Al chavismo ya no le sirve aplazar las elecciones
El chavismo intenta repetir la estrategia de 2003, pero esta vez no convence a la población.
La polémica estrategia del régimen tiene pensando a los analistas. En 2004, Chávez hizo lo mismo, pero entonces Venezuela no sufría de hambre.
Desde octubre de 2016, Venezuela no ha realizado las elecciones locales y estatales que la oposición tanto había esperado para seguir por la senda de diciembre de 2015, cuando derrotó con contundencia a los chavistas en las legislativas y se quedó con el control de la Asamblea Nacional. ¿Qué estrategia está siguiendo el gobierno de Nicolás Maduro al no permitir que el pueblo de su país acuda a la práctica fundamental de toda democracia?
Los motivos que tiene para hacerlo son evidentes, y expertos los mencionaron en diálogo con EL COLOMBIANO. “El gobierno todavía tiene el control de 20 de las 23 gobernaciones, y 275 alcaldías de las 335 que hay en el país. Eso lo mantiene aferrado a gran parte de la institucionalidad. El chavismo se mantiene por las instituciones, no por el apoyo popular”, afirmó Jesús Castillo Molleda, politólogo y docente de la Universidad del Zulia.
En ese sentido, perder uno de los principales pilares que sostienen al oficialismo le parece a dicho sector suficiente razón para vulnerar de tal forma la democracia.
Éxitos en el pasado
Pero en todo caso, ¿por qué el régimen cree que tal estrategia funciona? Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, explicó los motivos: “Esa estrategia la ha utilizado el chavismo en el pasado. El referendo revocatorio contra Hugo Chávez (2004) en realidad se debió haber reali- zado en 2003. Lo que hizo Chávez fue darle largas, sobre todo en el proceso de recolección de firmas. La oposición las recogía, pero el Consejo Nacional Electoral (CNE) respondía que esas firmas debían ser revisadas”, dijo.
“Esa constante dilación del proceso implicaba que Chávez tenía tiempo para realizar dos acciones. Por un lado ‘la estrategia del palo’, que consiste en implementar el programa Maisanta y la lista Tascón, que recopilaban en una base de datos a los que estaban firmando el revocatorio, para despedirlos de sus empresas e impedir los negocios con ellos. Se habla por ejemplo de ‘la masacre de Pdvsa’, en la que echaron a 18.000 empleados que habían firmado”, explicó.
“Frente a ello estaba ‘la estrategia de la zanahoria’, que fue la masificación de las misiones sociales. Lo que empezó con las misiones Barrioa-
dentro, Robinson, y Rivas. Fue una lógica de política social paralela que, mediante fundaciones fuera del Estado, permitía al presidente gestionar rápidamente los recursos para que los venezolanos vieran avances”, agregó.
Hoy hay programas simi- lares. Los Clap, que llevan productos que escasean a quienes son fieles al régimen — masa para arepas, jabón, pañales, crema de dientes—; y el carnet de la patria, que identifica a los que están con el chavismo para establecer, a su vez, quiénes acceden a la política social.
“Estos podrían ser instrumentalizados de la misma forma que en 2003. Maduro hace algo que ya había funcionado, y la actual dilación de las elecciones le permite ese mismo juego”, advirtió Rodríguez.
No es el mismo país
El martes, en la calurosa Guayana y concretamente en la localidad de San Félix, el chavismo fue golpeado por la reacción popular. Maduro fue apedreado por una turba iracunda tras años de escasez y de crisis. Sin duda, para analistas, el contexto no es el mismo para esperar que esa estrategia
funcione de nuevo.
“La situación actual es tal que los trabajadores ya no tienen miedo de esas amenazas de perder su empleo o sus beneficios. Eso fue evidente en San Félix. La popularidad del chavismo se desmoronó y por eso creo que la simple razón de esquivar las elecciones obedece a que saben que perderán”, explicó Miguel Ángel Román, periodista y conductor del programa Café y Noticias.
Aunque Maduro en este momento habló directamente de comicios, expertos coinciden en que se trata de discurso, para intentar calmar a la población. Tal vez, en el mediano plazo, se vea forzado a convocarlos, pero por ahora su régimen sigue empeñado en engañar al pueblo