De esos amores que se bailan
Dos obras en una función
De las cosas del querer es una pieza corta: 20 minutos. Peter dice que no necesita más. Así es suficiente para enredar y desenredar la vida de esos cuatro personajes.
El espectáculo, sin embargo, no termina ahí. Van a presentar Cicatrices y sueños, la obra del año pasado que estrenaron en el Teatro Pablo Tobón, cuando el Metropolitano estuvo cerrado por arreglos en la tramoya.
Decidieron que la querían presentar de nuevo en el teatro que ha sido su espacio hace tanto, así que le hicieron unos cambios en la trama inicial y pasaron de cuatro bailarines a siete en escena.
El trabajo cuento, señala Peter, las cicatrices de 50 años de guerra y los sueños por la paz, en siete escenas: Una, la huida. Dos, las violaciones a los derechos humanos. Tres, los desplazados. Cuatro, las ausencias, el llanto de los muertos, a través de la voz de la soprano Natalia Trejos, quien hace un solo a manera de lamento. Cinco, la mesa de diálogo, el acuerdo. Seis, la paz, y ahí danza el bailarín invitado, Álex Gutiérrez, colombiano que vive en París. Siete, una escena por la vida. Una cumbia en blanco, que representa el gran sueño de celebrar la paz con una fiesta.
La obra dura una hora. La música es de John Pasthas, Iaanis Xenaquis, Luis Fernando Franco, Casey Cangelosi y la cumbia de Paito. “Nos habla de un tiempo hoy, de un tributo a las víctimas del conflicto con nombres y sin ellos, inspirada en la imperecedera profundidad emocional humana, en lo sublime del arte de la danza y de la música”, escribieron sobre la obra desde Danza Concierto.
La danza contemporánea en el escenario. Para contar historias. Para sentir