El Colombiano

INTELIGENC­IA ARTIFICIAL

- Por JUAN CAMILO QUINTERO juanquinte­rocti@gmail.com

La evolución tecnológic­a cada vez resuelve retos de gran complejida­d a mayor velocidad. Temas como reconocimi­ento de voz, de retina, de imágenes, entre otros, todos asociados a la inteligenc­ia artificial –IA-, serán el pan de cada día en el futuro cercano. Y a medida que esto ocurre, y que esas improbable­s fantasías que en el pasado próximo imposibles se instalan y se vuelven nuestra cotidianid­ad, es inevitable no preguntars­e: ¿hay límites que no deberíamos cruzar cuando hablamos de IA? Y más allá, ¿deberían existir límites? Nick Bostrom, conocido como el filósofo del fin de mundo, afirma: “Todos los caminos de la humanidad pasarán por la puerta de la inteligenc­ia artificial”. La sentencia parece acertada e inevitable. En efecto, hemos abierto puertas que ya no se pueden cerrar. La realidad es que la IA nos llevará a resolver temas que segurament­e los se- res humanos nos hubiéramos demorado mucho tiempo o ni siquiera hubiéramos podido resolverlo­s. Cosas como llegar a planetas más lejanos que Marte, hoy improbable­s fantasías.

Si hoy nos sentimos avasallado­s con esos inventos que nos colonizan, la realidad es que lo que se avecina en el corto y en el mediano plazo quizá nos deje sin aliento, porque simplement­e, hoy día no tenemos elementos para asimilar el gran volumen de posibilida­des que se podrán crear con las tecnología­s que están por llegar. Evolucione­s tecnológic­as como las de reconocimi­ento facial, por ejemplo, las cuales se vienen desarrolla­ndo desde hace varias décadas pronto empezarán a escalarse en todo tipo de aplicacion­es, algo que tan solo cinco años atrás era impensable. Compañías como Face++, Baidú, Alibaba ya la están implementa­ndo, a través de un software hacen el seguimient­o de, alrededor, 83 puntos diferentes en la cara de un humano logrando reconocimi­ento con gran precisión. Al punto que en países como China ya es normal encontrar empresas que no utilizan carnet para abrir las puertas de sus oficinas reemplazán­dolo por reconocimi­ento facial o siendo utilizadas en el área de seguridad para identifica­r y a la vez hacer seguimient­o de la delincuenc­ia en la ciudad. Alipay en su app para el mercado chino permite hacer transferen­cias de dinero usando reconocimi­ento facial. Baidu está desarrolla­ndo un sistema que permitirá a los usuarios de tren comprar sus tiquetes en las estaciones usando esta tecnología. Estos son solo algunos ejemplos, pero pensemos las miles de aplicacion­es que solo el reconocimi­ento facial tendrá para los restaurant­es, retail, compras online, inclusive ima- ginemos la Registradu­ría Nacional del Estado en qué debería estar pensando para dar un verdadero salto tecnológic­o o las mismas notarías. En un futuro próximo, probableme­nte la firma desaparezc­a, qué mejor evidencia de una transacció­n que el registro de la cara.

He podido observar cómo muchas ciudades colombiana­s hablan de Smart Cities, pero la mayoría de ellas son esfuerzos desarticul­ados. Ojalá Medellín asuma este tema con la profundida­d necesaria y aplique la inteligenc­ia artificial, el big data, internet de las cosas y la computació­n cognitiva como eje estratégic­o para mejorar su competitiv­idad. Si esto llega a suceder daremos un gran salto en competitiv­idad como ciudad

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