¿Ser Pilo Paga debe ser una política de Estado?
El Congreso estudiará un proyecto de Ley que será presentado por el Gobierno. Expertos se oponen por las limitaciones del programa.
El presidente Juan Manuel Santos quiere que el programa Ser Pilo Paga se sostenga en el futuro, que ningún presidente lo suspenda o elimine. Para lograrlo, Ser Pilo Paga deberá pasar de ser una estrategia del Ministerio de Educación a una política de Estado.
Este paso se puede dar si el Congreso aprueba un proyecto de Ley que presentará el Jefe de Estado en compañía de algunos rectores como Pablo Navas, de la Universidad de Los Andes. También participarán en la concertación del proyecto rectores de las universidades Javeriana y Universidad Pontificia Bolivariana (UPB).
La pregunta que se está debatiendo en la antesala a la presentación del proyecto es si realmente Ser Pilo Paga merece ser una política de Estado y si, en ese mismo sentido, es suficiente como política de educación superior en Colombia.
Santos defiende el programa, señalando que hay “35.500 muchachos” que han logrado acceder a las mejores universidades totalmente becados, con un subsidio de sostenimiento para que asuman los gastos de la asistencia a clases, transporte, libros, materiales y manutención en general.
Para 2018, el Gobierno se trazó la meta de vincular a 40.000 estudiantes a Ser Pilo Paga. Después de Bogotá, con 4.462 estudiantes, el departamento que más aporta al programa es Antioquia, con 3.548 jóvenes.
¿Política de Estado?
Según el Ministerio de Educación, el 51% de los jóvenes en Colombia acceden a la educación superior. En teoría, en 2018 el porcentaje ascendería al 56%. ¿Ser Pilo Paga, como una posible política de Estado, es útil para aumentar el acceso a la educación superior y disminuir la inequidad?
Esta es la primera pregunta que han planteado rectores, académicos y exrectores tras escuchar la propuesta del presidente. Luego sigue otra incógnita: ¿Ser Pilo Paga fortalece a las universidades públicas? De acuerdo con cifras del Ministerio, el 82% de los pilos están estudiando en universidades privadas y el 18% restante en públicas.
Partiendo de esta realidad, difícilmente Ser Pilo Paga podría ser una política de estado que resuelva los vacíos de la educación superior. Así lo explica Óscar Sánchez, exsecretario de Educación de Bogotá y consultor internacional: “Ser Pilo Paga tiene problemas muy serios. Se ha presentado como una política de acceso para los jóvenes que tienen capacidades y quieren estudiar. Sin embargo, el déficit en el país pasa del millón de cupos y este programa solo atiende a 30.500 estudiantes”.
Uno de los problemas que ha encontrado Fabián Sanabria, sociólogo y ex candidato a la rectoría de la Universidad Nacional, es que el programa termina financiando a las universidades privadas: “Para mí es un programa complementario, no una política de Estado. Sobre todo cuando lo que se ha visto es que completa con dineros públicos las arcas de universidades privadas”.
En el escenario de posconflicto que atraviesa el país, Sánchez cuestiona que Ser Pilo Paga no llegue a las zonas más afectadas por la guerra. “En Nariño, por ejemplo, de 100 estudiantes beneficiados solo dos son de Tumaco. Y no es porque en Tumaco no exista talento, sino que hay una desventaja desde la educación básica. Ahí persiste una ine- quidad territorial”.
El rector de la Universidad del Rosario, José Manuel Restrepo, considera que Ser Pilo Paga debería sostenerse en los próximos gobiernos, pero no como una política de Estado: “Es un buen programa reconocido en el mundo como novedoso, pero no puede ser una política de Estado, le falta mucho porque en la educación superior hay otros problemas, como la necesidad de fortalecer la universidad pública y llegar a miles de jóvenes que no pueden acceder a la educa- ción superior”.
A la fecha, el Gobierno ha invertido 529.000 millones de pesos en el programa de las becas a los jóvenes. Teniendo en cuenta que subsidiar una matrícula en una universidad privada puede costar tres veces más que subsidiar una carrera en una universidad pública, Sánchez señala que “con esos mismos recursos se podrían generar nuevos cupos en las universidades públicas”.
Francisco Cajiao, exconsultor de la Unesco en temas de educación, agrega que
“400.000 jóvenes podrían ingresar a la educación superior con esos mismos recursos. Además, en Colombia hace por lo menos 20 años que se crea una nueva universidad pública”.
Sobre este punto, el presidente Santos aseguró que con el proyecto de ley se tomarán “los correctivos necesarios. Queremos hacer lo posible para equiparar y equilibrar más la participación de los ‘ pilos’ entre las públicas y las privadas”