Frantz, o hacer cine de la postguerra en blanco y negro
El actor Pierre Niney conversa de esta cinta, en la que interpreta a un antiguo soldado francés, y para la que debió aprender a tocar violín y a hablar alemán.
La película ganadora de once Premios César, que además obtuvo el galardón a la Mejor Actriz del Festival de Venecia, con 600 mil espectadores en Francia, se estrenó este fin de semana en la cartelera colombiana: Frantz.
Es una película dirigida por Francois Ozon, con un drama sumergido en el mundo de la postguerra, que cuenta con un montaje magistral, realizado en blanco y negro involucrando un lenguaje poético.
El actor Pierre Niney, el protagonista de la película francoalemana habló sobre esta experiencia cinematográfica.
¿Cuál fue su primera impresión al conocer el guion?
“Quedé atrapado en la historia y en todas las mentiras que me guiaban en la dirección equivocada. El guion nos miente mientras los personajes de la película se mienten entre ellos. Yo estaba aún más sorprendido, porque no esperaba una historia como esta de François Ozon. Me fascinó la idea de que una mentira puede ser redentora o destructiva. Me tomó un instante para que me gustara mi personaje Adrien, la historia de amor imposible y el estilo clásico del film, en el que el latente nacionalismo del periodo de la posguerra dibuja un verdadero paralelo con lo que está pasando ahora”.
¿Cómo fue el encuentro con François Ozon?
“Fue muy directa. Leímos el guion. Trabajamos juntos desde el principio. François tiene una visión muy personal, y también es muy lúcido sobre lo que funciona y lo que no. Disfruté esa primera lectura del guion. Me pareció que a pesar de su estructura formal, era muy orgánico y podía evolucionar de acuerdo con nuestras impresiones compartidas y deseos”.
¿Cómo fue el acercamiento con su personaje?
“Veo a Adrien como un joven sensitivo que ha sido quebrado por la guerra. Tuve que expresar el misterio del personaje a través de manifestaciones físicas de su estado torturado y vulnerable. Era una verdadera cuerda floja para evitar re- velar demasiado en la primera parte de la película, mientras tenía en mente el enorme trauma que había experimentado. Antes y durante el rodaje, pasé mucho tiempo estudiando las pinturas de Egon Schiele. Hay un dolor en sus retratos de hombres jóvenes que me hablaba de Adrien. El papel fue un desafío. Tuve que aprender a tocar violín, hablar alemán ¡y bailar vals! El violín fue particularmente difícil. Las tres piezas que debía tocar eran bastante complejas, y François insistió en filmar mis dos manos, el movimiento de los dedos y el arco al mismo tiempo. Trabajé intensamente con un profesor para lograr el resultado final”. “Un verdadero desafío.
me ayudó mucho. Estaba trabajando en una película antes de que comenzara el rodaje de Frantz, y cuando tenía tiempo libre en el set, escuchaba en mi iPod grabaciones que ella hizo para mí. Eso fue lo mejor. Ella tiene una encantadora voz suave y es una excelente actriz. Fue tan inspirador y perfecto para abordar un idioma que tiende a tener una mala reputación en términos de sonido y ritmo. Resultó ser un verdadero placer. Una de las escenas que más disfruté fue cuando Adrien cuenta la historia de su visita imaginada al Louvre con Frantz. Crea un fuerte vínculo entre el hombre francés y el alemán, lo cual es uno de los temas de la película”