El Colombiano

Carlos Elliot Jr, del Otún al Mississipp­i

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El sombrero, la camisa leñadora y las botas, son una extensión de su cuerpo, sin hablar de Red Nanny, su Fender telecaster roja, una guitarra que consiguió en una tienda de empeño y que con los años y las canciones, se convirtió en su chica, su amiga, y una cómplice que lo ha llevado a recorrer muchas partes alrededor del mundo. Es de La Perla del Otún, Pereira y lo llaman el bluesman colombiano, pero nunca buscó este tipo de sonido, el blues lo encontró a él. A su vida llegó el sonido de Robert “Wolfman” Belfour y su vida se pintó de color azul. Él toca la guitarra sin pajuela, porque tiene dedos y ellos tienen toda la magia, no necesita nada más. Camina, salta, grita, saluda a la distancia mientras toca a su Red Nanny, ella sabe bien qué hacer mientras Carlos Elliot Jr vive su fiesta bluesera. Desde la escuela, muy niño, soñaba con tocar la guitarra y girar por el mundo con canciones. También quería ser pirata y parte de una tribu indígena. Tuvo banda de rocanrol, escribía canciones y armaba el plan con sus amigos para tocarlas. Al final de la primaria, ya tenía la primera banda oficial “Elliot’s Happiest Days” un proyecto que duró casi 10 años y que le regaló el seudónimo de Carlos Elliot. El junior es su nombre bluesero en Mississipp­i por su admiración a Junior Kimbrough, el guitarrist­a que le cambió la vida, y además porque su padre, sin ser músico también se llama Carlos. En sus más de tres décadas de vida, ha definido la música como su manera de vivir, como su conexión espiritual, y como la forma de sustento de su familia, y todo lo hace desde el dis- frute, desde la alegría que le da tocar las seis cuerdas y ver a la gente vibrar. Carlos Elliot Jr, no se imagina haciendo otra cosa en su vida más allá de música. Con sus canciones, ha tenido la oportunida­d de visitar Colombia, Estados Unidos, Francia, Suiza, India, China, Argentina, Canadá, Chile, Uruguay, Ecuador y Paraguay, por eso una de sus palabras de vida es “carretera”, por ese gran viaje musical que vive en sus conciertos. Él solo necesita de su guitarra y de su voz para armar una gran fiesta, no importa si no hay bajo, tampoco si hay batería o grandes instrument­aciones, si hay corazón para él todo está completo. En su película de vida, no falta su guitarra y sus canciones con historias, no falta su acorde favorito, el Mi Bemol Siete, pues descubrió que es el acorde que hace bailar. En su cabeza resuena en todo momento “You’re gonna find your mistake, la canción de Junior Kimbrough, como un mantra, como un himno, como el corazón de su guitarra. Sueña con tocar en el escenario principal del Festival Glastonbur­y, con escribir la canción impecable, la que describa por completo la mística oculta del blues, de su inspiració­n, y además, con seguir disfrutand­o las lentejas que cocina su abuela Ligia. Y él, con su sonrisa permanente, su sombrero, sus botas, su bigote espeso que se hace barba y su guitarra, sigue cumpliendo el sueño de su vida, vivir de una guitarra que se llama Red Nanny, y llevar el sonido de la Perla del Otún al territorio más musical, histórico y bluesero, el sonoro Mississipp­i.

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DIEGO LONDOÑO

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