Esquí, la adicción de Antonio
A los 54 años, este bogotano aún se mantiene en el ala competitiva y aporta su experiencia en el Latino.
Abordo de la famosa lancha Cadillac, que estaba hecha de aluminio, con dirección de poleas y tenía 45 caballos de fuerza, Antonio Fer
nández aprendió a esquiar. Tenía seis años y creció en el ambiente de los lagos en el club Los Lagartos de Bogotá. Su familia era consagrada a este deporte y se la pasaba, desde las 6:00 a.m. hasta las 5:00 p.m., en ese lugar junto con sus seis hermanos.
“Recuerdo que el requisito para dejarme esquiar era pasar la piscina de un lado a otro y, al ver que pude, me dejaron comenzar”, expresa Fernández, quien hoy tiene 54 años.
Con los estudios escolares y universitarios copándole el tiempo, dejó un poco rezagado ese amor por el deporte, el único que ha practicado. Hoy es un arquitecto urbanista, maneja varios proyectos que puede trabajar desde su residencia, y en su computador personal, por lo que adquirió el tiempo para volver al lago.
A los 40 decidió emprender el camino competitivo que lo ha tenido en varios Latinoamericanos, Mundiales y Panamericanos.
“Mantengo la vigencia gracias a mi forma de trabajo, estoy todos los días entrenando, pero también privilegio el descanso.
Además, las lesiones que se producen para quienes retoman se deben a poca preparación muscular y esto yo lo tengo en cuenta”, relata Antonio.
Lo que más le gusta al especialista del eslalon, su modalidad favorita, es la adrenalina, tanto que “cuando uno se monta a una montaña rusa ya le parece una bobada”.
“Esto es muy adictivo, solo con decir que en 10 segundos pasas de
30 a 80 km/h y que luego, en tres segundos vuelves a 30, es un hecho impresionante”, comenta.
Durante esta Semana Santa decidió emprender el viaje al club Campestre de Medellín, sede Llanogrande, para el Latinoamericano de esquí náutico, en el cual solo compite en el eslalon. Es el deportista más longevo de la delegación local y le gusta aportar su amplio bagaje”