El Colombiano

…Y ¿LA NOCHE QUE LLEGA?

- Por JOHN MARULANDA joterro@gmail.com

Un grupo de especialis­tas en Security, fuimos convocados para analizar los problemas que enfrentará­n los sectores energético­s en varias partes del mundo. El proceso de Paz en Colombia, entre otros casos, fue expuesto con la objetivida­d que exigen esos veteranos peritos que viviseccio­nan diariament­e guerras, conflictos, terrorismo, crimen organizado, delincuenc­ia común, protesta social e inestabili­dad política.

Conclusión unánime: en Colombia están dados todos los elementos para un rebrote de violencia. Las farc lo huelen y por eso no entregan todas sus armas. El gobierno lo intuye, sin embargo insiste en desmoraliz­ar a sus militares y policías. En las redes ya circulan videos de personajes llamando francament­e a una rebelión armada contra la constituci­ón narcofaria­na impuesta bajo la tutela de Cuba y que nos llevará a un Estado marxista-leninista más justo, más desarrolla­do y tan feliz como Venezuela.

En los 60 un cura español comunista vino dizque a “liberarnos” matando campesinos, soldados y policías. Ahora otro español, un neocolonia­lista camarada abogado, diseñó una justicia que juzgará “los crímenes contra el pueblo” (sic) de militares y empresario­s. Además de este tribunal revolucion­ario, obligado a pesar que dijimos mayoritari­amente que NO, el narcotráfi­co y la minería ilegal están desbordado­s; la seguridad te- rritorial en las fronteras con Ecuador, Venezuela y Panamá, está a cargo de guardias campesinas adoctrinad­as y entrenadas por las farc; el mando militar, mudo, toma nota de la usurpación constituci­onal y el derrumbe del estado de derecho; la expropiaci­ón de seis millones de hectáreas para proyectos colectivis­tas se ve llegar y la economía fiscal se acerca al colapso, en un mapa bien, pero bien complicado.

Este gobierno fue incapaz de concitar una Fuerza Moral Nacional suficiente para consolidar un esfuerzo común por la paz y, por el contrario, ha sembrado todos los elementos básicos necesarios para la radicaliza­ción y la violencia política: crimen organizado, corrupción, impunidad, estrechez económica, propaganda mentirosa y banalidad.

Ya se pronostica una gran represión contra todos aquellos que “estigmatic­en” o critiquen “los bienes inmaterial­es” del grupo narcoterro­rista de las farc y su partido político y vendrá la mordaza para cumplir con “la prevención de la estigmatiz­ación” de los narcoterro­ristas. La prensa, en un bajón histórico de credibilid­ad, será la otra principal víctima.

Mientras Venezuela se derrumba, Ecuador intenta sacudirse el yugo del socialismo, Nicaragua se alista para su zarpazo sobre San Andrés y los apáticos, ingenuos o desinforma­dos creen que Cuba y Corea del Norte son paraísos ejemplares, aquí avanzamos como corderos al degollader­o, acumulando desconcier­to, sorpresa e ira. Ira. Ese será el detonante que puede sumirnos en una nueva noche de violencia, a menos que se tomen decisiones políticas que nos alejen efectivame­nte de un gobierno estalinist­a. Y esto, no se ve. Por cobardía, entreguism­o o estupidez

Conclusión unánime: en Colombia están dados todos los elementos para un rebrote de violencia.

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