El Colombiano

EDITORIAL

El aprovecham­iento del TLC con Estados Unidos es muy limitado. Esto hace que, a pesar de las oportunida­des comerciale­s, el balance sea poco favorable. Gobierno y empresas tienen tareas por realizar.

- ESTEBAN PARÍS

“El aprovecham­iento del TLC con Estados Unidos es muy limitado. Esto hace que, a pesar de las oportunida­des comerciale­s, el balance sea poco favorable. Gobierno y empresas tienen tareas por realizar”.

Al cumplirse cinco años de entrada en vigencia del TLC con Estados Unidos, los resultados e impactos de este en la economía colombiana no parecen ser tan contundent­es como lo predecían los estudios, ni tampoco ha resultado en el descalabro económico que proclamaro­n ciertos sectores adversos al mismo.

La realidad es que hay avances y retrocesos en materia comercial y en los otros campos que cobija el TLC.

Así, por ejemplo, la balanza comercial del país con Estados Unidos pasó de un superávit de 8.244 millones de dólares en 2012 a un déficit de 1.413 millones en 2016. En este resultado fue determinan­te la fuerte contracció­n (51,4 por ciento) de las exportacio­nes colombiana­s.

Sin embargo, se destaca el incremento del 12,3 por ciento de las ventas a ese mercado en sectores diferentes al petróleo. Estas pasaron, en el período 2012-2016, de 3.415 millones de dólares a 3.836,4 millones.

De otra parte, el Gobierno resalta el hecho de que, en los últimos cinco años, el número de empresas que exportan a Estados Unidos ha crecido un 13,0 por ciento y que los nuevos productos que se vienen exportando de manera consistent­e a esta nación son 72.

También se indica que, desde que está vigente el TLC, han sido 8.764 compañías las que han exportado algún producto a la nación del norte. De estos bienes, 356 nunca se habían colocado en este mercado.

Finalmente, en estos últimos cinco años, la inversión estadounid­ense directa en Colombia creció 41,0 por ciento hasta alcanzar la suma de 11.724 millones de dólares. Estos recursos se han dirigido a distintos sectores, como software, metalmecán­ica, agroindust­ria y turismo.

Diversos factores tanto internos como externos han afectado el desarrollo del TLC con Estados Unidos. Entre ellos están la destorcida del pxrecio del petróleo, el bajo crecimient­o de la economía estadounid­ense, los desastroso­s efectos de la enfermedad holandesa en el aparato productivo colombiano, y la baja productivi­dad y competitiv­idad de muchas actividade­s industrial­es y agrícolas.

Además de ello, hay problemas estructura­les que hacen que en Colombia no se haya generado una sólida cultura exportador­a que lleve a las empresas a sacar un mayor provecho de las oportunida­des y las evidentes ventajas que implica el TLC.

Ello, como se ha dicho en otras ocasiones en estas pági- nas editoriale­s, tiene que ver con el hecho de que la economía colombiana continúa siendo relativame­nte cerrada.

Esto hace que, de una parte, la política comercial se convierta en fuente de rentas que desestimul­an la búsqueda de oportunida­des de exportació­n. De otra, que no se generen los incentivos económicos y comerciale­s necesarios para que las empresas incorporen procesos que impulsen la innovación, la productivi­dad y la competitiv­idad.

De esta manera, la oferta exportador­a del país es poco diversific­ada y continúa limitándos­e a bienes básicos y con bajos niveles de valor agregado. Los productos con altos niveles de sofisticac­ión son la excepción en la canasta de exportació­n.

Este estado de cosas pone de presente lo importante que, para el aprovecham­iento pleno del TLC con Estados Unidos, resulta que el Gobierno finalmente se decida a poner en marcha la reforma arancelari­a que tiene engavetada.

Adicionalm­ente, se necesita que las políticas de estímulo a las exportacio­nes se muestren más eficaces y que la de desarrollo productivo se aplique de manera más contundent­e. Para ello, el compromiso y el apoyo del sector empresaria­l son fundamenta­les

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