VERDAD LÍQUIDA
Soy un convencido del acierto que representa la decisión y compromiso de terminar el conflicto armado y continuar solucionando nuestras diferencias mediante la palabra. Comparto la visión estratégica de quienes han liderado el proceso y creo que esa es la mejor opción para la sociedad colombiana. En tal sentido, no me cabe duda de que avanzamos en la dirección correcta. Sin embargo, en el camino recorrido durante la fase del pos acuerdo, se han cometido un sinnúmero de errores que pueden dar al traste con tan caro y laudable propósito. Es un claro ejemplo de cómo la táctica puede destruir la estrategia y de cómo las sinuosidades de las partes des-configuran el todo.
Pareciera que los principales errores están en la poca previsión, en el pobre planeamiento, en la falta de articulación de capacidades, en la discutible gobernabilidad, en la limitada eficacia comunicativa, en la sobradez, arrogancia y triunfalismo de las Farc y, fundamentalmente, en la macabra capacidad de muchos para torcerle el cuello a la verdad. Ya no se piensa que la Patria está por encima de los partidos políticos, como lo señalara Benjamín Herrera hace más de un siglo, sino que es prioritario mantener el caudillismo de los gamonales para que nada cambie. Lo importante es engañar para triunfar, aprovechando que la verdad está en crisis. En contrario, pienso que las realidades del país nos convocan al cambio. El eminente Zygmunt Bau
man, recientemente fallecido, nos habla de la transición de una sociedad sólida, fundamentada en valores, tradiciones, contenidos y compromiso, enseñados por la religión, la ley y el consenso, hacia una sociedad líquida, donde impera la relatividad, la incertidumbre, el individualismo, la zozobra y la fragilidad de la solidaridad. Ello hace también líqui- das la modernidad y el amor. En tal contexto, así como un líquido adopta la forma del recipiente que lo contiene, el ser humano se adapta y mueve hacia una identidad versátil, inestable y flexible, según las circunstancias que le sean más convenientes. Ello contagia todos los comportamientos, incluida la verdad, que también se hace líquida para adaptarse a las conveniencias de cada coyuntura. Mentimos para validar nuestra falsa verdad.
La solidez de la ética, los valores, el carácter y el respeto a la verdad se están licuando. El calor de las pasiones está reblandeciendo nuestras conciencias. Como respuesta, Bauman nos dice que el cambio social no solo es posible sino necesario. Nuestra propuesta, desde La Paz Querida, (www.lapazquerida.com), es que ese cambio se propicie desde una ética fundamentada en la dignidad humana.
Adenda. La semana pasada La Paz Querida cumplió un año de creación. En este corto camino se ha avanzado con decisión en el proyecto de largo plazo, consistente en construir la masa crítica capaz de transformar la ética social y avanzar hacia una Colombia más equitativa, solidaria, justa y digna. Los “diálogos intergeneracionales” son una herramienta para ello