Venezuela va hacia su peor crisis
La convocatoria a una Constituyente abrirá un escenario aún más funesto para la ciudadanía del país vecino, con mayor conflictividad en las calles, represión y radicalización del régimen.
Ayer el Consejo Nacional Electoral (CNE) recibió por parte del Ejecutivo el documento con la propuesta para realizar una Asamblea Nacional Constituyente. De hecho, fue el propio presidente Nicolás Maduro quien, acompañado de su esposa Cilia Flores, entregó personalmente el decreto a la rectora del ente, Tibisay Lucena. No muy lejos de allí, miles de opositores se manifestaban mientras que la Guardia Nacional Bolivariana los intentaba dispersar con gases lacrimógenos.
El futuro es incierto para los venezolanos. Mientras que la convocatoria es justificada por el chavismo como una forma de pacificar al país, la oposición alerta sobre una maniobra para asestar el golpe definitivo contra sus reclamos democráticos.
De cualquier forma, para Nelly Arenas, docente de ciencias políticas de la Universidad Central de Venezuela, esta coyuntura acentuará el uso de fuerza por parte del régimen de Maduro y la conflictividad en la nación.
Una trampa posible
¿Qué tan probable es que se dé tal escenario en Venezuela? Analistas coinciden en que se verá en el mediano plazo: “mientras la represión escala cada vez más, la decisión de Maduro de ir a una Constituyente contra el rechazo local y mundial, significa que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias mediante el control de las armas. Tendrá que aumentar esas prácticas autoritarias”, dijo Arenas.
Jesús Castillo Molleda, politólogo y docente de la Universidad del Zulia, recalcó una cifra que
es completamente diciente de la situación: “Maduro propone una Asamblea Nacional Constituyente de 500 representantes, de los que 250 pertenecerían a consejos comunales y sindicatos, y la otra mitad a los partidos políticos. La trampa es que mientras que los consejos son controlados por el Estado, la otra mitad también será disputada entre opositores y chavistas. Por tanto, está claro que el oficialismo tendría asegurada la mayoría en tal escenario”.
Señaló que el gobierno no va por los caminos debidos, ya que esta propuesta, como incluso lo hizo el chavismo en el pasado, debe ser sometida a una consulta popular para elegir a quienes representan a los ciudadanos.
Anotó que la ley no establece en cuánto tiempo el CNE debe determinar si avala el proceso y que, en consecuencia, no hay un plazo. Ahora, si se tiene en cuenta el antecedente de 1999, tomaría 8 meses. “No se sabe si el gobierno va a acelerar o retrasar todo”, agregó.
Implicaciones
En todo caso, ¿qué efectos dejaría para Venezuela el hecho de que el gobierno de Maduro decida proseguir con tal maniobra para asegurar aún más control sobre las instituciones y vulnerar la separación de poderes?
Para la profesora Arenas, la situación de elevada conflictividad y represión que esto anticipa, no duraría mucho tiempo en un país que lleva años debilitado. “Aunque pueden realizar ese proceso Constituyente a punta de represión, el problema es cuánto pueda durar en vista de la legitimidad que no tienen en distintos ámbitos de la vida nacional y ante el mundo. Yo creo que eso no es sostenible. Es muy difícil gobernar con una opinión totalmente en contra, y mucho menos intentar refundar a una nación de esa forma”.
Agregó que un elemento que también podría jugarle en contra al gobierno en ese caso, es una creciente ruptura de la izquierda, evidente en las críticas de chavistas como la fiscal general Luisa Ortega y el politólogo Nicmer Evans, entre otros. “La Constitución actual ha sido vendida por ellos como la mejor herencia que dejó Chávez, y desde ese punto de vista muy probablemente se esté formando una grieta de la cúpula chavista respecto a sus bases de apoyo. Perfectamente podría generar tensiones internas”, dijo Arenas