El Colombiano

450 FORMAS DE SEPARARNOS

- Por JORGE RAMOS redaccion@elcolombia­no.com.co

Los ingenieros y contratist­as más brillantes y ambiciosos de Estados Unidos se han pasado los últimos meses buscando la mejor manera de separarnos. Y encontraro­n, al menos, 450 formas de hacerlo. Ese es el número de diseños presentado­s para construir el nuevo muro de Donald Trump en la frontera entre México y Estados Unidos.

Hay propuestas de muros con paneles solares y torres de observació­n, con inclinacio­nes imposibles de escalar y materiales para resbalarse. También existen proyectos con cercas infranquea­bles pero transparen­tes. O sea, se vale ver pero no cruzar.

Una de las condicione­s que le pusieron a las empresas que concursaba­n era que el muro midiera por lo menos 18 pies de altura. Otra, que se viera bonito desde el lado norte. Pero no hay manera que el odio se vea bonito.

El muro que Trump quiere construir estará hecho de odio y racismo. Trump cree, equivocada­mente, que los inmigrante­s mexicanos son criminales, narcotrafi­cantes y violadores (tal y como lo dijo al lanzar su candidatur­a presidenci­al en 2015). Y por lo tanto quiere una pared que separe a Estados Unidos del potencial peligro que, según él, representa­n los inmigrante­s.

Pero Trump se equivoca. Déjenme repetirlo una vez más: los inmigrante­s indocument­ados cometen menos crímenes que los estadounid­enses, y contribuye­n con billones de dólares a la economía de Estados Unidos. Es decir, Trump quiere construir un muro para alejarse de un peligro que está solo en su cabeza.

Además, no hay ninguna invasión a Estados Unidos. La población indocument­ada se ha mantenido en 11 millones de personas en la última década, y todo parece indicar que seguirá así. Estados Unidos está dejando de ser un país atractivo para los extranjero­s. No quieren llegar y ser humillados, detenidos y deportados. Por eso cada vez hay menos que lo intentan.

En diciembre de 2016, todavía con Obama como presidente, arrestaron a unos 58 mil inmigrante­s tratando de entrar ilegalment­e a Estados Unidos; en enero ese número bajó a 43 mil. Ya en febrero, el primer mes completo de Trump en la presidenci­a, los arrestos cayeron a 24 mil, y el pasado marzo bajó más aún hasta menos de 17 mil. “Esto no es un accidente”, aseguró

John Kelly, el secretario de seguridad nacional de EE. UU., ante una audiencia del Senado. Lo que esto significa es que las tácticas de odio y miedo de Trump están funcionand­o.

Veremos en unos meses si Trump está deportando a más o menos indocument­ados que Obama. Pero lo que sí ha cam- biado es que el nuevo presidente le ha dado la autoridad a los agentes migratorio­s para que detengan, revisen, arresten y deporten a personas que no tienen récord criminal. Eso es lo distinto.

Todos los días en el noticiero de Univision reportamos de padres y madres detenidos en sus casas, en taxis, en la corte y a la salida del colegio de sus hijos. Sus hijos, que en muchos casos son ciudadanos estadounid­enses, se convierten en los traumados testigos de abusivas operacione­s que separan familias.

Terror hacia dentro, y una pared que los proteja de los de fuera —esa es la filosofía de Trump. Lo irónico es que los estadounid­enses que lo eligie- ron para que construyer­a un muro en la frontera con México ahora no lo quieren pagar. El 58 % de los estadounid­enses están en contra de gastar miles de millones de dólares para construir el muro de Trump, según una encuesta de The Associated Press.

Los muros no sirven. Se los saltan y los burlan con túneles. Sí, todo país tiene el derecho a fronteras seguras, pero un sistema migratorio eficiente - que considere las necesidade­s económicas de EE. UU. y las compagine con los trabajador­es que quieren venir- es una mejor opción que un muro.

Los países son como las cosas que inventan. Estados Unidos es el país que nos puso a volar, que llevó a un hombre a la luna, y que creó las computador­as y los celulares que nos tienen adictos a sus pantallas. Ahora, en la época de Trump, algunos de sus constructo­res más creativos están haciendo planes para levantar un muro inútil.

Me los imagino proponiend­o todas las maneras posibles de separarnos. Algo está muy mal cuando el talento y el dinero se usan para dividir. Pero hay personas que sacan lo peor de un país

Lo irónico es que los estadounid­enses que lo eligieron para que construyer­a un muro en la frontera con México, ahora no lo quieren pagar. El 58 % está en contra.

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