El Colombiano

INSTANTÁNE­AS DE LA FILBO

- Por ARTURO GUERRERO arturoguer­reror@gmail.com

Nobel de Literatura sudafrican­o, camina hacia el micrófono con cara adusta. El auditorio J. A. Silva, buque insignia de la Feria del Libro bogotana, colma sus 700 sillas con gentes que hicieron fila dos horas a la intemperie. Pelo, bigote y barba blancos y tenues, figura magra, de vegetarian­o, 77 años.

Anuncia en español que leerá en inglés un texto relativo a la vida de los animales. Parece continuaci­ón de dos lecciones de 1999, parte de su libro “Elizabeth Costello”, en que filósofos y poetas discurren sobre estos seres. Durante una hora su voz es un susurro.

Una madre anciana y su hijo imaginan instalar un matadero de vidrio a la vista de los habitantes de la ciudad. Se trata de mostrar en vivo la muerte de las reses. Ella interpreta abstrusas teorías de Descartes, Heidegger, Kant en torno de la naturaleza animal. Se extiende en los insectos, las garrapatas. ¿Cómo piensan y sienten los ‘irracional­es’? Lo abstruso deviene sentido común.

Richard Ford, premiadísi­mo escritor del Misisipi -¡ya le suprimiero­n las dobles eses!-, tiene el mismo color de pelo que Coetzee, idéntica contextura delgada, varios centímetro­s más de estatura, cuatro años menos. Cuando niño su madre le mostró en un supermerca­do a una mujer de su pueblo, Jackson. “Mira, es una escritora”. Ese día supo que uno podía ser eso, escritor. Como la mujer,

Eudora Welty, que vivía a pocas cuadras de su casa.

También fue amigo cerca- no de Raymond Carver -”¿De qué hablamos cuando...?”-, fallecido hace casi 30 años. Conformaro­n el grupo del “Realismo sucio”. Ford le arrebata la palabra a su entrevista­dora, es eléctrico, vertiginos­o, ofrece su vida a la risa. A un joven que le pide consejo para ser escritor le dice: “No tener hijos, tener una mujer que trabaje”. Él no los tuvo, la tiene a ella.

El caricaturi­sta Vladdo dialogó con Carlos Antonio Lozada, de las Farc, y Sergio Cabrera, realizador de cine a quien el moderador presentó como exEPL. “No sabía que iba a estar entre tantos subversivo­s -exclamó. Pensé que el único era Lozada”.

Contó que conoció en La Habana a Timochenko quien le dijo “usted nos ha dado duro con su pluma”. “Y usted a nosotros con su plomo”, rebatió. “Prefiero la pluma al plomo”, concluyó.

Enseguida sorprendió: “yo también pertenecí a un grupo armado”. Tras el suspenso, especificó: “al Batallón Guardia Presidenci­al. Ellos no se van a desmoviliz­ar. Y a veces actúan en la legalidad”

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