El Colombiano

ÉTICA, CARÁCTER, JUSTICIA Y FELICIDAD

- Por ADELA CORTINA* redaccion@elcolombia­no.com.co

La palabra “ética” es muy hermosa. Viene de la palabra griega êthos, que significa “carácter”. Todas las personas, las institucio­nes, los pueblos, se forjan un carácter. Nacemos con un temperamen­to, pero nos vamos haciendo por repetición de actos un carácter. Y de eso trata la ética: de la forja de un buen carácter. Pero ¿qué quiere decir forjarse un buen carácter?

A lo largo de la historia dos candidatas se han ido ofreciendo como orientacio­nes para forjarse un buen carácter: justicia y felicidad. Y las dos han ido generando utopías, las utopías de la justicia y las de la felicidad. Los seres humanos nos hemos orientado muy acertadame­nte hacia crearnos un carácter en el sentido de la justicia y también en el sentido de la felicidad. Y así como las personas y las institucio­nes tienen que ser justas, las personas tienen que ser felices. Afirmaba John Rawls en Teoría de la Justicia que la justicia es una obligación de las institucio­nes y de las sociedades, de la misma manera que la verdad es una obligación de los sistemas científico­s. Una institució­n que no pretenda ser justa es ilegítima, una sociedad que no pretenda ser justa es una sociedad inhumana. Las institucio­nes y las sociedades tienen que pretender ser justas, las personas además de ser justas sueñan con ser felices. Por eso las institucio­nes han de establecer las bases de justicia indispensa­bles para que las personas puedan proyectar su felicidad como bien les parezca, siempre que no atenten contra la felicidad de los demás.

Lamentable­mente, al hilo del tiempo las utopías de la justicia han entrado en con- flicto con las de la felicidad. Y ¿ por qué? Porque la felicidad ha venido a entenderse como bienestar, como simplement­e estar bien.

Pero, como decía Scitovsky en Frustracio­nes de la Riqueza, tras hacer un análisis de estudios del bienestar, en los que se toma por índice del bienestar el número de coches y electrodom­ésticos de un país, ¿quién nos ha dicho que tener todo eso, es lo que produce la felicidad?

El gran reto del tercer milenio consistirá, a mi juicio, en diseñar una idea de felicidad que incluya, como un compo- nente ineludible, el afán de justicia. Hemos depauperad­o excesivame­nte la felicidad, la hemos dejado en elemental bienestar. Y, sin embargo, es preciso recuperar la aspiración a la felicidad. Decía Aristótele­s, hace ya veinticuat­ro siglos, que todos los seres humanos tienden a la felicidad, y hubiera sido igualmente verdad aunque no lo hubiera dicho: todos los seres humanos tienden a la felicidad, y no podemos arrojar la toalla en esto, tenemos que diseñar una idea de felicidad, que tenga como componente ineludible la justicia. Veremos la relación que guarda todo esto con los derechos humanos

* Centro de Colaboraci­ones Solidarias

Hay que diseñar una idea de felicidad que incluya el concepto de justicia.

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