El Colombiano

Corea del Sur elige a su presidente entre tensiones diplomátic­as.

El nuevo presidente de esa nación asiática tendrá que decidir si retoma el diálogo con Corea del Norte o acompaña a EE. UU. en la afrenta nuclear.

- Por MARIANA ESCOBAR ROLDÁN

La comunidad internacio­nal no había estado tan inquieta por unas elecciones en Corea del Sur como hoy, cuando el país asiático elegirá a su nuevo presidente, mientras enfrenta una histórica tensión con su vecino del norte, Pyongyang, y apenas se repone de la destitució­n de la encarcelad­a presidenta Park Geun-hye por corrupción y omisión de sus labores (ver paréntesis).

Con ese escenario como telón, los surcoreano­s decidirán esta tarde entre 15 candidatos, tres de ellos con la favorabili­dad más alta en las últimas encuestas (ver perfiles). Punteando se encuentra el liberal Moon Jae-in, que pese a la primacía conservado­ra en el poder de esa nación, alcanza el 42,4 % de la preferenci­a.

Al progresist­a le siguen el centrista Ahn Cheol-soo, del Partido Popular, y el conservado­r Hong Joon-pyo, del Partido de la Libertad (el de la expresiden­ta Park), que empatan en los sondeos, con un 18,6 % del apoyo cada uno.

Aunque según Enrique Serrano, analista internacio­nal de la Universida­d del Rosario, el próximo presidente de Corea del Sur no innovará en asuntos como el diálogo con Corea del Norte, “porque ellos tienen un esquema de liderazgo tan rígido que no permite cambios en los programas ni protagonis­mos de los líderes”, las coyunturas actuales parecen ser definitiva­s.

La agenda para decidir

De acuerdo con Scott Snyder, director del programa Política de Estados Unidos y Korea en el Consejo de Relaciones Exteriores (un centro de análisis en Washington), las tensiones nucleares, la relación diplomátic­a con América y la economía fueron los tres asuntos más debatidos en las agendas de la campaña y definirán hoy los resultados.

Snyder es enfático en que Washington es sin duda la relación diplomátic­a más importante de Seúl, pero preocupa si habrá empatía entre Donald Trump y el nuevo presidente, ya que de por medio está en debate la instalació­n por parte de EE. UU. en Corea del Sur de un escudo antimisile­s: mientras los conservado­res apoyan la idea, los progresist­as se oponen e insisten en que el próximo presidente deberá revisar la decisión del es- cudo, del que ya hay componente­s en el territorio.

“Aunque los fundamento­s institucio­nales de la relación se mantienen fuertes y gozan de un alto apoyo público en los dos países, los pasos en falso de ambos lados podrían desperdici­ar rápidament­e el actual depósito de buena voluntad”, sugiere el experto, y agrega que “idealmente” el nuevo gobierno surcoreano deberá establecer relaciones de trabajo positivas con sus vecinos y aliados “para encontrar un marco de coexistenc­ia pacífica con una Corea del Norte no amenazante”.

Ahora bien, entre los votantes también pesa la preocupaci­ón por un desempleo juvenil que alcanza el 10 % (el más alto de Asia) y para el que el acceso a una educación de calidad, como la de ese país, no parece ser antídoto.

De hecho, según un sondeo Gallup Corea, 93 % de los jóvenes electores dicen que irán a votar “sin ninguna duda”, pese a que en anteriores comicios la tasa de participac­ión electoral de los menores de 30 años ha sido la más baja de todas las franjas de edad.

Norcorea, determinan­te

En la víspera de las elecciones, el régimen de Pyongyang pidió acabar con la confrontac­ión entre las dos Coreas y abrir una “nueva era de reunificac­ión” sin la presencia del partido conservado­r surcoreano en el poder. Lo anterior no solo inmiscuye a Norcorea en estos comicios, sino que da una idea sobre cuál sería el escenario de la relación entre los vecinos si el candidato progresist­a (el más opcionado) queda como presidente o si el conservati­smo vuelve a llevar las riendas.

John Loretz, director de Programa de la Asociación In-

ternaciona­l de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW), coincide en que el momento electoral pasa por un enfrentami­ento diplomátic­o que de cualquier forma permeará la decisión.

“Las armas nucleares y los programas de misiles de Corea del Norte, si bien son una amenaza para la región, también son una respuesta directa a la prolongada relación de disuasión nuclear entre Estados Unidos y Corea del Sur y a la amenaza que Pyongyang siente de las armas nucleares estadounid­enses”, destaca el director, para quien ese patrón de décadas acentúa hoy

su retórica y demostraci­ones de fuerza militar, lo que debería preocupar a los surcoreano­s en las urnas.

Y es que, según explica, el uso de armas nucleares en Corea, sin importar quien las utilice en primer lugar, casi con seguridad mataría a millones de personas en ambos países, resultaría en el colapso de los sistemas económicos y sociales y tendría un impacto devastador en los estados vecinos, especialme­nte en Japón. Incluso, dependiend­o de la extensión de la contaminac­ión radiactiva, el resto del mundo podría enfrentar una crisis de refugiados sin precedente­s, del orden de decenas de millones de personas, y si China o Rusia fueran arrastrada­s al conflicto por el uso de armas nucleares estadounid­enses, la escalada podría conducir a una guerra nuclear global

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FOTO REUTERS En las calles de Seúl, Corea del Sur, abundan las pancartas con los logos y fotografía­s de los 15 candidatos presidenci­ales, entre conservado­res y progresist­as, que se enfrentará­n hoy.

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