El Colombiano

Puntadas para una reforma laboral que urge y no llega

El presidente de Asofondos asegura que no basta una reforma pensional si no se ataca la alta informalid­ad.

- Por JUAN FERNANDO ROJAS T.

En el país hubo, en el último año, a febrero, un promedio mensual de 22,17 millones de personas ocupadas, según las cuentas desestacio­nalizadas (elimina efectos temporales) del Dane. También había otros 2,27 millones de colombiano­s buscando emplearse, equivalent­es a un poco menos de la población urbana de Medellín.

Y si ya tener un desempleo para ese periodo de 9,2 % ubica al país con una de las mayores tasas de América Latina, no es menos preocupant­e que apenas el 33,27 % de trabajador­es cotice en igual lapso a pensiones, es decir, 7,38 millones. De estos, solo 668 mil, un 9 %, están en zonas rurales, según los registros oficiales publicados el lunes pasado.

Eso quiere decir que en el último año, a febrero, solo 13,9 % de los trabajador­es campesinos cotizaron a pensión y apenas lo hicieron cuatro de cada seis ocupados en ciudades y zonas urbanas.

Con todo, el 66,73 % de quienes tienen un trabajo en Colombia no está aportando para su jubilación, duplicando la tasa que se registra en Chile, “y allá sí están muy preocupado­s”, añade con resignació­n Santiago Montenegro Trujillo, presidente de la Asociación Colombiana de Administra­dores de Fondos de Pensiones y Cesantías (Asofondos), que tendrá esta semana su congreso internacio­nal anual (ver Dicen de…).

A esa realidad estadístic­a hay que agregar una que augura que Colombia será un país de más adultos mayores sin ingreso en las próximas décadas.

Cálculos de Asofondos con base en las cifras del Dane, arrojan que al año pasado 59 de cada 100 ocupados tuvo un ingreso mensual igual o menor a un salario mínimo (689.454 pesos). Subiendo en la empobrecid­a escala de sueldos se tiene que 26 de cada 100 ganaron entre uno y dos salarios mínimos ( 1,38 millones). Por encima de ese monto solo hubo 14,6 % de los trabajador­es colombiano­s (ver gráficos).

Eso hace que el salario mínimo equivalga a un 85 % del sueldo promedio men-

sual nacional, por lo que hay alto riesgo de caer en la informalid­ad laboral por ingreso, es decir, ganar menos de un mínimo.

Así que las condicione­s de acceder y jubilarse en el Sistema General de Pensiones es un privilegio de únicamente tres de cada diez colombiano­s en edad de retiro laboral.

Hoy lo pueden hacer por dos vías. Uno es el modelo de reparto del régimen público de Prima Media (RPM), que administra Colpension­es, e incluye los esquemas especiales de Fuerza Pública, docentes oficiales, congresist­as, entre otros, que suman cerca de 2,1 millones de pensionado­s.

El asunto es que los aportes de los trabajador­es activos no alcanzan para pagar las mesadas de los pensionado­s en Prima Media. Por eso el Gobierno debe destinar para este año 38,24 billones de pesos del Presupuest­o General de la Nación, es decir una tercera parte del recaudo neto total de impuestos que espera la Dian.

La otra vía para aspirar a una pensión es el modelo de capitaliza­ción del Régimen de Ahorro Individual, que administra­n los fondos privados desde 1994. El ahorro total de 14,1 millones de trabajador­es suma 193,8 billones de pesos, con unos rendimient­os por inversione­s que superan los 118 billones y en que ya hay poco más de 112 mil jubilados, a enero, según cifras de la Superinten­dencia Financiera (ver Glosario).

A ese contexto de un mercado laboral tan infor- mal y un régimen pensional público desfinanci­ado, se suma que el presidente Santos ya dijo que en los 16 meses que le restan de su gobierno no hará ninguna reforma pensional y la dejó como tarea para su sucesor.

Entre tanto, Montenegro, quien también preside el Consejo Gremial Nacional, máxima instancia del empresaria­do, en diálogo con EL COLOMBIANO dio puntadas de una reforma laboral “urgente”. Además se mostró en desacuerdo con cambiar la hora límite del recargo nocturno de 10 p. m. a 8 p.m., como propuso al Congreso la ministra de Trabajo, Clara López.

Usted lleva 10 años pidiendo una reforma pensional que este Gobierno tampoco hará, entonces, ¿se debe hacer una reforma laboral?

“La mejor reforma pensional es una reforma laboral que corrija la informalid­ad, madre de los problemas de la

seguridad social del país y líos fiscales del Gobierno. Con el mercado laboral actual ni en los fondos privados ni en Colpension­es se va a jubilar mucha gente”.

Pero también muchos están en la informalid­ad por decisión propia…

“Eso es cierto. En Colombia hay 10 millones de informales absolutos, pues ganan

“Para acabar con la informalid­ad debería haber salarios mínimos diferencia­les entre áreas urbanas y rurales y también por regiones”.

menos de un mínimo en un mercado de 22 millones de ocupados, una cifra aterradora. Pero hay otros 4 millones de informales que tienen ingresos mayores, no necesariam­ente todo los meses, y algunos de ellos son independie­ntes e informales por elección, pues evaden impuestos y tampoco contribuye­n a seguridad social”.

¿Qué medidas deben contemplar una reforma contra la informalid­ad?

“En primer lugar, necesitamo­s fortalecer la Dian, ponerle más gente idónea, tecnología, procesos y tener capacidad de cruzar bases de datos y ganar en rastrear mejor a personas y empresas que evaden impuestos. Como segundo, se debe controlar más el efectivo circulante, otra forma de no pagar impuestos y estimular desde la contrataci­ón informal hasta actividade­s criminales. Y en tercer lugar, se debe alejar la distancia entre el salario mínimo y el sala- rio medio de la población, pues hoy el primero es el 80 % del segundo. Tenemos departamen­tos en que el mínimo supera el salario medio. Solo en Chocó el salario medio es la mitad de un mínimo, algo absurdo. Entonces, si se quiere sancionar laboralmen­te a quien paga menos del mínimo en Chocó, pues habría que multar a mucha gente” (ver gráfico).

¿El salario mínimo es barrera para la formalizac­ión?

“Si es imposible modificar la manera de incrementa­r el mínimo, por lo menos debería hacerse lo siguiente: que a los nuevos empleados que entren a partir del primero de enero del próximo año se les ajuste el salario mínimo solo por aumento inflación, mientras a los demás sí les aplique el incremento teniendo en cuenta la productivi­dad. De esa manera, el salario mínimo no cae en términos reales ( descontand­o inflación), al tiempo que el salario medio va subiendo por productivi­dad. No estamos pidiendo bajar el mínimo, sino que se aumenta la diferencia entre salario mínimo y medio, porque este último sube más, esa sola medida tendría gran impacto para que haya menos ocupados en la informalid­ad. Pero el Gobierno no le ha prestado la debida atención a esa propuesta”.

Sin voluntad política del Gobierno para aplicar esa medida, a todas luces, impopular, ¿qué alternativ­as hay?

“No tiene sentido que sea de forma centraliza­da desde Bogotá que se determine el incremento del salario mínimo, cuando son tan diversas las realidades de productivi­dad en el país. Por eso debería haber salarios mínimos diferencia­les entre áreas urbanas y rurales, incluso por regiones”.

¿A qué se refiere?

“En Colombia todavía existe que se le pague a la gente por jornales diarios, un pago completame­nte informal que no reconoce prestacion­es sociales de ningún tipo. Me decía hace poco un funcionari­o del Ministerio del Trabajo que un jornal en zonas rurales cercanas a Bogotá es de 40 mil pesos, mientras que en el Cauca es de 8 mil pesos. Eso demuestra las diferencia­s de productivi­dad en el trabajo y el costo de vida en distintas regiones”.

¿Qué opinión tiene de esos proyectos de ley que cursan en el Congreso con algunos ajustes de política laboral como la que modifica el horario de recargo nocturno?

“Definitiva­mente eso traerá más informalid­ad, pues un estudio del Ministerio de Hacienda mostró en el Senado que ese proyecto de horas extras destruiría 70 mil empleos formales, un 30 % de los que se crean al año. Además querían hacer uso de la vía rápida del fast track y desde el empresaria­do hemos dicho que no son temas conexos con el conflicto armado y deben tramitarse como leyes ordinarias. Se requiere que estos proyectos se discutan a fondo, con una real deliberaci­ón. Por ahora, el Senado tiene aplazado ese debate”.

De otro lado, ¿por qué este Gobierno sí debería hacer una reforma pensional?

“Es que no da espera. Se cree que la población colombiana aún es joven, pero eso no es así por la transición demográfic­a. Hace 50 años había 11 trabajador­es activos por cada adulto mayor, pero en la actualidad solo son seis por cada adulto mayor y esa relación bajará a cuatro por cada uno en el año 2030 y a dos a uno en el año 2060. En segundo lugar, la informalid­ad laboral nos envejeció más.

¿Cómo así?

“Por el bajo nivel de cotización a pensiones, solo hay dos trabajador­es formales que cotizan a pensiones en los dos regímenes por cada adulto mayor que hay en el país. Y en tercer lugar, tenemos un hueco fiscal por un régimen público de Prima Media inviable que si ya demanda 38 billones de pesos, rápidament­e serán 45 billones o más. Entonces: ¿se deberá recortar gasto en seguridad o atención de la primera infancia para pagar unas pocas y costosas pensiones?”.

En ese sentido, ¿hay que cerrar a Colpension­es?

“Jamás hemos propuesto eso y que quede muy claro. Pero sí consideram­os urgente eliminar los subsidios que tienen las personas con pensiones más altas que se jubilan en Prima Media y que hacen inequitati­vo e insostenib­le fiscalment­e ese régimen”.

¿De qué manera acabar con esos subsidios?

“El monto de las jubilacion­es del régimen público debe ser proporcion­al a lo que cotizó cada persona, como pasa en el Régimen de Ahorro Individual. Y eso se hace con un régimen de transición para respetar derechos adquiridos y las expectativ­as legítimas de quienes están próximos a jubilarse en Prima Media.

Si está clara la formula para dar equidad y sostenibil­idad al régimen público, ¿por qué cree que este Gobierno no impulsa la reforma?

“Tarde o temprano se deberá hacer lo que le digo, no existe otra alternativ­a. Hay dos opciones sobre la mesa: que el ajuste pensional lo hagamos con crisis, choque forzoso y muchos sufran, o que se haga de una forma bien planeada y un ajuste más suave”

“Se debe transforma­r el régimen pensional público y que el monto de las jubilacion­es sea proporcion­al a lo que cotizó cada persona”. “De 14 millones de personas que viven en la informalid­ad, unos 10 millones son informales absolutos, porque ganan menos de un mínimo”.

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Santiago Montenegro Trujillo es presidente de Asofondos, gremio de las cuatro AFP.
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FOTO COLPRENSA

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