EDITORIAL
Con la desaceleración y el ajuste económico, el mercado de trabajo se debilita. Se impone impulsar el crecimiento y concretar la reforma laboral para dinamizar el empleo al tiempo que incrementar la productividad.
“Con la desaceleración y el ajuste económico, el mercado de trabajo se debilita. Se impone impulsar el crecimiento y concretar la reforma laboral para dinamizar el empleo al tiempo que incrementar la productividad”.
La evolución del mercado laboral colombiano muestra que, mientras en el mediano plazo se registran logros importantes, la coyuntura económica actual representa una amenaza que puede hacer que estos avances se malogren.
Así, durante los últimos años se ha presentado la reducción del desempleo a tasas de un dígito, el aumento en el porcentaje de ocupados que cotiza a la seguridad social, y la reducción de la informalidad.
Estos avances, junto a una política social activa, han favorecido la ampliación de la clase media, la reducción de la pobreza y el mejoramiento de las condiciones de vida de muchos hogares, especialmente de los pertenecientes a los grupos más desfavorecidos de la población.
No obstante estos logros, cuando se compara el nivel del desempleo y la tasa de informalidad con los registrados a nivel internacional y latinoamericano, estos resultan ser relativamente altos.
De otra parte, la coyuntura reciente, marcada por el fuerte ajuste y la desaceleración de la economía, pone en riesgo los avances obtenidos en el campo laboral.
En razón al deterioro registrado durante el pasado mes de febrero de 2017 en esta materia, Fedesarrollo señaló que “parece debilitarse la notable resiliencia que venía demostrando el mercado de trabajo ante la desaceleración económica”.
Aunque las cifras reveladas por el Dane sobre la situación laboral en marzo pasado indican una mejora evidente frente a lo observado en el segundo mes del año, las cosas todavía continúan siendo difíciles.
Así, en marzo pasado el nú- mero de ocupados aumentó vigorosamente (486.000 personas) lo que favoreció que la tasa de desempleo descendiera, ubicándose en 9,7 por ciento (en igual mes de 2016 fue de 10,1 por ciento). No obstante la recuperación del empleo, el desempleo en las ciudades y el campo se incrementó.
Particularmente, para las trece ciudades principales y sus áreas metropolitanas la tasa de desempleo pasó de 10,2 por ciento en marzo de 2016 a 10,6 por ciento este año. Algo similar ocurrió en el sector rural en donde el desempleo fue de 5,9 por ciento en el trimestre enero-marzo de 2016 y, en 2017, de 6,5 por ciento.
Para evitar un mayor debilitamiento del mercado laboral se requiere que las autoridades económicas establezcan las condiciones necesarias para que la economía retome su senda de crecimiento y, por ende, se recupere la dinámica de generación de empleo.
En este sentido resulta prudente que el Gobierno retire el proyecto de Ley sobre las horas extras pues, en la coyuntura actual, aumentar el costo de contratación significa afectar negativamente la generación de empleo.
Así mismo, y con el propósito de consolidar los avances registrados y conseguir un mercado de trabajo más flexible y productivo, el Gobierno, de la mano del Congreso de la República, debe acelerar la puesta en marcha de la reforma laboral.
Para ello deberían tenerse en cuenta las recomendaciones y los ajustes que el Consejo Privado de Competitividad y la Ocde han formulado.
De igual manera, en el Congreso de Asofondos, realizado en días pasados, el tema de la reforma laboral fue tratado de manera extensa por diversos expertos que hicieron sugerencias concretas sobre el contenido de una eventual reforma.
En manos de las distintas autoridades, y en particular del Gobierno, está que en materia de generación de empleo las cosas no empeoren y sí, por el contrario, mejoren para beneficio del grueso de trabajadores del país