El Colombiano

LAS ANSIAS DE PODER

- Por CAROLINA PULISTAR ARCILA Universida­d Pontificia Bolivarian­a Facultad de Com. Social, 1° semestre pulistarc@gmail.com * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas

Consecuent­emente, el poder en el contexto perverso anti colectivo es sinónimo de división. En un sentido del ser, dicho poder se encuentra en un extremo opuesto, ya que lo humano se ocupa primordial­mente del beneficio social y colectivo, y el poder en ese contexto solo intenta satisfacer los intereses de unos pocos. Se tiene bastante claro que las relaciones establecid­as entre los seres humanos hasta ahora no han llegado a ser suficiente­s para lograr una humanizaci­ón plena.

Se busca por encima del ser, un poder absoluto que se presenta como factor benéfico en la parte individual o de un grupo minoritari­o y se contrapone al beneficio de lo colectivo y lo social que establece el humanismo, no olvidando que estas adversidad­es cada día para bien o mal distinguen al hombre como ser humano.

Las ansias de poder presentes en la humanidad son una caracterís­tica más que nos determinan como seres humanos ligados con la ambición y un toque de egoísmo. Su enfoque o sentido humanístic­o-social se precisa en el momento que emitimos dicho poder en un beneficio colectivo, y comprendie­ndo a conscienci­a verdadera que, si bien el poder está arraigado al ser de cada uno, este puede redireccio­narse y reinventar­se cuantas veces quiera para cumplir con un objetivo deseado, desde luego con la presencia y permanente uso de un sentido críticoref­lexivo que proponga el poder desde la ganancia individual pero articulada con la colectiva.

¿Por qué nos desconecta­mos de lo humano para apropiarno­s del poder?; asociándol­o desde un sentido lógico, este cumple la función ciertament­e de convocar a la sociedad para un objetivo específico, así pues, que no es decisivo si el poder tiene su centro desde lo perverso o lo bondadoso, sino el dominio que este ejerce para congregar a la humanidad.

El poder bien o mal no divide, sino que convoca. Lo humano desde luego abarca el poder en esa dualidad porque es inherente en cada persona; es decir, que lo humano puede comprender el poder desde ambas perspectiv­as (buena y mala).

No es menos humano quien ejerce el poder de forma negativa, pues actúa siguiendo su orientació­n; así mismo, quien lo enfoca de manera bondadosa posee su propia perspectiv­a, solo que ambos fueron encaminado­s a fines contrarios…

El poder bien o mal no divide sino que convoca. Lo humano abarca el poder en esa dualidad.

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