¿EL ARTE DE LA GUERRA?
La batalla de Gaugamela es una de las más recordadas de toda la historia. Allí se enfrentaba el ejército macedonio bajo la comandancia de Ale
jandro Magno contra el Imperio Persa bajo el mandato del rey Darío. Ese 1 de octubre del año 331 a. C. los griegos aplastaron a los persas con jugadas que luego harían parte del denominado arte de la guerra. De la batalla, además de la victoria, quedaron 40.500 muertos de ambas partes.
En el transcurso de la historia, la guerra nos ha dejado un sin número de muertos; como los más de 50 millones de víctimas mortales de la Segunda Guerra Mundial y los 35.000 muertos de la guerra del Golfo, por mencionar algunos casos.
El mundo atraviesa por va- rios conflictos; en Venezuela, el Estado no reconoce su déficit económico ni su crisis política. En Siria prima la zozobra que se expande al resto del mundo a causa del conflicto que algunos gobiernos europeos como Francia, uno de los más afectados por los ataques terroristas, y EE. UU, tienen contra el denominado Estado islámico. Al menú se le suma Corea del Norte lanzando amenazas sobre una posible guerra con armamento nuclear.
Encontrar que todas las partes implicadas solucionen el conflicto por un sendero que no sea el de la violencia es lo más difícil, la violencia termina dejando víctimas mortales, personas heridas y por si acaso, una solución, o más bien una subyugación de unos hacia otros. Pareciera que el valor de la vida, el otro próximo, se dejara de lado por la necesidad de imponer una sola mirada, una sola manera de entender la realidad, y que, en Siria, el año pasado cobró 470.000 víctimas mortales.
El arte de la guerra ha puesto sus armas sobre la palabra aumentando el ego de los líderes y de los regímenes que cuando avistan un proble-
El arte de la guerra ha puesto sus armas sobre la palabra, aumentando el ego de los líderes.
ma, solo saben amenazar con lo destructivos que pueden llegar a ser. Se ha sabido sobreponer a la no violencia de Gandhi y los diálogos pacifistas como posibles salidas a un conflicto y, por último, se ha olvidado de los perjuicios y calamidades que le pueden causar a sus sociedades.
El error es creer que el conflicto es malo y que la única forma para solucionarlo es la guerra, el arte de la guerra, que tiene un único fin: acabar con la humanidad
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