Apostolado que lleva a la inspiración
La labor que desempeñan es de admirar. Con su paciencia y conocimiento sus alumnos progresan.
Las manos y pies de Leysner Aragón aún conservan la firmeza de cuando competía. Y sus cachetes firmes y lampiños esconden su verdadera edad.
El entrenador antioqueño parece un roble, aunque de manera repentina se doblega cuando le preguntan por sus alumnos paralímpicos. Al hablar de ellos, como por arte de magia, se le encharcan los ojos y explica que ese sentimiento, el mismo que le eriza la piel, es de alegría y esperanza.
El hombre de tez morena, de descendencia chocoana y quien nació en Medellín hace 40 años porque sus padres - Noel Aragón y Aceida Menaasí lo anhelaban, hace un trabajo silencioso, aunque los avances de sus dirigidos, a los que denomina “fuentes de inspiración y ejemplos de superación”, ponen al descubierto su tesonera función.
“Ellos son la razón por la que todas las mañanas me levanto cargado de energía”, expresa Leysner luego de recoger, bajo un intenso sol, tres discos, dos jabalinas y cinco balas que acaban de lanzar sus pupilos. Por cierto, una de ellas casi le cae en la cabeza: “¡cuidado, Jénnifer, te estás desconcentrando!”, dice el profesor más con tono de motivación que de reproche.
Mayor orgullo
El entrenador confiesa que los múltiples títulos que conquistó, entre ellos el de campeón universitario y centroamericano en Puerto Rico en 2000, o su mejor marca en salto triple (16 metros y 54 centímetros) en los Bolivarianos de Ambato, Ecuador, en 2001 ( bronce), fueron importantes, aunque no se comparan con la labor que ahora desempeña.
Confiesa que tiene buenos recuerdos de la parte convencional, pero lo que hace con deportistas de discapacidad es más bonito y lo llena más. Lo inspira. “Esto es más grato, no se trata solo de entrenar una persona, de impartir una tarea o directriz, aquí se interactúa con ellos, se requiere de mayor entrega por esa misma limitación que tienen. Ver su entusiasmo, a pesar de que les falta una parte del cuerpo, o que algo de sus sentidos no funciona, es para aplaudir”.
Entre suspiros, este hombre que labora con atletas con discapacidad física, visual, parálisis cerebral y auditiva, señala que al lado de ellos se aprende a valorar la vida. Dice que son unos guerreros y que con esfuerzo demuestran que las limitaciones no existen. “Uno se queda con la boca abierta con cada progreso. Ahí es cuando comprendo que desde que haya deseos, el cuerpo y la mente lo pueden todo”.
Voces de gratitud
Mientras hace otra pausa para que los deportistas recobren fuerzas tomando un poco de agua, estos aprovechan el rece-
so para describir al adiestrador.
“Su perseverancia y constancia es admirable. Es amable y cuando se traza algo con nosotros, lo consigue. En estos dos años de proceso con él me ha hecho una persona más segura”, expresa Jennifer Mosquera, lanzadora de bala y con
discapacidad visual.
Yesenia Restrepo, quien sufre también esa limitación y que en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro ganó presea de bronce en relevos 4x100 metros, indica que Leysner es paciente, y mucho más al orientar invidentes,
trabajo que le exige ser muy descriptivo. “Ha luchado por este deporte, y los resultados que hemos alcanzado se deben en gran parte a él. Uno tiene sueños, pero si no existiera este tipo de guías, sería imposible luchar por ellos”.
Estas palabras son motivo
de orgullo para Aragón, a quien se le ven caer gotas de sudor por su rostro.
Con modestia, señala que él es simplemente un acompañante en sus vidas y que siente felicidad al ver sus avances en un entrenamiento.
Cuando logran un triunfo la satisfacción es mayor y aportar un grano de arena en su parte deportiva y social representa una victoria para este técnico, que estuvo 18 años en la alta competencia.
“Creo que yo he aprendido más de ellos. Son entregados, dispuestos, no se dejan llevar por otras cosas, lo cual sucede mucho con los convencionales. No hacen pereza, no recochan, aprovechan cada instante como si fuera el último. Su actitud y disposición es admirable; después de cada entreno salgo de la pista más renovado. El deseo de superación de ellos genera en mí más responsabilidad de seguir siendo un apoyo para que salgan adelante”, reflexiona Aragón, quien religiosamente a las 6: 00 a.m. llega a la Liga de Atletismo porque sabe que no les puede fallar a las personas que lo consideran su faro.
Él, como otros más que ejercen la misma labor, iluminan y hacen más fácil el camino de los atletas paralímpicos