El Colombiano

EL OFICIO DE DESTRUIR

- Por MAURICIO PÉREZ perezmauri­cio61@hotmail.com

“Las políticas públicas ofrecen cursos de acción para afrontar los problemas públicos, pero no suplen la capacidad ni la voluntad de los gobernante­s para seguirlos”, Mauricio Meri- no - Políticas Públicas. Una actividad en la cual nuestros politiquer­os se destacan es la de acabar con el legado del gobierno antagonist­a. Van llegando con sus aceitadas maquinaria­s y borran de un plumazo políticas públicas efectivas que se han hecho con esmero. Si bien es cierto que cada quien gobierna durante su período y puede cambiar prácticame­nte lo que se le venga en gana, y ojalá corregir, en realidad lo que hay es un esfuerzo por borrar y desacredit­ar al político “enemigo” y al final es la comunidad la que pierde.

En Antioquia está pasando eso. Se acabaron programas exitosos como El Banco de las Oportunida­des que otorgó créditos por más de $ 40.000 millones a casi 10.000 beneficiar­ios y que la actual administra­ción detuvo argumentan­do que lo revisaba. No encontró ningún problema. Era un acierto. Las cifras lo corroboran. Inclusi- ve la cartera se ha venido recuperand­o normalment­e a pesar del abandono al que lo sometió el actual gobierno. Los microempre­sarios de Antioquia perdieron un servicio invaluable para sus emprendimi­entos.

Otro programa abandonado fue Cafés Especiales. Un modelo de apoyo al caficultor y una necesidad en la búsqueda permanente de innovación en un mercado cada vez más competido. Hasta la Federación Nacional de Cafeteros lo tomó como ejemplo. Y ni qué decir de los Parques Educativos. Todas las baterías se enfilaron a desprestig­iarlo y acabarlo porque representa­ba la administra­ción anterior.

Se atacaron además obras de infraestru­ctura que se planificar­on durante varios gobiernos. Es el caso del túnel del Toyo que hace parte de la vía que conduce a Urabá. La actual administra­ción al principio lo desestimó como una inversión inútil afirmando que solo ahorraba veinte minutos en el trayecto. Toda una mentira que los estudios técnicos se encargaron de esclarecer. Ahora, al no poder acabarlo, el gobernador lo toma como un logro suyo. Bueno, no tiene nada más que mostrar y si eso garantiza que se haga, pues que se lo apropie.

Ese comportami­ento no es sino una manifestac­ión de que para muchas personas que se presentan como líderes políticos los intereses particular­es, de él y su propio grupo, están por encima de los colectivos. Un verdadero líder, visionario, construye sobre lo construido, une a la sociedad y hace que avance en conjunto.

Antioquia no va bien. Queda un mal presentimi­ento del reclamo de un diputado al secretario de Educación en plena Asamblea de 80 puestos que le habían supuestame­nte asignado. Entre el gobernador y la Asamblea Departamen­tal se acusan mutuamente por los pobres resultados a la fecha. Y para rematar, en el IDEA renuncian dos directivos. Uno de ellos en la despedida ante los funcionari­os del Instituto afirmaba que se iba para no tener que desfilar los próximos años ante la Fiscalía y la Contralorí­a y le aconsejaba al gerente ir “por el camino del bien”. ¿Un consejo despreveni­do? ¿De alguien que conoce los entresijos de lo público? Se colige que decidió salirse porque algo oscuro está pasando

Antioquia no va bien. Entre el Gobernador y la Asamblea Departamen­tal se acusan mutuamente por los pobres resultados a la fecha.

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