EL ÁRBOL TIENE LA CULPA
Ante la tragedia de salud pública en que se ha convertido vivir en las ciudades colombianas por culpa de los malos dirigentes que han implementado pésimos modelos de desarrollo, o por sus malos planificadores urbanos, malos combustibles, malas opciones de tecnologías eficientes de movilidad, pésimos controles a las emisiones y malos procesos de chatarrización surgen, como es habitual en la era de la desinformación populista y visual, soluciones como la siembra de un árbol. Como si la falta de un árbol hubiese sido la causa.
¿En dónde están los compromisos de los ciudadanos de cambiar sus hábitos ante las pésimas acciones que se cometen? Pero todos sí queremos tomarnos la foto sembrando un árbol. Como si esa fuese la solución ¿Quién dijo que la causa de la muerte de 15.000 personas en promedio por enfermedades respiratorias es la falta de un árbol?
Ahora, como si esto no fuera poco, esta semana me encontré en la columna de Rami
ro Velásquez Gómez, de EL CO- LOMBIANO, las dudas que dejó el estudio del Departamento de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional sobre el túnel verde de Envigado, que frena el paso del metroplús por ese corredor de la Avenida El Poblado-Envigado, pues las copas de los árboles que cubren la doble calzada dizque “contaminan”. Es decir, ahora los vivos son los culpables de que las irresponsables emisiones del tráfico vehicular que pasa por allí se queden atrapadas. Entonces “hay que talar para abrir paso al aire limpio, además porque muchos de los árboles del sector están enfermos. Hay que talar 122”.
Es decir, nuevamente el culpable es el árbol. Como dice Ramiro “¿en qué quedamos?” “Bien puedan, acaben con los árboles”. Llenar vacíos con espacios verdes sin ninguna planificación integral ni meta social es la acción más mediocre de cualquier planificador urbano. Crear una comunidad socialmente inclusiva y razonable de sus actos individuales que afectan al común es la verdadera prueba.
Es muy común que en los barrios más ricos se destinen espacios para los desarrollos ecológicos, mientras que los barrios más pobres tienen espacios verdes mal mantenidos, mal iluminados, inseguros y subutilizados, dice Kathleen Rogers, presidente de Earth Day Network para el diario británico The
Guardian. Ciudades jardines o inteligentes para todos los estratos sin distinciones, monitoreadas y mantenidas con consorcios privados es el ideal.
Nuestras ciudades o barrios merecen ser convertidas en ciudades “Jardín” o ciudades ecológicas o ciudades inteligentes o ciudades “verdes”, como comercialmente las quieran llamar, pero para eso se necesita verraquera para tomar decisiones impopulares, pues precisamente de manera mayoritaria al pueblo lo hicieron tomar las peores decisiones sin que se diera cuenta.
Los alcaldes deberán limpiar el aire y mejorar la eficiencia de la combustión de combustibles y de la movilidad con zonas libres de automóviles a gasolina o diésel y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de las fuentes y de la industria. Es decir, integrar lo mejor de lo urbano y lo rural en un solo lugar.
Las personas que viven en ambientes urbanos más verdes tienen niveles más bajos de angustia mental y niveles más altos de bienestar. De acuerdo a
The Guardian, la reciente red de autopistas para bicicletas en Copenhague han reducido los gastos médicos de los residentes y los días de enfermedad en unos 12 millones de dólares como resultado de mejoras concretas en la salud pública.
Hace 10 años se había firmado un Pacto de Mejoramiento de la Calidad del Aire en el Valle de Aburrá. Pero algo pasó. Ahora se espera que el compromiso y vigilancia de los ciudadanos que ya no pueden salir a las calles sea mayor, con las nuevas responsabilidades de los privados y el nuevo liderazgo esperado de lo público se cumplan metas mucho más estrictas, para una supervivencia en el corto, mediano y largo plazo, y donde un árbol o la falta de un árbol no tenga la culpa
Nuestras ciudades o barrios merecen ser convertidas en ciudades “Jardín” o ciudades ecológicas o ciudades inteligentes o ciudades “verdes”.