Dilon, el maestro que lleva la batuta del paro en Chocó
La movilización, que llega hoy al tercer día, está en manos de un comité diverso que espera más voluntad del Gobierno, que busca cumplir el acuerdo de 2016.
En las últimas semanas, cuando el vicepresidente Óscar Naranjo buscó un canal para conciliar con el Chocó, lo hizo a través de Dilon Martínez, un sindicalista de vieja data que tiene los ademanes y el tono de un hombre sereno, pero que no teme hablarle con arrojo al Gobierno cuando de sus luchas se trata.
Sus peticiones son las mismas de mayo de 1987. Entonces, hace justamente 30 años, era estudiante de Idiomas de la Universidad Tecnológica del Chocó, y en un paro cívico como el que hoy toca a Quibdó, lideró la toma de la sede de Telecom durante dos días.
“El Gobierno no nos escuchaba. Queríamos, como queremos ahora, que entendieran que en pleno desarrollo había, y sigue habiendo, un departamento sin servicios públicos”, cuenta el líder, y recuerda que aunque las autoridades hicieron todo por sacarlos a la fuerza, fue solo con un acuerdo que salieron pacíficamente de las oficinas.
Y aquel ímpetu no lo heredó, brotó natural en el bachillerato, en el Armando Luna Roa de la capital chocoana, cuando siendo un campesino recién llegado del corregimiento de Campo Bonito, encabezó un movimiento para conseguir laboratorios y material escolar.
Lo logró, y esa, dice, fue su primera victoria. En ella entendió que lo que quería por el resto de sus días era usar los ojos para enfocarse en lo que le faltaba a su tierra, y las manos y la voz para buscarlo. Por eso, en la universidad no tardó en llegar a ser representante ante el Consejo Académico, secretario general del Consejo Estudiantil y, desde 1997, líder de la Unión de Maestros del Chocó, Umach.
Desde allí es que se ha consolidado Dilon: procurando mejores condiciones laborales en el magisterio, resolviendo la precariedad de la infraestructura educativa y buscando soluciones para que los docentes tengan una mejor atención en salud.
“Él mantiene el equilibrio entre el Gobierno, las EPS y los maestros. Es un intermediario frente a nuestras problemáticas”, comenta Sol María Romaña, docente del municipio de Cantón de San Pablo, sur del Chocó. “Genera sus debates con altura cuando exigimos recursos para educación de calidad y que nuestros maestros no se sigan muriendo esperan-
do que una EPS les apruebe un medicamento o una remisión”, continúa Emencia Palacios, también de la Umach.
“Nunca es suficiente”
Como coordinador del Comité Cívico por la Salvación y la Dignidad del Chocó, el grupo de líderes sociales que llamaron al paro que ayer completó dos días en ese departamento, Dilon se enfrenta a su búsqueda más ambiciosa, y la pronuncia elevando su tono pausado al igual que un caudillo:
“El Gobierno nos prometió
en agosto del año pasado, y no cumplió. Nos anunció vías pavimentadas para acceder a Medellín y a Pereira, para que los inversionistas encuentren un camino. Nos ofreció servicios públicos, un hospital de tercer nivel y la seguridad. Pedimos respeto por nuestro territorio, publicar el bendito mapa actualizado del Chocó, y eso no ha pasado”, asegura el sindicalista.
Aunque dice que con la lucha siempre se consiguen cosas en Chocó, “nunca es suficiente”, por lo que espera que en este paro cívico el Gobierno demuestre más voluntad.
Sobre eso, Dilon y el resto de miembros del Comité esperaban ayer la llegada de una nueva comisión del Gobierno, liderada por Alfonso Prada, secretario de la Presidencia, para negociar las prioridades descritas por el líder y que, según dice, solo se han cumplido en un 10 % desde la firma del acuerdo en agosto de 2016. Sin embargo, el Gobierno asegura que ha concretado 60 reuniones con los integrantes del comité y tiene destinados 24 funcionarios para atender esta problemática.
Por lo pronto, varias serán sus claves en el renovado diálogo. La primera, mantener al Comité unido: “El grupo es pluralista, involucra a organizaciones sociales, políticas y étnicas muy distintas. Hay toda clase de personas: algunos quieren imponer, otros no lo toleran, y a uno le toca no dejarse distraer, discernir qué es lo de forma y qué es lo de fondo, y mantener la mirada siempre al frente para conciliar los intereses tan disímiles que se mueven ahí”.
Lo otro será tener una relación muy a su manera con el Gobierno: “con todo el respeto, pero escéptico. Sin vacilaciones, con firmeza, exigiendo lo que estamos planteando”.
Entretanto, espera ver más voluntad antes de convencerse de lo que le dijo Naranjo en una de sus llamadas: “Lidere usted lo suyo que yo estoy movilizando al Gobierno para que se posibilite el acuerdo”