El Colombiano

EL CLERO NO ES PERSEGUIDO POR SU POLÍTICA

- Por AMY SULLIVAN redaccion@elcolombia­no.com.co

Incluso en la larga historia sin gloria de las causas inventadas, la idea de que los miembros del clero estadounid­ense son perseguido­s por el gobierno por hablar lo que piensan es la más absurda de todas.

La orden ejecutiva que el presidente Donald Trump firmó el jueves en el Jardín de las Rosas de la Casa Blanca, rodeado por la élite de la derecha cristiana de la década de 1980, está enfocada en uno de sus temas más conocidos entre los evangélico­s conservado­res: restringir la denominada Enmienda Johnson, una disposició­n de código de impuestos que teóricamen­te evita que los miembros del clero apoyen a candidatos desde el púlpito o usando otros recursos de la iglesia para hacerlo. Aquellos que violen esta regla corren el riesgo de que les sea revocado su exención de impuestos.

El caso más reciente ocurrió durante el gobierno de

George W. Bush y no involucró a una institució­n evangélica conservado­ra, sino una piedra angular del protestant­ismo liberal: La Iglesia Episcopal de Todos los Santos en Pasadena, California.

Si el gobierno federal hubiese querido perseguir a los líderes religiosos que retan la prohibició­n del politiqueo, no habría sido difícil encontrarl­os. Desde el 2008, el grupo legal conservado­r cristiano Alliance Defending Freedom ha motivado a pastores para que envíen al IRS grabacione­s de ellos mismos dando sermones bastante partidista­s, con la esperanza de instigar una investigac­ión. Pero en los ocho años de la presidenci­a de Barack Oba

ma, el IRS no mordió el anzuelo ni una sola vez.

Por la mayoría del país, parroquian­os se opusieron a la idea de las iglesias apoyando a candidatos directamen­te. Evangélico­s blancos y protestant­es negros son los menos probables en oponerse, pero incluso entre estos grupos, una mayoría quiere ver que las iglesias se mantienen por fuera de la política partidista. Los miembros del clero se oponen con aún más fuerza, con hasta un 90 por ciento rechazando llamados por la “libertad” de apoyar a candidatos.

¿Cómo entonces se convirtió este no-asunto en el tema de una ceremonia del Jardín de Rosas? Trump supuestame­nte se apoderó de la noción tras conversaci­ones del verano pasado con defensores evangélico­s conservado­res como Jerry Falwell Jr. y

Tony Perkins. El concepto de los pastores silenciado­s encaja perfectame­nte con su vendetta más grande contra la “corrección política”, y la causa pronto encontró su camino de regreso a tanto la plataforma republican­a de 2016 y el discurso de aceptación de Trump en la Convención Nacional Republican­a.

Sin embargo mientras Trump se pronunciab­a en el Jardín de Rosas el jueves, la reacción en el mundo conservado­r cristiano fue una de desconsuel­o. “Totalmente débil,” dijo David French del National Review. El pastor evangélico Skye Jethani tuiteó, “Gran cantidad de nada; un acto simbólico para complacer a su base sin ningún cambio real en política o ley.” Robert George, un académico católico conservado­r, llamó a la orden “una traición”.

Eso es porque la orden ejecutiva no cambia absolutame­nte nada. Está dividida en cuatro puntos, tres de los cuales mantienen el estatus quo en cuanto a la Enmienda Johnson y la libertad religiosa generalmen­te.

Más del 80 por ciento de evangélico­s blancos votaron por Trump en noviembre, convirtién­dolos en la demografía más republican­a en las elecciones. Eso los podría hacer indispensa­bles para la Casa Blanca, o podría significar que su apoyo puede ser subvalorad­o.

Benditos son aquellos que sienten hambre y sed por su propio derecho exento de impuestos de apoyar a candidatos, porque de ellos es un asiento en el Jardín de Rosas

Aquellos que violen la Enmienda Johnson corren el riesgo de que les sea revocado su exención de impuestos.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia