El Colombiano

El reto de la reincorpor­ación de las Farc a la vida civil

- LUCÍA GONZÁLEZ Exdirector­a del Museo Casa de la Memoria. Gestora cultural y social.

“Hacer posible la reincorpor­ación de hombres y mujeres de las Farc es un compromiso moral y político que tenemos como seres humanos y como seres sociales que somos. No es un asunto ajeno a nuestra humanidad ni a nuestra condición de ciudadanos. Podemos hacer posible una oportunida­d de vida plena para quienes por múltiples circunstan­cias no tuvieron otra que la guerra o también, para quienes habiendo estado en el frente de batalla, política y armada por su propia voluntad, hoy se proponen a sí mismos y al país, un escenario de civilidad para dirimir las diferencia­s y construir un acuerdo que nos permita vivir en paz. No todos podemos participar de la misma manera, pero formas tan sutiles e íntimas como intentar entender en dónde se encuentra el otro, y, ponerse en el lugar de sus sueños y expectativ­as, ayudará a construir al menos una noción positiva que movilice a la sociedad a abrir espacios en su corazón, en su entendimie­nto, en los lugares de habitación y de trabajo. Una sola pregunta bastaría para abrir ese espacio de compasión (ponerse en el lugar del otro, con voluntad de comprender y, si es posible, acompañar) y esa pregunta es: ¿yo por qué no soy ese? Para entender que solo un instante ínfimo del tiempo y las circunstan­cias, una decisión de la que yo no hice parte, me puso en este y no en otro lugar. Un ejercicio de memoria histórica, recordando quienes fueron miembros de ejércitos subversivo­s y hoy son ejemplo de paz o al menos de democracia, como Nelson Mandela, José Mujica y Vera Grabe, entre muchos otros, ayudaría a entender que en todo ser humano habita un deseo de paz. Quienes hemos tenido la oportunida­d de ver tanto a los jefes como a la guerriller­ada podemos sentir que brilla una luz de ilusión, pues este acuerdo de paz que solemos despreciar o banalizar, está la posibilida­d de recuperar sus familias, de enamorase, de tener hijos, de estudiar... y lo nombran con entusiasmo. Aunque también hay un sentimient­o de temor, de vértigo. Están frente a un abismo que solo pueden superar si una gran mayoría de la población lo hace posible. No es solo responsabi­lidad del gobierno. Un ambiente social propicio, un imaginario colectivo de reconcilia­ción, un poco de generosida­d son necesarios. Las leyes que se requieren para la reincorpor­ación, los proyectos que serán necesarios para abrir espacios de oportunida­d, los lenguajes que hemos de inventar para incluir a estos excombatie­ntes a la vida civil requieren de una masa crítica dispuesta, capaz de mover decisiones y de actuar. Y como lo han dicho ya muchos, no podemos defraudar ésta que es la oportunida­d para demostrarn­os a nosotros mismos que podemos ser mejores porque somos capaces de pensar en el otro, en los otros”.

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