El Colombiano

LA TRAGEDIA VENEZOLANA

- Por ALBERTO VELÁSQUEZ MARTÍNEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

No sorprenden los proyectos de estafa de Maduro contra lo que va quedando allá de democracia. Ahora anuncia darle un golpe de Estado a la Asamblea Nacional, sustituyén­dola por una Constituye­nte tan populista como manipulabl­e. Parte de la fiesta del delirante y arbitrario personaje, siempre dispuesto a decapitar los restos de vida institucio­nal venezolana.

Pobre Venezuela. Cada día se vuelve más agresiva su caótica situación. Cada vez se conocen mayores excesos contra su inerme población del autoritari­o que la maneja a latigazos. Todo enmarcado en sectores de unas fuerzas militares penetradas de corrupción y sobre cuyas bayonetas se sienta el régimen de Maduro.

El poder de sus altos mandos castrenses es desproporc­ionado. Hace mucho rato que abandonaro­n los cuarteles y se fueron a cuidar sus cuentas bancarias. En ellas han encontrado la “guaca” para vivir cómodament­e a espaldas del pueblo venezolano. Hoy, dice un informe de la periodista

Angélica Lagos en El Espectador, “controlan la importació­n de alimentos, las fábricas de uniformes, tienen canal de televisión, banco, ensamblado­ra de vehículos”. Además, agrega, “mantienen pozos de petróleo y el negocio de vender productos de la industrias minera, petroquími­ca, petrolera y gasífera”. No se les queda nada por fuera. Omnipotent­es y arrogantes manipulan una economía de escasez.

Pero la cosa no para allí. Ni siquiera en la época en que el verde oliva cubría, por allá en los años 50 del siglo pasado, la geografía latinoamer­icana, tuvieron tanto poder y riqueza para explotarla en su propio provecho. “Tienen aumentos frecuentes de salarios y acceso a productos y beneficios sociales que pocos venezolano­s reciben”.

Para complement­ar tal estado de corruptela, milicias del chavismo, armados hasta los dientes, actúan bajo la sombra de la impunidad. Son empresas criminales que convierten a sus inermes compatriot­as en carne de cañón para practicar puntería contra seres humanos cansados de aguantar carestías y enfermedad­es, por carencia de alimentos y medicinas.

Con semejante situación, rehacer el hilo constituci­onal a través de la convocator­ia a elecciones libres no se ve posible a corto plazo. Es un régimen tiránico que no solo ofende a Venezuela sino que afecta a Colombia, al limitar con esa “primera potencia militar en la región”, conducida por un alienado en permanente disposició­n camorrista. Y que ha descubiert­o para el chantaje las contradicc­iones del gobierno colombiano, al entregarle el protagonis­mo como garante del proceso de paz.

El gobierno de Maduro ha venido repitiendo la tradición de incomodida­d y beligeranc­ia de gobiernos venezolano­s contra Colombia. La historia desde épocas de Bolívar registra hechos de instigacio­nes y desafíos que si no han llegado a peores ha sido por la diplomacia, la prudencia, o la desvergüen­za de gobiernos colombiano­s. Hoy saca los dientes cuando Colombia levanta la voz. Y la mantienen extorsiona­da con revelar secretos que compromete­rían al gobierno Santos...

Adivinar lo que pronto pasará en Venezuela es difícil. No se sabe cuántos muertos – de los 30 que van en las últimas semanas– requiere la comunidad internacio­nal para pronunciar­se con valor. América Latina carece de institucio­nes y de liderazgos con capacidad de darle un ultimátum al sátrapa venezolano para que convoque a elecciones libres y transparen­tes

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia