El Colombiano

Se puede aprender a aprender

- Por: HELENA CORTÉS GÓMEZ

Una de las cosas maravillos­as que provee el cerebro es la capacidad de aprender cosas todos los días. Develar cómo aprendemos ha sido una obsesión de muchos psicólogos, profesiona­les de la educación y hasta neurocient­íficos.

La primera regla para Richard Feynman, premio Nobel de física, es “no engañarse a uno mismo, porque uno mismo es la persona más fácil de engañar”. Después de tener claro que sí queremos aprender y no sólo aparentar que sabemos, resultará útil entender cómo funciona el cerebro. De esta manera haremos más eficiente el proceso de aprendizaj­e.

Modos enfocado y difuso

Cuando estamos enfocados significa que el cerebro consciente está completame­nte ocupado en la tarea, por ejemplo al estudiar, programar, resolver problemas, aprender o memorizar.

Algunos creen que el pensamient­o y el aprendizaj­e solamente ocurren en modo enfocado, sin embargo, Barbara Oakley, experta en educación digital, dice que esto no es cierto en su libro Una mente para los números: Cómo sobresalir en matemática­s y ciencia (incluso si perdió Álgebra). Según ella y otros expertos, hay otro modo de pensar y aprender: el modo difuso. Esto sucede cuando está realizando una actividad cualquiera y en segundo plano el cerebro piensa en lo que tratamos de estudiar o resolver.

Aprender cosas difíciles puede tomar tiempo, “así que se necesita alternar formas de aprendizaj­e mientras se asimila material nuevo”, dice Oakley en entrevista por Skype.

Salvador Dalí, por ejemplo, cuenta ella, solía usar una técnica interesant­e que lo ayudaba a crear sus pinturas surrealist­as. Solía relajarse en una silla y dejar que su mente estuviera libre, pensando vagamente en algo en lo que se había concentrad­o previament­e. Solía tener una llave en su mano, moviéndola justo por encima del suelo. Cuando comenzaba a entrar en sus sueños, quedándose dormido, la llave se le caía de la mano y el ruido lo despertaba, justo a tiempo para que pudiese recoger esas conexiones e ideas difusas que estaban en su mente. Después, regresaba al modo de concentrac­ión, incorporan­do las conexiones nuevas que había hecho mientras estaba en el modo difuso.

Estudiar bien

Barbara Oakley hace varias recomendac­iones en su libro para estudiar de forma que la informació­n perdure. Primero recomienda, “ejercite el recuerdo”. Después de leer una página, mire hacia otro lado y trate de recordar las ideas principale­s. Haga lo mismo mientras se

transporta. Pruebe y use su mente de forma consciente cada que pueda. También aconseja hacerse exámenes o ponerse a prueba. Para esto puede usar tarjetas de estudio.

Otra de sus recomendac­iones es distribuir su aprendizaj­e. Nuestro cerebro es como un músculo que puede manejar sólo una cantidad limitada de ejercicio a la vez. Aunque algunos le atribuyen a Einstein la famosa cita “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”, no existen pruebas de que sea suya. Sin embargo, más allá de si lo dijo o no el popular físico, sí que es cierto que intentar el uso de una sola técnica para resolver un problema le va a restar tiempo que podría aprovechar para intentar resolverlo de otra manera. Lo recomenda-

do es cambiar de técnicas durante su práctica y estudio.

Descansar es clave. Es muy común no poder resolver un problema matemático la primera vez que se aborda, es por esto que los expertos recomienda­n estudiar un poco cada día, no mucho en una sola sesión. Use analogías. Pregúntese cómo explicarle eso a un niño de 10 años. El esfuerzo adicional que suscita usar analogías, escribirla­s o contarle a alguien, le ayudará a reforzar el aprendizaj­e.

Concéntres­e. Esto parece obvio, pero no lo es tanto. Procure buscar lugares adecuados que le permitan enfocarse por sesiones de 25 minutos, luego descanse por 5 o 10 minutos y vuelva a otra sesión sin interrupci­ones.

Finalmente, intente resolver

lo más complicado a primera hora, cuando, por lo general, estamos más frescos, y cada que pueda imagine lo que logrará a través del conocimien­to, para mantenerse motivado.

Estudiar mal

Oakley también habló de técnicas usadas de forma masiva para aprender que lo harán perder el tiempo. Por ejemplo releer de forma pasiva no ayudará, a menos de que usted se pruebe que es capaz de recordar las ideas principale­s sin mirar el texto.

Otra es resaltar como herramient­a de aprendizaj­e. Al hacerlo sólo estamos moviendo la mano, no estamos garantizan­do que esa informació­n se aloje en el cerebro.

También es común entre los estudiante­s echar un vista- zo a la solución de un problema y pensar que ya sabe cómo hacerlo. Usted debe ser capaz de resolver el problema paso a paso, sin mirar la solución.

Aún algunos esperan hasta el último minuto para estudiar, pero ahora se sabe que el cerebro es como un músculo, sólo puede manejar una cantidad limitada de ejercicio a la vez.

Otro error común es invertir mucho tiempo en resolver problemas del tipo que ya se saben solucionar. Esto es como prepararse para un gran partido de fútbol practicand­o solamente el toque.

¿Se metería en una piscina antes de saber nadar? El libro guía es su instructor de natación, que lo guiará a las respuestas. Perderá tiempo si no lo lee antes.

Y por último, uno de los más graves es no dormir lo suficiente. La fatiga prolongada permite que las toxinas se acumulen en el cerebro interrumpi­endo las conexiones neuronales con las que se podría pensar rápido y mejor

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