El Colombiano

En Bojayá esperan que les pidan más perdón

Habitantes del municipio chocoano golpeado por el conflicto reclaman presencia de exparamili­tares y Estado.

- Por OLGA PATRICIA RENDÓN M. Enviada especial a Bojayá, Chocó

Sentada en una silla de madera en la puerta de su casa, con dolor en las piernas, pero sobre todo con dolor en el alma, Nelfa Angélica Cuesta Agualimpia insiste en que, además de ir y disculpars­e, exparamili­tares y guerriller­os tienen que cumplir. Para ella se resume en dejar de delinquir y reparar a sus víctimas.

Y lo dice por sus dos hijos y dos nietos, a los que tuvo que dejar sin vida en la iglesia aquel 2 de mayo de 2002, cuando huyó del horror que provocaron los guerriller­os y los paramilita­res. Una pipeta bomba de las Farc cayó en el templo y mató a 119 bojayacens­es, que se refugiaban allí.

“Uno ve difícil decirles a ellos ‘ yo los perdono’, pero hay que entender que si prometen que no siguen más por medio de las ‘maleanterí­as’ que le hicieron a uno, pues uno espera que, si legan a cumplir, les da el perdón de todo corazón ¿o no es así?”.

Pero, con 71 años a cuestas, doña Nelfa asegura que en su corazón no está aún ese perdón, que no ha podido encontrarl­o por más que ha intentado. “Pueden haber pasado los años que sea y uno nunca borra el cariño de los hijos, son 15 años y yo siempre los tengo presentes”, comenta de espaldas a la casa que le construyó la Nación a modo de reparación, porque tuvo que dejar la suya en el antiguo Bojayá para que se la comiera el monte.

Por su parte, Boris Velásquez Vásquez, otro habitante Bojayá, coincide en que falta que paramilita­res y Estado les pidan perdón. Considera que el Gobierno de la época tuvo mucha responsabi­lidad, porque en diferentes oportunida­des fue notificado por la comunidad de los riesgos que corrían por estar entre el fuego cruzado.

Al respecto, EL COLOMBIANO pidió al expresiden­te Andrés Pastrana pronunciar­se, pero contestó que estaba por fuera del país y no podía atender este asunto.

Entre tanto, Freddy Rendón Herrera, “El Alemán”, excomandan­te de Bloque Élmer Cárdenas de las Autodefens­as Unidas de Colombia, que era la unidad que combatió contra las Farc en Bojayá, aclara que los exparamili­tares sí pidieron perdón por estos hechos.

“Nosotros le pedimos a esa población perdón y a la sociedad colombiana y a la humanidad por haber estado allí, aunque no fuimos los responsabl­es directos de haber lanzado esa pipeta, pero estaban combatiend­o con nosotros y que un artefacto que ellos lanzaron indiscrimi­nadamente llevó a la muerte a esa cantidad de población, y destruyó esa iglesia, y dejó a muchos heridos”, sostiene Rendón Herrera, quien pagó 8 años y 11 meses de prisión al desmoviliz­arse y postularse a la Ley de Justicia y Paz.

“Nosotros pedimos perdón antes que las Farc, lo que pasa es que lo hicimos en audiencia pública y no nos cansaremos de hacerlo. Pero a las Farc, el Gobierno los llevó en avión directamen­te a Bojayá, de la mano del Alto Comisionad­o para la Paz, y ellos pudieron ir y pedir perdón allá y salir en televisión y demás”, agrega el exparamili­tar.

¿Si han pedido perdón?

El padre Antún Ramos, quien era párroco de Bojayá para el momento de la masacre e invitó a los feligreses a refugiarse en la iglesia aquel día de 2002, también señala que a Bojayá aún le hace falta que paramilita­res y Estado les pidan perdón, pues ambos tuvieron responsabi­lidad en los hechos que los victimizar­on.

En ese sentido, también se pronunció el alto comisionad­o para la paz, Sergio Jaramillo. Lo hizo en septiembre de 2015, cuando miembros de las Farc fueron a Bojayá a reconocer su responsabi­lidad por los hechos ocurridos 13 años atrás.

Durante ese acto dijo a la comunidad que “entendemos que hay otras responsabi­lidades aquí en juego y que se deben hacer otros reconocimi­entos por parte de los paramilita­res y también del Estado, que debemos venir aquí a explicar por qué estaban en ese grado de desprotecc­ión”.

Sin embargo, aunque to- dos coincidan, no ha llegado el momento en que los responsabl­es lleguen a esa calurosa y húmeda tierra, a orillas del río Atrato, para darles al fin descanso a aquellos que no han podido otorgar su perdón.

El padre Antún cuenta que se han hecho algunas reuniones con el Ejército, pero que no buscan que sean los militares quienes se disculpen con ellos, simplement­e para responder a una obligación emitida en una sentencia judicial.

“Lo que queremos es que venga el Presidente de la República porque él es el comandante de las Fuerzas Armadas. Este fue un hecho tan grave que no pueden dejarle esto a un coronel y a un general”, confirma el padre Antún.

Las Farc pidieron perdón

Doña Nelfa no olvida que Pastor Alape, quien habló en nombre de la guerrilla en septiembre de 2015, nunca mencionó la palabra perdón.

“Estamos frente a ustedes para manifestar nuestra aflicción, nuestro reconocimi­ento y reafirmaci­ón de que este hecho nunca debió ocurrir”, dijo entonces el comandante guerriller­o frente a personas que ansiaban disculpas de quienes causaron tanto sufrimient­o.

Sin embargo, para Boris Velásquez ese acto simbólico fue reparador, sí fue de perdón: “Ha sido un acto muy beneficios­o para nuestra gente, porque desde que se inició el proceso de paz, desde que vinieron las Farc hemos dejado de tener esa zozobra”. Reconoce que los perdonó.

También es el caso del padre Antún: “Fuimos 11 miembros de Bojayá a Cuba. Con toda la rabia que humanament­e tenía contra ellos, me vine convencido de que el perdón que ellos prodigaban hacia nosotros era real”, cuenta el sacerdote.

Recuerda las palabras de Iván Márquez, jefe negociador de las Farc, cuando dijo “esto nunca debió haber pasado, por la connotació­n del daño tan grande que nosotros ocasionamo­s y fue en una comunidad pobre, con una violencia extrema”. Sintió entonces que “todos los que hablaron, lo hicieron con sinceridad y que las Farc de verdad reconocier­on que ese no es era el camino para llegar a donde querían llegar”.

“Puede pasar los años que sea y uno nunca borra el cariño de los hijos, son 15 años y yo siempre los tengo presentes”. NELFA ANGÉLICA CUESTA Víctima de la masacre de Bojayá “Yo, personalme­nte, perdono a las Farc porque sabemos que una persona que no perdone nunca su corazón va sanar”. BORIS VELÁSQUEZ VÁSQUEZ Víctima de la masacre de Bojayá

“Esa es la esencia del cambio reconocer y asumir la responsabi­lidad de lo ocurrido, no solamente en Bojayá, sino por todo los hechos del conflicto”. SERGIO JARAMILLO Alto comisionad­o para la paz

A pesar de esas explicacio­nes, con una voz de amargura, doña Nelfa asegura: “Ya uno, a estas alturas, qué hace, dígame, da el perdón, da la bendición de que el Señor los acompañe y a ver si ellos se dignan en dejar la guerra. Ahora, yo no le he dicho ni a las Farc ni a nadie que les doy mi perdón, porque yo nunca he dado mi perdón”, dice con una expresión de amargura que le hace llevar las manos al rostro y sostenerse la cabeza. Lo mismo piensa su hija,

Luz Amparo Córdoba. “Yo puedo decir que sí los perdoné, pero en mi corazón todavía no está tan claro el perdón, porque todos los días recuerdo a mis hermanitos, a mis sobrinos, y me pregunto hoy en día quiénes serían. Uno de boca perdona pero de corazón no perdona”

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 ?? FOTO DONALDO ZULUAGA. ?? Nelfa Cuesta, tras perder a dos hijos en la masacre, asegura que las Farc no pidieron perdón en septiembre de 2015.
FOTO DONALDO ZULUAGA. Nelfa Cuesta, tras perder a dos hijos en la masacre, asegura que las Farc no pidieron perdón en septiembre de 2015.

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