El histórico espaldarazo de la ONU a Colombia
Integrantes del Consejo de Seguridad estarán en una de las zonas de normalización de las Farc.
Desde la fundación de Naciones Unidas, su Consejo de Seguridad solo ha tomado 14 decisiones unánimes en su historia, así lo cuenta Giovanni Reyes, quien durante los noventa se desempeñó como analista del Cuerpo Técnico del máximo ente de la ONU. Una de ellas, que resonó en todo el mundo, fue la de apoyar el proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y las Farc.
Que las potencias se pongan de acuerdo en tiempos turbulentos y conflictivos es relevante, como también lo es que el pleno de dicho organismo, sus 15 miembros, viajen a territorio colombiano para expresar ese apoyo.
Visitas como la que inicia hoy, donde el máximo ente dentro de la ONU arriba en su totalidad a supervisar la implementación del acuerdo de paz, son, incluso, tan raras como las 14 decisiones unánimes.
Según la página web de la ONU, en 7 oportunidades, por lo menos un representante del Consejo de Seguridad ha sido enviado por decisión de dicha institución a dar seguimiento en terreno a Benín, Botsuana, Guinea, Senegal, Sahara Occidental, Zambia, y Jerusalén (Israel y Palestina).
Por otra parte, la misma fuente afirma que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas solo se ha reunido 7 veces en pleno fuera de la sede del organismo en Nueva York: Londres (1946), dos en París (1948 y 1952), Adis Abeba (Etiopía, 1972), Ciudad de Panamá (1973), Ginebra (Suiza, 1990) y Nairobi (Kenia, 2004).
Relevancia evidente
Es evidente la decisión unánime que tomó el consejo desde enero de 2016 para apoyar al proceso de paz. En consecuencia con esta decisión, los 15 embajadores llegan hoy al país. Es la primera de tres jornadas en las que prevén reunirse con el Presidente Juan Manuel Santos, representantes de las Farc, las Comisiones de Paz del Congreso de la República, miembros del Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MM&V), y líderes de sociedad civil, entre otros. Asimismo, acudirán a una de las 26 Zonas Veredales Transitorias de Normalización, en donde tendrán encuentros con las comunidades y escucharán sus opiniones.
“Están enviando un mensaje de que el apoyo internacional no es algo de trámite. La comunidad global apuesta decididamente a favor del acuerdo de paz en Colombia. Y desde afuera, la opinión es que no se entiende cómo puede haber grupos a los que les interesa que siga el conflicto”, consideró Giovanni Reyes, máster en Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Pittsburgh y docente de la Universidad del Rosario.
“Es una señal muy favorable, muy positiva para el mundo, no solo para el país”, agregó.
“Este tipo de visitas del pleno, tras una de las pocas decisiones unánimes que ha tomado, es una situación extraordinaria en la historia del ente. Lo que se está demostrando son dos cosas fundamentales: El respaldo pleno de la comunidad internacional al proceso de paz, y en segundo lugar la preocupación que hay ante el asesinato de los líderes sociales en Colombia. Esto con el recuerdo de lo que pasó con la UP en los ochenta y el asesinato de más de 3.000 integrantes incluidos dos candidatos presidenciales”, concluyó.
Éxitos y fracasos
Por su parte, Mauricio Jaramillo Jassir, docente de la Facultad de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario, recordó que no todos los procesos en los que participó el Consejo de Seguridad en su historia requirieron la visita de sus representantes: “hay tres casos exitosos en Timor Oriental, Sudán del Sur, y Egipto. En los primeros dos escenarios, los países lograron su independencia (2002 y 2011, respectivamente) mientras el ente avalaba misiones de monitoreo. En cuanto al tercer caso, su mediación fue fundamental para lograr en 1981 la formación de la la Multinational Force, encargada de implementar en la península del Sinaí el acuerdo de Camp David entre Egipto e Israel”, explicó. “Los tres casos fueron en su momento exitosos a pesar de las numerosas dudas que se cernieron sobre dichos procesos. Evidentemente hubo una pacificación, pero el ente dejó autonomía a dichos países en los años siguientes, y eso es lo que creo que ocurrirá en el caso colombiano”, aseveró. En cuanto a la visitas de observación, si bien se puede afirmar que lograron éxitos en Benín, Botsuana, Guinea, Senegal y Zambia, no se puede afirmar lo mismo para los estancados asuntos de Sahara Occidental y Jerusalén, donde décadas de conflicto siguen sin resolver.
Implicaciones en Colombia
En un comunicado conjunto emitido el 19 de enero de 2016, el Gobierno y las Farc solicitaron al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas vincularse a la implementación del acuerdo de paz con el establecimiento de una misión política, integrada por
observadores internacionales no armados. Dicha solicitud tuvo una respuesta positiva y ese organismo adoptó por unanimidad la resolución 2261 el 25 de enero de 2016, que forma una misión con el fin de monitorear y verificar la dejación de las armas y formar parte del mecanismo tripartito de supervisión del cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo tras la firma del acuerdo de paz.
Actualmente, la ONU tiene en el país 509 observadores internacionales civiles de Argentina, Chile, Bolivia Canadá, Cuba, Costa Rica, República Dominicana, España, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Noruega, Paraguay, Portugal, Reino Unido, Rusia, Suecia y Uruguay.
Ahora bien, ¿qué significa para el país que el Consejo de Seguridad de la ONU, con sus 15 integrantes lleguen para enterarse de primera mano de cómo va la implementación de ese acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc?
Para Luis Fernando Vargas Alzate, profesor del Área de Internacionales de la Universidad Eafit, dicha visita es de suma importancia porque “se ratifica el compromiso que
tiene la organización para que la implementación de lo pactado entre Gobierno y guerrilla continúe su marcha. Es una muestra más del apoyo internacional que recibe y ha recibido el país en dicho proceso. Sin duda, esta visita hace que se tenga que lograr mayor diligencia en el proceso de implementación, porque las miradas de los principales actores de la política internacional estarán puestas sobre Colombia, evaluando lo que hasta ahora se ha logrado”.
Otra pregunta que surge es si después de esa serie de reuniones el acuerdo de paz pueda sufrir algún tipo de modificación. En este punto, Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, cree que no se va a dar ningún cambio, “a eso no vienen, más bien es una visita muy políti- ca en el sentido de reunirse con las dos partes, con la misión y mirar cómo va ese trabajo de la implementación”.
Según Vargas, el único cambio probable es “que se prorrogue el tiempo de la misión, la cual tiene un límite de un año, por otro año. Esa es una posibilidad”.
Por su parte, Carlos Arévalo, docente de la maestría Derecho Internacional de la Universidad de la Sabana, asegura que la idea principal de la visita del Consejo de Seguridad es la de entender el proceso, de saber cómo está la voluntad de las partes y motivarlas para que sigan teniendo una actitud positiva para el cumplimiento de los compromisos.
“Lo que si es cierto es que hay algunos temas específicos que podrían estar preocupando al Consejo de Seguridad, uno de esos, por ejemplo, tiene que ver con la dejación de armas, sin lugar a dudas, ellos van a querer ver cómo va la evolución de esto, dado a que el plazo de los 180 días está llegando a su fin. Otro de los temas seguramente tendrá que ver con el reclutamiento de menores de edad, porque a pesar de las recientes liberaciones, hay organizaciones que dicen que faltan más”.
Arévalo agrega que los integrantes del Consejo de Seguridad tienen la autoridad para cambiar o realizar movimientos en el equipo de la ONU, que hace parte del mecanismo de monitoreo, pero para temas relacionados con la implementación de los puntos del acuerdo, “lo que se hará con seguridad serán recomendaciones, y estas deben ser tenidas en cuenta por Colombia por conveniencia, porque recordemos que el Consejo de Seguridad, a la luz del Estatuto de Roma, tiene la capacidad de solicitar a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional la suspensión de casos o procesos penales de algún país, entonces es una carta que el Gobierno se jugó para que casos específicos de las Farc o también de las Fuerzas Armadas no sean investigados por la corte”