PERO EL ALCALDE NO ES UN SHERIFF
Como espectador ya nostálgico de las películas de vaqueros, hoy tan escasas como desfiguradas, la figura legendaria de Wyatt Earp sigue representando al sheriff más valeroso, duro y efectivo de la historia y la ficción del Lejano Oeste norteamericano. No fallaba ni un solo tiro en la persecución de malhechores. Pero a estas alturas no tendría ningún sentido comparar al Alcalde nuestro con aquel mítico justiciero ni pretender algún parecido entre Medellín y Tombstone, Arizona.
Han cambiado los tiempos y, pese a la potenciación pavorosa de la delincuencia que nos ha azotado, el simbolismo de un héroe de western no alcanza como argumento para esperar que mejoren las condiciones de seguridad en la segunda capital colombiana, que no tiene nada que ver con un pueblo aislado y casi primitivo de filmes inolvida-
bles como Duelo de titanes, donde Earp es el clásico actor Burt Lancaster.
Muchas personas han venido comentando que el Alcalde Federico está pareciéndose a un sheriff. Volví a escuchar esa crítica lanzada por un comentarista sarcástico de Bogotá. Esta asociación no concuerda con el concepto de administración moderna que él mismo, Federico Guiérrez, ha querido instrumentar, ni con la buena fama de ciudad global e innovadora que merece Medellín, por ejemplos que saltan a la vista, con todo y los contrastes, problemas y desigualdades evidentes.
No tengo ni el motivo más mínimo para poner en duda la capacidad y la experiencia del Alcalde Gutiérrez, ni su admirable compromiso con el buen gobierno de nuestra ciudad. Tampoco debo cuestionar su afán por la transparencia y la difusión de sus proyectos y acciones por los medios periodísticos. Así ha marcado una positiva diferencia frente a homólogos suyos como el de Bogotá, que parece mayestático y distante de los ciudadanos.
Para no mencionar ahora algunas fallas administrativas, que van señalándose mediante veedurías cívicas de la credibilidad de Medellín cómo vamos, creo que Federico Gutiérrez reúne condiciones de gran Alcalde. Pero en materia de imagen estimo que está sobreactuando. Pueden restarle razonable seriedad el abuso del acento paisa, las juniniadas por Telemedellín con la alabanza de las empanadas de Versalles y los moros y sapitos del Ástor, mientras el centro siga siendo de cuidado.
Y salir a perseguir maleantes, cuando es la Policía, de la que es jefe civil, la que debe responder con eficiencia y ganar cada día más en confianza y respetabilidad, puede dejar constancia de la excelente voluntad y el compromiso de un funcionario consagrado, responsable, pero debe orientar mejor su liderazgo a incrementar la solidaridad ciudadana. Medellín no es un escenario del Oeste ni su primera autoridad tiene por qué evocar las hazañas cinematográficas y folletinescas de un sheriff por el estilo de Wyatt Earp o Bat Masterson
Creo que Federico Gutiérrez reúne condiciones de gran alcalde. Pero en materia de imagen estimo que está sobreactuando.