LA SIEMBRA DE DUDA CLIMÁTICA ENTRE EDUCADORES
El libro es propaganda no científica de autores con conexiones a la maquinaria de desinformación del Heartland Institute.
El Instituto Heartland, un laboratorio de ideas conservador conocido por atacar a la ciencia climática, ha venido enviando un libro delgado y brillante a los maestros de escuelas públicas en todo Estados Unidos. El instituto dice que planea enviar 200.000 copias, hasta que prácticamente todos los educadores de ciencia en EE. UU. lo tengan.
El libro, “Por qué los científicos no están de acuerdo sobre el calentamiento global”, presenta la falsa premisa de que la evidencia del cambio climático impulsado por los humanos es profundamente defectuosa. Para entender de dónde proviene el Heartland Institute, consideré un comentario reciente de su presidente, Joseph Bast, quien calificó el calentamiento global como “otra crisis falsa” para los demócratas “alardear a los votantes y recolectar dólares de campaña”.
El libro fue publicado en 2015, para coincidir con la conferencia climática de París e influenciar a los creadores de políticas. La segunda edición fue publicada este año con un DVD de instrucción.
Los maestros de las escuelas públicas no son los únicos en la lista de correo del instituto. Profesores universitarios también están recibiendo el libro. “Estaba de afán, y todo lo que noté fue la palabra ‘clima’ en un titular del New York Times”, dijo. “Eso me hizo abrirlo en lugar de botarlo”.
La carta de presentación, sin embargo, dejó clara la premisa del libro. “Las afirmaciones de un ‘consenso científico’” sobre el cambio climático, decía, “están basadas en dos escritos universitarios, los escritos de un bloguero australiano chi- flado y un ensayo no revisado por colegas por un historiador socialista”. De hecho, múltiples sondeos de la literatura científica muestran que más del 90 % de los científicos climáticos que han sido publicados han concluido que el calentamiento global reciente es real.
Por ejemplo, un estudio en 2010 encontró que el 97 % de los 200 autores de documentos más publicados sobre el clima sostienen la postura del consenso, y un sondeo en 2013 de 4.014 resúmenes de documentos climáticos revisados por colegas encontró un 97 % de acuerdo. El libro distribuido por Heartland disputa los métodos utilizados en estas encuestas y similares, pero no ofrece ningún contraargumento definitivo contra el peso total de la evidencia.
La última edición contiene un prólogo escrito por Marita
Noon, descrita por el libro como columnista de Breitbart y directora ejecutiva de Energy Makes America Great. Noon presenta los tres autores del libro como “apreciados científicos climáticos”. No es cierto.
Después de haber sid0 escéptico yo mismo antes de alcanzar la posición de consenso, recuerdo que alguna legítima incertidumbre sobre la contri- bución humana al calentamiento global existía dentro de mi especialidad de paleoclimatología hace varias décadas.
Sin embargo desde entonces, las reconstrucciones climáticas de alta calidad de núcleos de hielo, anillos de árboles, sedimentos lacustres y otras fuentes geológicas, junto con rigurosos análisis de la actividad solar, el volcanismo y las emisiones de combustibles fósiles, han dejado claro que el calentamiento reciente no es un simple resultado de la variabilidad natural o ciclos.
Desafortunadamente, muchos educadores parecen no estar conscientes de esto. Una encuesta a 1.500 profesores de ciencia publicada en Science el año pasado encontró que el 30 % dijeron que hacían énfasis en sus clases en que el calentamiento global “probablemente se debe a causas naturales”. Menos de la mitad también identificó correctamente el grado de consenso entre los científicos del clima de que las actividades humanas son la causa principal.
Por lo tanto, pueden ser vulnerables a las sugerencias de que deben “enseñar la controversia” por el bien del equilibrio. El Heartland Institute está aprovechando esta oportunidad para influir en la próxima generación a escala nacional.
El libro es propaganda no científica de autores con conexiones a la maquinaria de desinformación del Heartland Institute. En reciente carta a sus miembros, David L. Evans, director ejecutivo de la Asociación Nacional de Profesores de Ciencias, dijo que “etiquetar la propaganda como ciencia no la hace tal”. Él llamó al correo masivo del instituto del libro un “ataque sin precedentes” contra la educación científica.
A juzgar por las respuestas de educadores a quienes conozco que han recibido el libro, es probable que la mayoría de copias sean ignoradas o descartadas. Pero si solo un pequeño porcentaje de profesores lo usa como se pretende, aún podrían confundir a decenas de miles de estudiantes con él año tras año