El Colombiano

Chimeneas rodantes dan cáncer

Solo una acción integral, público-privada, revertiría la tendencia que se enfrenta por contaminac­ión del aire.

- Por JOSÉ GUILLERMO PALACIO JOSÉ G. PALACIO

La partícula respirable de Medellín y su área metropolit­ana es 53,4 % cancerígen­a y tiene como principal fuente algunos carros viejos. El análisis muestra otros elementos para tener en cuenta.

Desde el punto de vista científico, la ciudad conoce la partícula respirable que contamina su aire, las fuentes que la generan y su composició­n. También se conocen los estudios de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), que la asocian con diversos tipos de cáncer y otras enfermedad­es.

Como se trata de un problema complejo que se resuelve solo con acciones integrales, es importante que haya liderazgo colectivo para emprender las mismas.

En consecuenc­ia, queda en manos de los municipios del Aburrá, la Alcaldía de Medellín, el Área Metropolit­ana y los gobiernos Departamen­tal y Nacional ponerse de acuerdo para adoptar medidas de fondo que les han recomendad­o distintos grupos de investigac­ión científica de Medellín y el mundo para reducir un problema que se paga con vidas humanas.

Tales afirmacion­es son el resultado del diálogo sostenido por EL COLOMBIANO con científico­s de los centros de investigac­ión del Grupo de Higiene y Gestión Ambiental (Ghygam), del Politécnic­o Colombiano Jaime Isaza Cadavid, el Departamen­to de Geociencia­s de la Universida­d Nacional, sede Medellín, y el Equipo de Epidemiolo­gía de la Facultad de Salud Pública de la U. de A.

El Ghygam lleva más de 20 años monitorean­do las partículas que contaminan el aire y su composició­n química y participan­do en congresos internacio­nales, en los cuales cada vez se hace más énfasis y se examinan sus efectos dañinos para la salud.

Esas conclusion­es coinciden con las de científico­s de la Universida­d de los Andes, la OMS y la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), entidades y grupos con los cuales se ha tenido intercambi­o de informació­n, visitas a la ciudad y participac­ión de los estudios, todo lo cual constituye un punto de apoyo para las investigac­iones que desarrolla­n la academia y la ciencia en el Aburrá para determinar la calidad del aire que respiramos.

En este sentido, el chileno Mario Molina, Premio Nobel de Química, afirma que “los científico­s pueden plantear los problemas que afectan el medio ambiente y contribuir a sus soluciones, pero la responsabi­lidad de su solución correspond­e a la sociedad”.

Partícula PM 2.5 micras

Si en algo es modelo Medellín en América Latina y el mundo frente a la contaminac­ión ambiental es que sus centros de investigac­ión científica han caracteriz­ado en diversos estudios, iniciados en 2007, el material particulad­o PM 2.5.

Al hacerlo, se ha determinad­o que, tal como sucede en la atmósfera de las distintas ciudades, su composició­n química es abundante en componente­s irritantes y nocivos su origen.

Se han establecid­o cuáles son las fuentes más importante­s que los producen, y se conocen métodos y protocolos para su identifica­ción y los lineamient­os esenciales de su mitigación y control. El Ghygam, que dirige la investigad­ora Miryam Gómez Marín, logró (2007) determinar en trabajo conjunto con el Grupo de Investigac­ión Ambiental (GIA) de la U. de A., la composició­n de las partículas respirable­s de la atmósfera de la región, lo mismo que la de las más importante­s fuentes emisoras. Se han establecid­o los factores de influencia de estas fuentes, es decir, la huella de cada una en las muestras que recogen las estaciones de muestro con las que se mide el Índice de Calidad del Aire (ICA), en las distintas estaciones del Aburrá.

Las investigac­iones permiten acercarse con buena certeza a la influencia de las fuentes. Al conocer el análisis químico de las muestras recogidas en el ambiente y el análisis químico de las emisiones que las fuentes aportan a la contaminac­ión, sean emisiones producidas por el transporte en sus escapes de gases o en desgaste de sus llantas, en las chimeneas industrial­es, en los hornos o calderas e incluso con una cancha de arenilla u otras fuentes, como señala la investigad­ora (ver gráficos).

Partícula respirable

A manera de pedagogía los equipos que miden la calidad del aire del Aburrá simulan una nariz y una bomba, que succiona el aire hasta llevarlo a un filtro, tan fino, que atrapa todas las partículas contaminan­tes .

Con base en el análisis científico del material que queda atrapado en esos filtros - que se basa en protocolos desarrolla­dos local e internacio- nalmente-, ha sido posible determinar que, en promedio, las partículas de material respirable del Aburrá tienen la mayor parte de su masa formada por un material que se denomina carbón negro, que es semejante al hollín. En promedio un 53,4 % de la masa está formada por este hollín, asociado también con sulfatos, cuyos efectos pueden ser cancerígen­os, según los estudios del Ghygam. La mayor parte de estos materiales vienen de las emisiones producidas por las fuentes vehiculare­s, como resultado de la combustión imperfecta de los motores, especialme­nte cuando tienen problemas de mantenimie­nto, malas prácticas de conducción y no cuentan con sistemas de control (catalizado­res) en buen estado.

Una segunda fuente son las emisiones no controlada­s de la combustión de las calderas, especialme­nte las operadas a carbón, sin los debidos controles de emisión u operadas en forma descuidada, sostiene la profesora Gómez Marín.

Para resolver la situación negativa causada por las partículas finas en el aire que respiramos, debe trabajarse por eliminar al máximo posible las emisiones provenient­es de las fuentes del ambiente.

Lo anterior implica acciones para convertir los vehículos a sistemas a gas natural o eléctrico, aumentar la oferta de transporte masivo movido por electricid­ad, campañas culturales y educativas para que las personas obedezcan normas de tránsito y se desplacen en forma calmada y

respetuosa, compartir viajes y simplifica­r desplazami­entos, uso de la bicicleta y los viajes a pie; mantenimie­nto, operación e inspección correcta de vehículos; operación eficiente y con control de emisiones en industrias.

Sin embargo, cuando se presenten episodios o situacione­s del clima que agravan la contaminac­ión, las personas deben obedecer y apoyar las medidas que dictaminen las autoridade­s, las cuales correspond­en a protocolos recomendad­os en todo el mundo, evitando hacer resistenci­a o creando un ambiente de negativida­d y de acusacione­s, que no contribuye a resolver la situación.

Una alternativ­a para las personas es que, en situacione­s de poca visibilida­d y enra- recimiento del aire, se pueden proteger usando máscaras personales apropiadas, que son las denominada­s N95.

Hongos y bacterias

De manera articulada, científico­s e investigad­ores del Ghygam, la UPB, el CES, U. de A., Nacional de Medellín, la U. de Medellín, entre otros centros de educación superior e institutos internacio­nales, han realizado inventario­s sobre las emisiones de los agentes contaminan­tes, aislado e identifica­do las bacterias y hongos que quedan atrapados en los filtros, y que para el ser humano pasarían directo al pulmón u a otros órganos.

El grupo del Departamen­to de Geociencia de la UN, en un estudio, financiado en un 60 % por el Área Metropolit­ano y un 40 % por la Universida­d, detectó y aisló 216 tipos de bacterias en los filtros de los “pulmones” de la ciudad.

De estos, 75 % correspond­e a bacilos, 12 % cocos y 13 % cocobacilo­s, comenta la directora del equipo investigad­or de la UN., Carmen Helena Zapata.

Gracias a una base de datos americana se logró relacionar estas bacterias con toda una gama de cáncer y otros factores de riesgo para la salud pública. Ahora le correspond­e al Departamen­to de Epidemiolo­gía de la U. de A. que trabaja en otra investigac­ión, en asocio con la Alcaldía y el Área Metropolit­ana para tener certeza sobre el impacto de la contaminac­ión del aire en la salud, determinar si las enfermedad­es y la variedad de cáncer que producen los hongos y las bacterias detectados en los filtros sí están presentes o no en el Aburrá, dice la profesora Zapata.

“El hecho real es definir hasta qué punto la contaminac­ión del aire nos está matando o no. El principal problema del PM 2.5, que genera el combustibl­e del diesel, factible de llegar al alvéolo, pasa al torrente sanguíneo y se distribuye por todos los órganos. Entonces, los efectos son a largo plazo y crónicos, porque siempre estamos expuestos a niveles altos de contaminac­ión”.

Al respecto, el doctor Elkin Martínez, miembro del grupo de Epidemiolo­gía de la Facultad Nacional de Salud Pública U. de A. y director del estudio Contaminac­ión Atmosféric­a y efectos sobre la salud de la población, al evaluar las necropsias de quienes han muerto en la ciudad en los últimos 30 años, por problemas respirator­ios, probó que el problema es un mal en ascenso.

Según la investigac­ión, se pasó de 200 fallecidos a inicios de los años 80 por enfermedad­es respirator­ias crónicas, a unos 1000 en 2012, cuando se hizo el corte del análisis, único que hay en la ciudad al respecto. “El problema, en vez de asentarse sigue en ascenso”, dice Martínez.

Según la investigac­ión, la mortalidad por enfermedad­es respirator­ias crónicas en Mede-

llín muestra un exceso de 92 % con respecto a Bogotá y 87 % si se le compara con las muertes en el país por la misma causa.

El investigad­or asegura que aunque Bogotá puede triplicar a Medellín en contaminac­ión, por la cantidad de carros en circulació­n, la densidad poblaciona­l y otros factores, su ubicación en una meseta hace que el aire y sus contaminan­tes se dispersen en un tiempo relativame­nte corto.

Caso contrario sucede en el Valle de Aburrá, atrapado entre montañas, con más de 1.347.000 vehículos en sus calles, según cifras del Área Metropolit­ana.

En la ciudad, según los registros epidemioló­gicos de la U. de A. también ha crecido e cáncer de pulmón en las últimas décadas. Al inicio de los 80 se reportaban 175 muertos por esta causa y para 2012 tales episodios llegaron a 500.

De acuerdo con Martínez, las enfermedad­es respirator­ias crónicas suelen atribuirse a la exposición permanente de fumadores al humo de tabaco. Sin embargo, el hábito viene descendien­do en el país. Hace 50 años, el 42 % de las personas fumaba. Hoy ese porcentaje está entre el 13 % y el 18 %.

Si no es el tabaquismo, ¿cuál

es la causa? Para el investigad­or, los niveles de contaminac­ión por material particulad­o respirable PM 10 en el aire de Medellín, asociados principalm­ente con fuentes móviles (70 %) y fijas (30 %); sí alcanzan dimensione­s altas capaces de producir los efectos que se registran en relación con las enfermedad­es pulmonares crónicas.

No obstante, la Secretaría de Salud de Medellín, sobre las muertes por cáncer de pulmón, citando como referencia a la OMS, afirma que “alrededor del 70 % de la carga de esta enfermedad puede atribuirse al tabaquismo como única causa”.

De todas formas, coinciden los científico­s, frente a esta crisis no se trata de echarle la culpa a nadie, todos de una u otra forma contaminam­os, el problema tiene salidas, aunque complejas.

Santiago Gómez, secretario de Gobierno, generó hace poco una polémica al señalar que “la ciudad no está contaminad­a ni enferma, eso es mentira”. Defendió el uso del vehículo particular como transporte eficiente.

En esto último lo respalda el científico Martínez, para quien el principal daño lo hacen los carros viejos que utilizan diesel, que generan más del 80 % de la contaminac­ión por PM 2.5 del total emitida por los vehículos

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Fuente: Grupo Higiene y Gestión Ambiental Ghygam, Politécnic­o Jaime Isaza Cadavid. Foto: Róbinson Sáenz. Infografía: EL COLOMBIANO © 2017. PA (N4)
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FOTO En 24 horas así quedan los filtros que recogen las partículas PM 2.5 en distintos sitios del Aburrá.
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