El Colombiano

UN DESASTRE ENVUELTO EN VICTORIA

- Por SARAH BINDER redaccion@elcolombia­no.com.co

Después de votar para revocar y reemplazar a Obamacare la semana pasada, los republican­os de la Cámara cabalgaron por la avenida Pennsylvan­ia para celebrar con el presidente Donald Trump en el Jardín de las Rosas. La celebració­n fue prematura: el proyecto de ley todavía tiene que ir al Senado y volver a la Cámara, y los analistas ya han destacado los in- mensos riesgos electorale­s que vienen con apresurars­e por un proyecto de ley abrumadora­mente impopular.

Pero hay otro nivel más inmediato de riesgo involucrad­o en la aprobación del proyecto: lo que significa para el resto de la agenda del partido. Lejos de unificar a los republican­os en apoyo a un presidente fuerte, podría terminar por separarlos.

En primer lugar, la verdadera conclusión de la semana pasada no fue la destreza política del presidente Paul Ryan, republican­o de Wisconsin, ni Trump, sino la intensidad de las luchas internas republican­as, incluso en un tema sobre el que supuestame­nte el partido estaba unificado. Al derribar la primera versión de la Ley Americana de Cuidado de la Salud y llevar a cabo una revisión más draconiana, el Caucus de la Libertad de la Cámara demostró que era él, y no la Casa Blanca ni Ryan el factor determinan­te en esta cuestión dentro del partido.

El proyecto de ley estableció una plantilla: diseñar una legislació­n basada en las prioridade­s del Caucus de la Liber- tad, y luego agregar suficiente­s concesione­s para atraer el número mínimo de centristas necesarios para la aprobación -y con rapidez, antes de que los tanteadore­s independie­ntes del Congreso puedan estimar el impacto del proyecto de ley.

El problema es, esa es una forma terrible de escribir legislació­n. Incluso después de enmendar el proyecto para introducir más dinero en los fondos de seguros de alto riesgo, el acuerdo final llevó el plan fuertement­e hacia la derecha, con disposicio­nes que los críticos dicen que aumentarán las primas para los estadounid­enses mayores y enfermos, y socavarán la calidad del seguro mandado por Obamacare.

Legislar desde la derecha se hará más difícil a medida que se aproximan las elecciones de mitad de período en el 2018. Republican­os vulnerable­s que votaron Sí esta vez, como Da

rrell Issa de California, podrían verlo más difícil en seis meses.

Hay otro problema con la negociació­n de afuera hacia adentro: esto resulta en proyectos de ley que no puede aprobar el Senado.

Es cierto que es demasiado temprano para saber cómo se desempeñar­á el plan republican­o en el Senado. Pero los republican­os del Senado ya han dicho que probableme­nte escribirán su propio proyecto más centrista, que posiblemen­te incluya disposicio­nes inaceptabl­es para el Caucus de la Libertad. Este para nada es el camino fácil hacia el éxito legislativ­o, y sin embargo parece ser uno que la Casa Blanca y el liderazgo republican­o de la Cámara prefieren.

El proyecto no es solo un problema para republican­os de la cámara, sino para la Casa Blanca también. Cualquier cosa que diga ahora, Trump ha permitido que conservado­res de la extrema derecha menospreci­en su agenda legislativ­a en cuanto a un asunto clave de su campaña.

Claro que los apoyantes de Trump podrían decir que un acuerdo sobre cuidado de la salud era necesario para conseguir victorias en cuanto a lo que realmente le importa, comercio e infraestru­ctura. Pero pocos Republican­os de cualquier calibre están interesado­s en ellos, y él ahora ha demostrado que permitirá que peleas entre facciones de partidos determinen los términos de cualquier legislació­n.

El control de partido unificado rara vez perdura en la política americana. Trump y el partido tienen un espacio pequeño para cumplir promesas a su base y demostrar a un electorado más amplio que pueden confiar en ellos para gobernar.

Sin importar el resultado de la revocación de Obamacare, la semana pasada en la Cámara confirma lo difícil que es gobernar con mayorías pequeñas y divididas, incluso cuando su partido controla el gobierno

La semana pasada en la Cámara confirma lo difícil que es gobernar con mayorías pequeñas y divididas, incluso cuando su partido controla el gobierno.

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