en el museo, a las 5:00 p.m.; el otro, el Sábado Santo, en el Hotel Mariscal Robledo, a las 9:00 p.m.
La exposición va hasta el domingo 7 de mayo