El Colombiano

El calvario de las ventas de artículos religiosos

Comerciant­es paisas señalan que las ventas durante Semana Santa han bajado frente a años anteriores.

- Por LAURA PULIDO PATRÓN

Corría el año 1208 cuando a Domingo de Gúzman se le apareció la Virgen en una capilla francesa. En ese momento, la madre de Jesús de Nazaret sostenía un rosario, con que enseñó al sacerdote español a recitarlo para que propagara la devoción.

Cerca de 809 años después, Astrid Zuluaga, en un local cerca a la Catedral Metropolit­ana de Medellín, cuenta que las bolitas unidas por un hilo son de los artículos religiosos más vendidos en esta Semana Santa.

Diana Arias y y su padre entran al local abarrotado de imágenes, cirios, carbón litúrgico y sangre de cristo (vino). Ellos captan la atención de Astrid, que de forma automática reza el padrenuest­ro de los comerciant­es: “buenas, a la orden”.

Oriundos de Frontino (Occidente antioqueño), visitan por primera vez Medellín. Citas médicas los traen a la ciudad, pero asisten “religiosam­ente” a la programaci­ón de la Semana Mayor y salen del local de Astrid con una bolsa con un manto para una imagen de la virgen.

La propietari­a del local María Reina de la Paz sigue contando que “se supone que ahora las ventas se mueven más”. Pero esta temporada “ha estado más bien quietecita. El año pasado nos fue mejor”. Y el panorama para el fin de semana no es mejor;“esto se vuelve muy solitario”, indica.

Doblando en la esquina de su local, una mujer de cabello tinturado, pantalones cortos y sostén negro se reclina sobre una pared gris. A su lado, las figuras de la virgen y santos envueltos en plástico transparen­te.

Adentro del negocio, detrás del mostrador, está Magaly Arias. Con el seño fruncido afirma que “no entiende” por qué si es Semana Santa, las ventas han bajado. “Será que los padres están comprando cirios directamen­te al distribuid­or o la gente está viajando mucho”, se cuestiona.

La vela larga y gruesa de

cera usada en las iglesias cuesta hasta 470 mil pesos. La que usan las familias en sus casas son más pequeñas y pueden estar costando 50 mil o 70 mil pesos, “o se le tiene el pascualito desde 3 mil pesos”, agrega la vendedora.

Cruzando la calle, de pie, detrás de unas vitrinas, César Arboleda dirige la mirada hacia los carros que pasan. Lleva 35 años en el negocio y coincide con Magaly: “la venta está regular”.

Entre las imágenes de santos, las ostias, los inciensos y la indumentar­ia eclesiásti­ca,

vestida de terciopelo negro sobre un pedestal de madera se encuentra la Dolorosa, una advocación de la Virgen María, que cuesta la devoción económica de 3,8 millones de pesos.

Caminando cinco minutos desde el local donde trabaja Arboleda, un gramafóno reproduce una ópera en una tienda de antigüedad­es. Al fondo, fracturado­s, sin ropa o sin pies y brazos, reposan unas imágenes que una mujer, sentada al lado de la caja, dice que son de Juan el Bautista y la Virgen.

El viejo vendedor indica que esos bustos son de hacen 60 años y pueden costar, dependiend­o de su conservaci­ón, más de 60.000 pesos, “todo negociable”, aclara.

Los candelabro­s son más antiguos y el sagrario, donde se guardan las ostias consagrada­s) es “de cuando yo era niño y la gente rezaba más”.

El acento cartagener­o de María Contreras Díaz resuena entre los transeúnte­s. “Mira, ahí puedes comprar la vela”, le dice a su hijo. Esta mujer de 62 años aprovecha su estancia en Medellín para comprar artículos que le ayuden a agradecer al cielo lo recibido.

Entre olores de incienso, los comerciant­es piden a las imágenes que venden que también intercedan esta temporada y que, ojalá, los antioqueño­s compren símbolos para sentirse cerca de Dios

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