NARCOTUR
Si decidiéramos tomar el toro por los cuernos, podríamos entender y enseñar nuestra historia de otra forma para reflexionar.
Cincuenta y cinco activistas lideran el proyecto, su objetivo es hacer a los ciudadanos parte del problema y que adquieran conciencia acerca de la gravedad de la corrupción, los recorridos del Corruptour parten en un viejo autobús modificado en el que caben 27 personas, salen del Parque de Chapultepec, en Ciudad de México, dos veces en la tarde del domingo, y recorren lugares “emblemáticos” como la casa del presidente Peña Nieto, una línea del metro o la popular cadena de televisión Televisa, dos personajes ficticios ubican al espectador por medio de la audioguía, mientras en el autobús otros incentivan el debate y la discusión. Según Transparencia Internacional México ocupa el lugar 123 en materia de corrupción entre 176 países analizados. Hace tan solo un mes, los colombianos manifestamos en encuestas que hoy el principal problema del país es la corrupción y creímos que por casos como los de Odebretch y Reficar, el tema se convertiría en el protagonista de la agenda, como siempre, estábamos equivocados, la avalancha de noticias diarias, terminó por desviar nuestra atención.
Transparencia es lo que reclamamos los ciudadanos en América Latina, lo políticamente correcto ha hecho que desde hace años hayamos dejado de llamar a muchas cosas por su nombre. Creo sobre todo que un tour como el mexicano invita a además de reflexionar sobre la corrupción, a recorrer, entender y habitar esa ciudad de otra manera, además plantea la posibilidad de crear contexto y conciencia de una forma disruptiva.
Hace un mes, mientras asistía a un entierro en Jardines Montesacro, noté algo, uno de los costados de la capilla del lugar es un gran ventanal, sobre ese lado, pero en la parte exterior, está ubicada la tumba de
Pablo Escobar, mientras adentro se homenajeaba la vida y se vivía una ceremonia absolutamente íntima y conmovedora, afuera, alrededor de esa tumba, los turistas y las cámaras revoloteaban sin cesar, celebraban con morbo la vida de un demente, seguramente como parte del recorrido de uno de los toures que por la ciudad se pasea sin contexto y conciencia, reconstruyendo lugares y situaciones de su vida, y en muchos casos enalteciendo la infamia; recordé entonces la indignación que produjeron las fotos del rapero norteamericano.
En esta Medellín, que se dice innovadora, sería interesante que un grupo de sociólogos, antropólogos, historiadores, politólogos y operadores turísticos asumiera la elaboración de un guion acerca de la vida de Escobar, un guion que como en el Corruptour mexicano, nos permitiera a todos visitar esos lugares, para no olvidar, para entender, para mirarnos en un espejo en el que el reflejo impida que esta historia de ignominia se repita, si decidiéramos tomar el toro por los cuernos, podríamos entender y enseñar nuestra historia de otra forma para reflexionar, entre otras cosas, sobre el valor de la vida.
Ofendernos, prohibirlo, pretender callarlo no conducirá a nada, Escobar, como sucede con Alcapone en Chicago, son parte del ADN de la historia de nuestras ciudades, darle un giro para convertirlo en instrumento pedagógico sería un reto