UN ANTÍDOTO AL POPULISMO DE EUROPA
Oscuras nubes han circulado por encima de europeos, quienes creen en un continente integrado, tolerante y abierto. Primero vino el voto británico para abandonar a la Unión Europea en junio, seguido de la elección de Donald Trump. Los nacionalistas y populistas de la derecha parecen estar a la marcha. Y los europeístas miran nerviosamente hacia adelante a una serie de elecciones en el 2017, cual- quiera de las cuales podría marcar el momento en que el proyecto europeo comenzó a desbaratarse por completo.
La primera ronda de las elecciones presidenciales de Francia, el 23 de abril, puso al candidato independiente y fervoroso apoyante de la Unión Europea,
Emmanuel Macron, por delante de Marine Le Pen del frente nacional de la extrema derecha. Las encuestas ahora favorecen a Macron para derrotar a Le Pen en la segunda ronda el domingo. Esas elecciones le siguieron a la de los Países Bajos en marzo, en las que el abiertamente islamofóbico y fervientemente euroescéptico candidato, Gerry Wilders, se desempeñó peor de lo esperado. Y en Austria en diciembre, Nor
bert Hofer, de la extrema derecha, estrechamente perdió las elecciones presidenciales con
Alexander van der Bellen, un ex líder del Partido Verde.
Teniendo en cuenta esto, muchos ahora dicen que el populismo de la derecha ha llegado a su cima, y que la Unión Europea ha retrocedido del borde del abismo de la autodestrucción.
Algo no llega a la cima hasta que ha empezado a decaer- y hasta la fecha la extrema derecha solo ha estado en ascenso. El Frente Nacional de Le Pen sumó unos 1,2 millones de votos a sus resultados de primera ronda en el 2012. El Partido de la Libertad de Wilders ahora tiene 20 curules en el parlamento holandés, una ganancia de cinco desde el 2012. El candidato anterior del partido de Hofer recibió un 15 por ciento en la última encuesta presidencial en el 2010, mientras que Hofer estuvo por encima en la primera ronda y consiguió 46 por ciento en la ronda final.
Y la influencia de la extrema derecha no se siente solo en los puestos de votación. El lenguaje despectivo, una vez impensable en una unión moldeada por sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial, es ahora algo común. El segundo partido más grande de los Países Bajos está dirigido por un hombre que ha llamado a la gente de origen marroquí “parásitos”. Los ataques violentos por parte de extremistas de la derecha están en aumento. Alemania reportó casi 10 crímenes de odio por día contra los migrantes y los refugiados en 2016.
Pero hay también mucho que celebrar para quienes creen que Europa será más segura y más próspera si los países trabajan juntos y mantienen sus puertas abiertas al mundo. Y hay lecciones que aprender. Los ganadores más grandes han sido aquellos líderes que aceptaron los valores liberales, proUnión Europea con la misma pasión y emoción que los populistas.
En los Países Bajos el Partido Verde de la Izquierda, liderado por el carismático Jesse Klaver, abiertamente aceptó la tradición holandesa de la tolerancia y la diversidad con el mismo fervor que Wilders aplicó a su odio por los musulmanes. Consecuentemente, el partido subió de cuatro curules a 14. El partido del actual primer ministro, Mark Rut
te, por otro lado, perdió ocho curules después de que hizo intentos de última hora para atraer a los votantes de Wilders con una carta abierta diciendo que los inmigrantes que no se integran deberían irse del país.
En Francia, Macron igualó el estridente Euroescepticismo y lenguaje antirrefugiados de Le Pen con una pasión sin vergüenza por la unidad continental y el multiculturalismo. Elogió a la canciller alemana Angela Merkel.
La próxima elección crucial será en Alemania en septiembre. Se pronostica que el partido Alternativa para Alemania de la extrema derecha conseguirá sus primeros puestos en el parlamento, montados en una ola de hostilidad hacia inmigrantes. Merkel ha respondido debilitando algunas de sus políticas de puertas abiertas, y ha apoyado una prohibición parcial del velo facial. La buena noticia es que el contrincante más grande de Merkel no es de la derecha sino un demócrata social: Martin
Schulz, un ex presidente del Parlamento Europeo que es aún más proUnión Europea y prorrefugiados que ella.
Todas estas elecciones no se pueden ver únicamente a través de la lente de apoyo a la Unión Europea o la política de inmigración. Pero hay un mensaje general: usted gana igualando las emociones de los nacionalistas, no consintiéndolas
Oscuras nubes han circulado por encima de europeos, quienes creen en un continente integrado, tolerante y abierto.