ESTÁS DEMASIADO ENFOCADO HACIA LO QUE ESTÁS ENFOCADO
He aquí algo de buenas noticias para la gente autoconsciente. Esa mancha de café en la camisa, los aretes desparejados que eligió distraídamente esta mañana, ese desafortunado corte de pelo que acaba de conseguir, la gente no nota esas cosas tanto como usted piensa.
Aunque podrá parecer que sus defectos y errores son el enfoque de la atención de todos, investigación en sicología social sugiere lo contrario.
En estudios clásicos de los años 90, por ejemplo, participantes se pusieron una camiseta estampada con una foto de la cara del cantante Barry Mani
low y luego entraron en un salón lleno de gente. Después, cuando les preguntaron cuántas personas en el salón serían capaces de identificar lo que había en su camiseta, los participantes lo sobreestimaron de manera significativa: resultó que solo la mitad del número que habían pensado lo notaron.
Ahora he aquí la mala noticia. La mayoría del tiempo, cuando usted está desprevenido y sintiéndose relativamente inconspicuo, está siendo observado mucho más de lo que cree. Mis colegas y yo demostramos esto en varios estudios cuyos resultados publicamos en la edición de este mes de la Revista de Personalidad y Sicología Social.
En un experimento, le pedimos a dos desconocidos participando en nuestro estudio que llegaran a nuestro laboratorio al mismo tiempo. Se sentaron en una sala de espera y se les dijo que el experimentador estaba un poco retrasado. Fueron invitados a pasar el tiempo leyendo uno de los pe- riódicos (o lo que quisieran hacer) mientras esperaban que comenzara el estudio. Cinco minutos después, el experimentador regresó, le dijo a los participantes que estaba lista para comenzar y los entró a cuartos diferentes en un sector diferente del laboratorio.
Desconocido para los participantes, el estudio había comenzado en el momento en que entraron en la sala de espera. La verdadera razón por la que se les hizo esperar fue para darles una oportunidad de ver -y sentirse observados o no observados- por el otro.
Una vez que los participantes estaban en sus cuartos privados, le pidieron a uno de ellos que escribiera cualquier cosa que hubiera notado o pensado sobre la otra persona. Pidieron al otro participante que anotara cualquier cosa que creyera que la otra persona hubiera notado sobre él o ella, y que luego estimara cuánto la otra persona lo había observado a él o ella, usando la misma escala.
Aunque las personas se dieron cuenta subrepticiamente de todo tipo de detalles sobre el otro -ropa, personalidad, estado de ánimo- nos dimos cuenta de que la gente estaba convencida de que la otra persona no los miraba mucho, si es que lo hacía.
Así que las personas notan nuestras manchas de café mucho menos de lo que pensamos, pero en general nos observan más de lo que pensamos. El problema, en ambos casos, es que proyectamos el enfoque de nuestra atención sobre otros.
Porque estamos fijados sobre nuestra mancha (o lo que se que nos hace sentir auto conscientes), asumimos que los demás también en particular llama nuestra atención hacia nosotros mismos, descuidamos el hecho de que podemos ser objeto de interés de otras personas.
En resumen, prestamos demasiada atención a lo que estamos prestando atención.
Asumiendo que los demás están enfocados sobre la misma cosa que nosotros es la raíz de muchos tipos de mala comunicación. Empleados se halan el pelo frustrados mientras que sus jefes ingenuamente creen que sus instrucciones son simples y directas. Esposos se sienten malentendidos porque sus parejas no notan que limpiaron la casa. Los activistas preocupados con el asunto de cuidado de la salud asumen que los demás son indiferentes porque no logran recordar lo que es un sistema de pagador único.
Todos tenemos una tendencia a atribuir egocéntricamente nuestra propia perspectiva a los demás. Eso no nos hace egoístas o malos. Pero vale la pena tener en cuenta que la atención de todos ilumina el mundo de una manera particular, y lo que se resalta difiere de persona a persona
Así que las personas notan nuestras manchas de café mucho menos de lo que pensamos, pero en general nos observan más de lo que pensamos. El problema es que proyectamos el enfoque de nuestra atención sobre otros.